El controversial presidente Donald Trump no deja de estar en el ojo de la tormenta, pero ahora no son solo por sus acciones sino por las de sus colaboradores de confianza. Miembros de la campaña electoral del ahora presidente de Estados Unidos estuvieron en contacto permanente con espías rusos durante todo el 2016, según informan este miércoles la cadena de televisión CNN y el New York Times citando a fuentes de los servicios de inteligencia de EEUU

En particular, dos personas aparecen citadas en las informaciones: el ex consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, y el ex jefe de campaña de Trump, Paul Manafort. Ambos tuvieron que dimitir de sus puestos por sus relaciones con el Kremlin. Manafort lo hizo en agosto, en plena campaña electoral, y Flynn el lunes último por la noche.

Según los aludidos medios, agencias de la inteligencia estadounidenses interceptaron comunicaciones casi al mismo tiempo en el que descubrieron que Moscú estaba tratando de entrometerse en el proceso electoral estadounidense mediante el hackeo a las cuentas de correo del Comité Nacional Demócrata. En ese momento, los investigadores del servicio secreto de EEUU trataron de averiguar si la campaña de Trump ayudó al Kremlin en su objetivo de desprestigiar a su entonces rival demócrata, Hillary Clinton.

Uno de los nombres que expuso la inteligencia estadounidense fue el de Manafort, que acabó dimitiendo que había asesorado al presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, cercano al Kremlin. El ex jefe de campaña de Trump negó las citadas conversaciones publicadas por el New York Times.

En el caso del ahora exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, los servicios de inteligencia de EEUU descubrieran que mintió sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey Kilsyak. Lo negó en repetidas ocasiones y engañó a miembros del Gobierno, como el vicepresidente Mike Pence, sobre ello. Luego aclaró que, aunque no recuerda haberlo hecho, tampoco puede afirmar con certeza que no había tratado el asunto.

Antes de dejar el poder, Barck Obama había impuesto duras sanciones a Moscú, al expulsar a 32 diplomáticos de territorio estadounidense y de cerrar dos centros vinculados a la embajada rusa en Washington. La sorpresa para muchos fue que el mandatario ruso, Vladimir Putin, no tomó ninguna acción en represalia y prefirió esperar a que asuma el mando Trump.

Por su parte y como es costumbre, el mandatario no se quedó callado y respondió. A través de su cuenta de Twitter, sostuvo que "este sinsentido de la conexión rusa es simplemente un intento de encubrir los muchos errores cometidos en la campaña perdedora de Hillary Clinton".

Además volvió a arremeter contra los medios de comunicación, descalificando a unos y alabando a otros: "Los falsos medios de comunicación se vuelven locos con sus teorías de la conspiración y odio ciego. CNN y MSNBC son imposibles de ver. Fox es genial".

Según Trump, el problema real en este asunto, más que sus vínculos con Rusia, es que "información clasificada es ilegalmente difundida por "inteligencia" como un caramelo".

Según los funcionarios citados, el FBI ha obtenido registros bancarios, registros de viajes y ha examinado de cerca a unos tres colaboradores del presidente que, como Manafort, han negado cualquier tipo de relación con el Kremlin.

El New York Times también resaltó que varias personas cercanas a Trump tienen negocios en Rusia y Ucrania y que es habitual que empresarios entren en contacto con agentes de la Inteligencia que a veces trabajan de forma encubierta en esos países.

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