En los colegios públicos de Perú, se dicta el curso de religión, una materia que consiste en la enseñanza del dogma católico. En un contexto en el que el Ministerio de Educación (Minedu) defiende el Currículo Nacional, criticado por algunos religiosos conservadores, este curso permanece sin modificaciones.

La razón de esto es el cumplimiento del Concordato, un acuerdo entre el Vaticano y el Perú firmado por Juan Pablo II y Francisco Morales Bermúdez en 1980. Uno de los artículos de este compromiso señala la obligación del Estado peruano de incluir el curso de religión católica como materia ordinaria en el Currículo.

Por ello, por más que algún ministro de Educación quiera modificar el contenido del curso de religión, disminuir las horas o quitarlo del Currículo, no podrá hacerlo. Para el investigador Ricardo Cuenca, director general del IEP, es necesaria la revisión del Concordato para que el Perú tenga independencia sobre la educación que se imparte a los niños en los colegios públicos.

En entrevista con LaMula.pe, el psicólogo social sostuvo que "el curso de religión no aporta a la idea general del perfil de este Currículo o de cualquier otro, que tiene que ver con crear a ciudadanos con capacidad crítica y reflexiva, que puedan enfrentarse al mundo, impulsar el desarrollo de un país, que traten de fortalecer la democracia".

"Creo que hay valores mucho más importantes que los católicos como para poder lograr eso", dijo Cuenca, quien señaló la necesidad de revisar ese acuerdo, "que tiene atado de manos al Estado peruano en este tema curricular".

Si bien la religión católica es la que más fieles tiene en Perú, esta es una cuestión de creencias y tiene su lugar en los templos. "La religión comienza siendo una cosa muy importante para las familias que creen en ello, pero habrán parroquias que puedan hacer catecismo. Aquellos que quieran catequizarse, lo pueden hacer en sus parroquias, pero el Estado no debería hacerlo", señala el psicólogo social.

Además, en caso el padre o madre de familia no desee que su hijo lleve el curso de religión, tiene la posibilidad de exonerarlo, pero esto implica que el alumno sea retirado del salón al momento que se dicte la materia y, como señala Cuenca, se perjudique a los alumnos al afectar sus notas en el ponderado.

El argumento de los católicos que defienden este curso es que esta religión es la más popular en nuestro país. Sin embargo, esto no se ajusta a la realidad peruana. Por ejemplo, resalta Cuenca, en algunas zonas de la selva peruana la religión predominante es la evangélica. "¿Pero que se debería hacer en ese caso? ¿Convertir el curso en ese caso en religión evangélica", se pregunta.

¿Qué salida hay entonces para que el Estado peruano tenga independencia en este aspecto de la educación? "Depende del Presidente, de la Cancillería, sentarse con los representantes del Vaticano para revisar o renovar. El convenio no debe interferir en los asuntos públicos", afirma.

El investigador del IEP señala que "lo más probable es que no se atrevan porque el gobierno es altamente conservador en muchos temas". "No tenemos Estado laico, es algo escrito en un papel", dice Cuenca.

El Estado laico es una materia pendiente para la sociedad peruana. En un contexto en el que se lucha contra la discriminación, hace falta un curso que promueva el respeto por la diversidad en todas sus formas y no seguir enseñando un dogma, que además choca con otras materias científicas.


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