Encabezando prácticamente todas las encuestas, la líder del partido ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, inició esta semana su campaña con miras a obtener la presidencia de Francia, apoyada en la coyuntura actual que muestran una tendencia hacia su propuesta tras los triunfos de Donald Trump en los Estados Unidos y de la decisión británica de retirarse de la Unión Europea.
Sin embargo, la que debió convertirse en la semana de arranque con pie derecho de la heredera de Jean-Marie Le Pen, se vio sorpresivamente opacada con dos sucesos que la hoy candidata no esperaba: la repentina fuerza que ha provocado la posibilidad de que el liberal Emmanuele Macron le dispute la Presidencia en una segunda vuelta y la condenable agresión a un periodista por parte de los agentes de seguridad que la resguardaban.
Precisamente este último hecho podría significar el antes y después en la carrera de Le Pen hacia El Elíseo, pues ha sido tomado por la opinión pública francesa como la muestra clara de lo que podría suponer un gobierno bajo su liderazgo en lo referente a la libertad de prensa y respeto a los derechos de los ciudadanos.
El pasado lunes el periodista de Le Quotidien Paul Larrouturou recogía junto a varios colegas declaraciones de Le Pen durante su visita al Salón de los Emprendedores. "Señora Le Pen, discúlpeme, ¿es verdad que contrató a su guardaespaldas, ese de ahí, como su asistente personal...?" Sin poder culminar la interrogante y sin poder llegar hasta la candidata, Larrouturou fue bruscamente apartado por dos miembros de seguridad que lo arrastraron hasta la salida en medio de amenazas de 'partirle la cara'.
Una actitud que no ha sorprendido a los franceses pues tanto el reportero como Le Quotidien han sido considerados indeseables públicamente por Le Pen. Una actitud que demuestra una clara amenaza para la libertad de expresión en caso Frente Nacional llegue al Ejecutivo galo.
En una entrevista a la cadena TF1 tras el escandaloso suceso, Larrouturou narró cómo se dieron los hechos.
"Estábamos acreditados por el Salón de los Emprendedores. Marine Le Pen llega, los periodistas hacen sus preguntas, yo le hago la mía. Y entonces un hombre me agarra por el cuello del jersey".
El video muestra como inmediatamente es apartado de forma violenta por uno de los agentes ante sus gritos de reclamo. "Suélteme, suélteme".
"Esperamos pacientemente durante cinco minutos a que ella termine de hablar (...) y nos damos cuenta de que el hombre detrás de ella es Thierry Legiér, su guardaespaldas, que habría disfrutado de un empleo ficticio en el Parlamento Europeo. Termina y le hago la pregunta".
"¡Suéltenme! ¿Están locos o qué? No pueden impedirme hacer una pregunta", reclamó mientras era golpeado y sacado a la fuerza del recinto, a lo que los empleados lo acusaban de haber "agredido a agentes de Policía". ¿Con una pregunta?
Pese a que Larrouturou intentó volver a ingresar y buscó demostrar que estaba acreditado, fue echado del lugar nuevamente de forma violenta, on agresiones que esta vez alcanzaron incluso a su camarógrafo. "Habla otra vez así y te juro que te meto. Te parto la cara. Lo resolvemos como hombres", amenazaron los guardias.
La denuncia a la que el periodista se refiere puso a la luz pública que Legiér cobró a cargo del Parlamento Europeo como si fuese asesor de Le Pen, cuando realmente trabajaba en Francia. Asimismo su jefa de Gabinete, Catherine Griset, cobró por otro trabajo ficticio en dicho legislativo. Le Pen se ha negado a devolver de forma voluntaria los más de 300 mil euros que suponen los salarios de ambos personajes alegando que se trata de una campaña en su contra.
Desde el Frente Nacional, sin embargo, lejos de pedir disculpas por la agresión a los periodistas han buscado marcar distancia señalando que la responsabilidad recae en la empresa contratada para la seguridad del local, la misma que ha señalado que todo fue producto del 'calor del momento'.
"El hombre que da la orden para que nos echen trabaja para el Frente Nacional. Nos lo ha confirmado el Salón. El problema no son los empujones, que estamos acostumbrados. El problema es que un servicio de orden obedezca a una organización política, el Frente Nacional", explicó Larrouturou.
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