El próximo 20 de enero, Barack Obama dejará la presidencia de Estados Unidos y le entregará el bastón de mando a Donald Trump. Para pronunciar su último discurso como mandatario del país más poderoso del mundo, Obama volvió a Chicago, el lugar donde empezó su carrera política.
En su discurso de despedida, Obama agradeció a los estadounidenses por haberle hecho un mejor hombre y mejor mandatario durante estos últimos ocho años, ante la ovación de las más de 200, 000 personas presentes en el centro de convenciones McCormick Place de Chicago.
Además, Obama resaltó que EEUU es ahora un lugar "mejor y más fuerte" que cuando llegó al poder en 2009 y atribuyó este logro a los ciudadanos. "Ustedes fueron el cambio", dijo.
Sin embargo, reconoció que el racismo sigue vivo en su país. "Después de mi elección, se habló mucho de un Estados Unidos posracial. Esa visión, aunque bienintencionada, nunca fue realista. Porque la raza sigue siendo una fuerza potente y a menudo divisoria en nuestra sociedad", afirmó.
Por otro lado, Obama presumió de que ninguna organización terrorista extranjera ha logrado ejecutar un atentado en el país durante sus ocho años de gobierno.
"Aunque Boston, Orlando o San Bernardino nos recuerdan lo peligrosa que puede ser la radicalización, nuestros agentes están más atentos y son más efectivos que nunca", dijo.
El presidente de EEUU también se refirió a la transferencia de gobierno con Donald Trump. "Depende de todos nosotros asegurarnos de que nuestro Gobierno pueda ayudarnos a acometer los muchos desafíos que todavía enfrentamos", afirmó.
En ese sentido, resaltó que "todos" los ciudadanos deben ser "guardianes" de la democracia: "Nuestra democracia se ve amenazada si la damos por sentada".
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