Los resultados de la prueba PISA 2015 han sido recibidos con entusiasmo y optimismo de parte políticos, especialistas en educación y un sector de la ciudadanía, por habernos alejados del último puesto en comparación con otros países. Esto ha conllevado a titulares en medios y afirmaciones sobre si sentirnos alegres o tristes tras conocérselos.

Aparte de algunas afirmaciones subjetivas, está el uso de los resultados de la prueba PISA. Estamos en medio de una interpelación al ministro de Educación y de una hipotética censura contra Jaime Saavedra, y esta subida en los puestos de los rubros evaluados (ciencia, matemática, lectura) viene siendo usado por sectores políticos opuestos, para argumentar si Saavedra debe quedarse o no en el cargo.

Tal es el contexto, que un congresista, con un nivel de argumentación que quisiéramos no ver jamás en el Congreso, dijo que los resultados son un psicosocial de este gobierno.

Si bien estos resultados siempre han sido politizados -como siempre lo han sido-, los hechos demuestran que esta mejora viene siendo un largo proceso que data desde el 2000. Así lo demuestra la investigación América Latina después de PISA, lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015), de Axel Rivas.

Desde el 2000, el Perú no ha dejado de aumentar puntos en los resultados de las pruebas de PISA. A pesar de que no logra aún superar a otros países de la región, el informe contextualiza: los países de América Latina estudiados también se encuentran en los últimos puestos, por ejemplo, en los resultados del PISA 2013, si los comparamos con los resultados de otros países más desarrollados y con un mayor PBI.

Como sostiene Rivas en el reporte, estos, como otros datos, permiten dimensionar los resultados de PISA en relación con los contextos sociales y económicos de los países. Sucede que en medios es más fácil generar reacciones en los potenciales lectores con titulares tipo 'último puesto', 'estamos mal', pero jamás poniendo en contexto. ¿Es un hecho que estemos en los últimos puestos? Sí, pero no nos explican por qué y menos aun por qué hemos venido mejorando en los resultados.

Continuidad de mejoras

Lea Sulmont, consultora en temas de Educación, en conversación con LaMula.pe contó que la evaluación PISA 2015 nos muestra que estamos mejorando. "Hay que tomar estos datos como puntos de comparación con nosotros mismos, pero también para vernos con respecto al mundo. Hay que perder miedo a mirarse", dijo. Asimismo esta prueba mira una parte de la educación, y no al sistema educativo completo, aclaró.

Lo que debería promover esta noticia, nos dice Sulmont, es la reflexión sobre cómo seguir mejorando en esos resultados. Hay que proseguir con la formación de los docentes e innovar metodologías de enseñanza adaptadas a nuestro país, "hay que contextualizar los aprendizajes y preparar a los docentes para la diversidad", nos dice.

Por ejemplo, en el rubro de ciencias, en el cual el Perú quedó en el puesto 63, el pensamiento científico se termina por consolidar a los 12 años, y no a los 15 años de edad, que es la edad de los jóvenes a quienes se les realiza la prueba PISA.

Para desarrollar ello es necesario "dejar que el niño sea autónomo, explore sus posibilidades y que el profesor cree los espacios para facilitar eso".

foto: lamula.pe / christopher curay

Brechas

Para Sulmont las razones por las que el Perú se ha encontrado en los últimos puestos en los test de PISA durante los últimos años son, entre otras cosas, por el abandono de la primera infancia, los casos de desnutrición grave, niñas y niños que no acceden tempranamente a la escuela, así como la ausencia de condiciones para que ellos sean estimulados.

No hay que olvidar, asimismo, las desigualdades educativas en los resultados entre las zonas rurales y las urbanas, así como la diferencia de género. Por ejemplo, por qué las niñas tienen resultados en matemática más bajos que los niños.

Por último, la también directora de la carrera de gestión educativa y pedagógica de la UPC consideró necesario que exista "continuidad en los procesos de gestión", ya que los procesos de reforma educativa requieren tiempo.


(Foto de cabecera: Andina)


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