Ayer fue presentado en el Perú el informe América Latina después de PISA, lecciones aprendidas de la educación en siete países (2000-2015), del investigador Axel Rivas. En la conferencia de presentación, que se realizó en el auditorio del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), se sostuvo algo que se ha venido soslayando de manera radical, aproximadamente desde diciembre de 2013, cuando por esos días apareció la noticia que informaba que el Perú se encontraba en el último puesto en los resultados de la prueba PISA

Lo que nos dice al respecto este estudio publicado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), y que tomó un año y medio en producirlo, es que si se sitúa al Perú en el contexto socioeconómico de la región, y en comparación con otras políticas educativas entre los países estudiados, nuestro país ha tenido mejoras remarcables en materia educativa durante el periodo 2000-2015, y que demuestran algunas tendencias crecientes y positivas.

Para ejemplificar lo dicho, veamos algunos de los gráficos que el libro presenta:

Desde el 2000, el Perú no ha dejado de aumentar puntos en los resultados de las pruebas de PISA. A pesar de que no logra aún superar a otros países de la región, cabe contextualizar lo siguiente: los países de América Latina estudiados también se encuentran en los últimos puestos, por ejemplo, en los resultados del PISA 2013, si los comparamos con los resultados de otros países más desarrollados y con un mayor PBI. Y es que, como sostiene Rivas en el informe, estos, como otros datos, permiten dimensionar los resultados de PISA en relación con los contextos sociales y económicos de los países.

En conversación con LaMula.pe, el también investigador principal de CIPPEC, Axel Rivas, opinó sobre los potenciales efectos negativos de hacer cobertura de temas educativos con cierto simplismo, por ejemplo en términos únicamente de ser "últimos puestos".

"A veces hay una tendencia a buscar lo negativo, a destacar en pocas palabras lo que es muy complejo y lo que requiere un poco más de explicación. A veces la síntesis hace más daño que el no conocer (...) y también a veces el efecto de tanta visión negativa de los resultados educativos hace daño a los propios docentes, que son los que están en las aulas. Es muy peyorativo hacia ellos. Y no se reconoce, por ejemplo, en los procesos de mejora que los profesores tienen un rol muy importante"

También vale resaltar, porque impacta en la gobernabilidad de la educación en el país, es que entre 1990 y 2015 el Perú ha tenido 21 ministros de Educación, casi uno por año, y ello implica que con la llegada de un ministro a la cartera, viene también un cambio de personal y directivos, situación que no ayuda a la estrategia de continuidad de una política pública. Mencionamos esto porque, como nos dice Rivas, el principal agente de hacer que funcionen y den resultados las políticas de educación es el Estado.

"Creo que también debe ser compartida [la responsabilidad] por todos los poderes públicos, las unidades regionales que tienen responsabilidad local y por las propias personas de la sociedad. Muchas veces ven desde afuera los problemas educativos, pero hay que involucrarse, participar, discutir"

Y si comparamos América Latina con otros sectores mundiales, vemos que nuestra región ha tenido una tendencia de "avances promisorios" no solo en PISA, sino también en el acceso al nivel secundario, como vemos en el siguiente gráfico:

La escolarización -proporcionar a quienes corresponda la educación obligatoria- en el periodo estudiado en el libro, muestra avances significativos, también en escolarización de la infancia.

El libro de Rivas evidencia que el Perú sí ha mejorado su calidad educativa, dentro del periodo de estudio. Y aunque a veces cierta cobertura mediática o cierta opinión no especializada hace ver al sistema educativo en el país como una estructura que se dirige a un polo eminentemente negativo, las evidencias que otorgan este tipo de investigaciones dan esperanzas (de que se debe seguir trabajando y estudiando lo que ocurre integral y multidimensionalmente), además de mayores puntos de referencia para considerar los efectos de políticas educativas.

de izquierda a derecha: el autor de libro e investigador, axel rivas; el presidente del consejo nacional de educación, hugo diaz ; el Jefe de la Oficina de Seguimiento y Evaluación Estratégica del minedu, daniel atavitarte; investigadora principal de grade, maría balarín.

Si bien el examen de PISA no es un reflejo exacto de lo que ocurre dentro de las escuelas, Rivas sostiene que existen algunas hipótesis que explican esta mejoras significativas. Una de ellas es de carácter socioeconómico: el Perú, de los países estudiados, fue el país que más crecimiento económico desarrolló, además tuvo una reducción notable de la pobreza extrema. Asimismo, las condiciones sociales de un niño nacido en 1986, quien dio la prueba de PISA en 2001, no son las mismas de un chico de 1997, quien dio la prueba en el 2012.

Otra hipótesis que el estudio pergeña es de carácter sistémico: acorde con el crecimiento económico, hubo más recursos para invertir en educación, lo que conllevó, por ejemplo, a sistematizar la alimentación escolar, a la mejora de las herramientas pedagógicas que las escuelas brindan, así como la mejora de infraestructura, salarios, etc.

En la síntesis de los resultados por países, aparte de los aspectos positivos de las tendencias de mejora de la calidad educativa en el Perú, se lee una crítica que hace referencia a una brecha social que sigue afectando la justicia educativa a nivel nacional:

"En cuanto a la equidad en los resultados, se observan indicadores preocupantes. Perú era en 2009 el país con mayor segregación social entre escuelas de todos los participantes ese año en la prueba PISA y fue el único país de los siete analizados que tuvo un incremento de la brecha de resultados entre los cuartiles de menor y mayor nivel socioeconómico. Esto indica que el país logró mejorar los resultados de calidad, pero a costa de aumentar su desigualdad"

Esta crítica hace eco a un estudio citado en el mismo libro realizado por  Martín Benavides, Juan León y Manuel Etesse en el 2014, titulado "Desigualdades educativas y segregación en el sistema educativo peruano. Una mirada comparativa de las pruebas PISA 2000 y 2009". En él se explica cómo el nivel socioeconómico tiene un impacto sobre el rendimiento escolar de los chicos. También se evidencia en dicho estudio que en el Perú, a pesar de no haber desarrollado un alto grado de desigualdad social, sí existe, paradójicamente, un mayor grado de desigualdad educativa vinculada al nivel socioeconómico.

Al respecto, la investigadora principal de GRADE, María Balarín, al comentar el libro de Rivas en la misma presentación, afirmó que lo peor no son los resultados de las pruebas de PISA, sino la segregación educativa patente en nuestra sociedad, y que resalta aún más si la comparamos con la región. Si bien el Perú aumentó y mejoró sus resultados en pruebas como en el TERCE y el SERCE tomados por la UNESCO, lo hizo a costa de la desigualdad, y es por allí, según ella, por donde debe moverse el debate educativo, ya que está pasando por alto esta problemática.

Por su parte Rivas cree que, en aras de la equidad educativa en el país, deberían existir pruebas que la midan para poder intervenir si fuese necesario -y todo parece indicar que es necesario-, ya que es algo que el Estado no parece estar midiendo ni corrigiendo. Una de las recomendaciones más ambiciosa del autor al respecto de la justicia educativa en el Perú, fue pensar una gran transformación de los presupuestos públicos en pro del sistema educativo nacional, ya que estos han venido siendo estructurados sobre la base de realidades históricas que han cambiado radicalmente y que lo siguen haciendo.


Si quieres leer el libro puedes acceder a este enlace para ello.



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