El premio Nobel de Literatura para Bob Dylan (1941, Duluth, Minnesota) ha sido una sorpresa para muchos y cuestionado por otros pocos. Lo cierto es que el galardón para el legendario cantautor estadounidense está más que justificado, por varias razones, que las explican otros dos artistas: Joaquín Sabina y José Luis Perales.

Antes, un apunte. Tras años siendo un improbable candidato, como tantos otros, Dylan finalmente fue reconocido "por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense", según la Academia Sueca, pero además porque fue un esencial catalizador de la revolución cultural de los sesenta, por lo que sus letras marcaron a varias generaciones. O visto de otra manera, es un triunfo generacional, porque a partir de Dylan, el concepto de canción popular en el siglo XX cambió y para bien, porque le dio una dimensión poética a la música cantada. 

"Dylan es el mejor poeta de América y de la lengua inglesa actual y también el que más ha influido en varias generaciones. Así que en cierto modo me atrevería a decir que el galardón llega tarde", sostiene Sabina en una columna que escribió para el diario español El País. "La dicha es, por suerte, buena: el gesto de la Academia Sueca hace que todos los que nos dedicamos a dignificar las palabras en el pop nos sintamos premiados con él".

Además señaló que el mundo de la música "ha quedado elevado a la categoría de alta cultura" por el reconocimiento a su célebre colega estadounidense, a quien califica como un "poeta torrencial" y un "maestro del caos".

La obra de Dylan es tan extensa e influyente, incluso para 'monstruos' como los Beatles, los Rolling Stones o Bruce Springsteen, que trasciende los linderos de la música. Prueba de ello es que en 2008 ganó el premio Pulitzer, otorgado por la Universidad de Columbia, el Washington Post, el New York Times y la agencia Reuters, "por su profundo impacto en la música y la cultura popular americana, gracias al poder poético de sus composiciones". Un año antes, en 2007, se hizo con el premio Príncipe de Asturias de las Artes por ser el "faro de una generación que soñó con cambiar el mundo".

Así, el Nobel de Literatura parece una consecuencia natural, la cereza en el pastel que faltaba, un galardón que no debe sorprender a nadie, salvo al propio Dylan, que hasta ahora se ha mostrado indiferente ante el anuncio de la Academia Sueca, que tampoco ha podido ubicarlo. De hecho, Dylan dio un concierto este jueves por la noche en Las Vegas, y solo se limitó a hacer lo suyo: cantar y encandilar. No hizo ningún comentario sobre su premio Nobel, según periodistas que asistieron.

Perales también lo cree así:

"La literatura no es solo para los literatos oficiales y en el caso de Bob Dylan su obra es suficientemente extensa como para que se le tenga en cuenta, independientemente de que sea músico o no. Lo que debe contar es lo que se escribe y lo que escribe él me parece meritorio para conseguir el premio. No hay nada qué objetar".

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