Algunos trascendidos de la prensa mexicana apuntan a que en una reunión poco antes de la presentación de su cuarto informe de gobierno, se le aconsejó al presidente de México, Enrique Peña Nieto, brindar una entrevista a la periodista Carmen Aristegui y que esta posibilidad fue rechazada de plano por los miembros de su equipo.
Sin embargo, la sorpresa ha sido aún mayor estos días al ver al mandatario sentarse frente al también periodista Carlos Marin para someterse a un interrogatorio del que no solo salió mal parado, sino que lo mantuvo en un nivel de alteración que siempre busca controlar.
Y es que si se buscó que Peña Nieto no estuviera frente a frente ante la incisiva Aristegui, quizá no esperaban el lenguaje subido de tono de Marin, quien le increpó el no haber mostrado "el sentimiento de la nación" mexicana al recibir al candidato presidencial a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump.
Con frases como "ese miserable se vomitó en su casa", "Trump vino a chamaquearlo", o que "su posición pública no debió dejar dudas el reclamo por la dignidad de la nación", el periodista se 'despachó' con el jefe de Estado que cuenta con los niveles de aprobación más bajos en lo que va de su mandato, y que tras su encuentro con el magnate parecen descender aún más.
Lo más curioso fue ver la insistencia de Peña Nieto para defender su decisión, la misma que ha sido duramente criticada por sus compatriotas, pese a que señaló que asume "el costo que ha representado este tema con la responsabilidad que significa ser el jefe del Estado mexicano, el responsable de cuidar a México y a los mexicanos; por eso esta decisión, sé que fue difícil, porque aquí no había más que dos opciones: la del diálogo o francamente la del enfrentamiento, la estridencia y contestar con insultos, y eso a lo mejor me haría muy popular acá, en México".
Aquí solo las mejores partes:
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