Finalmente el Consejo de Estado francés decidió este viernes invalidar el decreto municipal de Villeneuve Loubet, en la Costa Azul, que prohibía el uso del denominado 'burkini'. Un mandato que es de suma importancia porque sería el primer paso para que otros municipios que tendrían disposiciones similares, hagan lo mismo y permitan que sean las mujeres las que decidan que usar independientemente de su cultura.

Pero la prohibición y la polémica lejos de afectar la idea que se tenía de la prenda la ha reforzado, tal y como lo demuestra el incremento en 200% en su venta a través de Internet.

"Nuestras ventas se han incrementado. Lo que muestra que aunque prohíban y rechacen el burkini, eso no quiere decir que una mujer dejará de usarlo", aseguró esta semana para BBCMundo la diseñadora Aheda Zanetti, creadora de este tipo de ropa de baño.

Zanetti, que nació en Líbano pero vive desde hace 47 años en Australia, explicó que con su trabajo solo buscó unir culturas dando comodidad y permitiendo la inclusión de mujeres musulmanas en tipos de actividades que hasta hace poco les resultaba impensables.

"Diseñé el burkini porque quería juntar a las culturas pero lo que ha pasado en Francia es todo lo contrario: está dividiendo a las culturas y está negando un estilo de vida sano para las mujeres (...) Cuando crecí, me di cuenta de que me estaba perdiendo mucho del estilo de vida australiano, la vida de sus playas, porque no tenía una vestimenta adecuada para las actividades en las que yo quería participar (...) no quería que le ocurriera lo mismo a las mujeres de las próximas generaciones. Quería tener la libertad de poder elegir lo que quería hacer y lo que quería ponerme".

La diseñadora, que se inspiró viendo jugar a su sobrina jugando netball con un hijab tradicional, aclaró que no solo las mujeres musulmanas han optado por usar el ya famoso 'burkini', sino que varias mujeres occidentales le han encontrado utilidad.

"Lo usan las mujeres blancas que tienen o han tenido cáncer de piel y no quieren exponerse al sol, lo usan católicas y judías y mujeres que simplemente quieren protegerse la piel". 

Aunque está totalmente orgullosa de su cultura, sin embargo no obligaría a nadie, ni a sus propias hijas, a usar algo con lo cual no se sientan libres y cómodas.

"Quería que mis niñas crecieran teniendo esa libertad de elección (...) y que a la vez pudieran integrarse a la cultura en la que estaban viviendo (...) No me importa si quieren usar un bikini o un burkini. Es su decisión. Lo importante es poderse integrar a la cultura donde viven". 

Pese a ello no puede evitar ocultar su tristeza y enfado por los estigmas que desde incluso autoridades se hacen contra el Islam. Sin ir muy lejos el alcalde de Cannes calificó a a prenda como "otro símbolo de opresión de la mujer musulmana", una opinión que Zanetti considera "ignorante".

"Me entristece que, una vez más, las mujeres musulmanas están siendo castigadas por algo que está totalmente malentendido (...) El burkini no simboliza al islam, ni a ninguna religión. Lo que simboliza es la decisión de una mujer de usar algo modesto para poder nadar y participar en actividades deportivas (...) Una mujer debe tener el derecho de elegir qué ponerse o qué no ponerse y nadie debe juzgarla si ella elige usar un burkini o un bikini".

foto: jason reed/reuters


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