El Consejo de Estado francés, la máxima instancia administrativa del país, invalidó este viernes el decreto municipal de Villeneuve Loubet, en la Costa Azul, que había prohibido en sus playas el burkini y toda prenda que "no se ajuste a las buenas costumbres y el laicismo".

Se trata de un primer paso hacia el respeto de la diversidad y las libertades de las mujeres musulmanas, que gracias a esta prenda tienen acceso a deportes y actividades que antes le eran imposibles.

Es una decisión era muy esperada en Francia, porque sienta jurisprudencia en la treintena de municipios, que desde principios de agosto aprobaron decretos similares para vetar el bañador islámico, que cubre todo el cuerpo de la mujer, en un contexto marcado por los atentados yihadistas en Niza y en Normandía de julio último.

Policías obligan a una mujer musulmana a quitarse su bañador en una playa de niza.

"Esperamos que sea el final de una polémica, una polémica esencialmente política", dijo a la salida de la audiencia Patrice Spinosi, abogado de la Liga de Derechos Humanos (LDH), que había recurrido esa norma municipal contra el burkini.

Sin embargo, el Consejo de Estado no cerró del todo las puertas que evitar que las alcaldías sigan respaldando medidas de este tipo, al dejar abierta la posibilidad al veto si es que las autoridades consideran que el burkini amenaza el orden público, lo cual se presta a muchas interpretaciones.

De hecho,  Pierre Vivoni, alcalde socialista de la localidad corsa de Sisco, que prohibió el burkini luego de una pelea entre jóvenes corsos y familias de origen magrebí, advirtió esto en la cadena BFM TV: "Si la tensión se mantiene alta, no lo derogaré porque el Consejo (de Estado) no me lo solicita personalmente".

Además, el Gobierno descarta promover una legislación específica de carácter nacional, en un contexto en el que no ha mantenido una posición unánime sobre las iniciativas locales para vetar el bañador islámico.

Así, mientras el primer ministro, Manuel Valls, respalda el veto, la titular de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, considera que la prohibición constituye "una deriva peligrosa para la cohesión nacional".

En tanto, la oposición de derechas pide al Ejecutivo medidas concretas y adelanta propuestas como la del expresidente conservador y candidato a las primarias de Los Republicanos, Nicolas Sarkozy, que aboga por prohibir todo signo religioso en la escuela, la universidad, la Administración y las empresas.

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