Hace dos años Joan Alfaro pintaba alejado de las galerías, no se complicaba y vendía sus cuadros por internet. Desde Cajamarca, sin una visibilidad artística local, los personajes de Joan viajaban a través de las redes hasta los ojos de forasteros cautivados por el trazo y color de su obra. Alfaro, desde entonces ya invitaba a sumergirse en aquél mundo donde sus creaciones oníricas, envolvían con naturaleza el espíritu de quien se encuentra extraviado en momentos de persistente melancolía. El trazo del aquél entonces joven artífice colorista, es ahora el estilo atribuido con nombre y apellido al artista cajamarquino representante de la “Marca Perú”, reconocido como uno de los pintores modernos más importantes de la escena.
sublimación de ensueño

Solo han pasado dos años, “pero parecen miles” dice Joan, desde la primera vez que conversamos, una vez más vía skype porque como lo dijo entonces y lo mantiene hasta ahora, vive en Cajamarca y no está en sus planes mudarse a Lima, aunque su arte ya resida en la capital tras una conquista instantánea y efervescente. “El mundo onírico de Joan Alfaro” es el nombre de la muestra permanente que se exhibe en el espacio Residencia de Miraflores y en la cual se despliega el talento de Joan Alfaro tras una significativa evolución artística, en realidad “más emocional que técnica”, dice Joan que concibió estos cuadros sin saber que los exhibiría. Cada uno como resultado del más íntimo proceso de duelo, una prueba de adaptación para él y su familia. “Hablando con Sofía –mi esposa, le pregunté cómo hubiera sido todo si nuestra hija siguiera aquí. Decidí trabajar en eso, hacer tangible ese amor”.

Joan en su taller. foto: Josh Rojas.

Si bien siempre existió cierta mágica nostalgia en su obra, ese espíritu onírico evolucionó a raíz de la experiencia con Amelíe, su hija. “Me oculté en la pintura”, dice Joan que años atrás solo retrataba a músicos, ancianos o diversas imágenes femeninas en actitudes fantásticas y formas estilizadas donde el color irradiaba las cualidades de su ciudad y su gente. Durante ese tiempo jugaba a diseñar nuevos proyectos, bocetos en papel que nunca concretaba, imágenes de sueños que él o su esposa se contaban, “Sofía me decía cómo veía a nuestra hija en sus sueños y yo intentaba recrearlos”. Pero fue recién después de tres años y con el nacimiento de se segundo hijo Elliot, que Joan encontró la fuerza para traspasar al lienzo aquellas niñas de ojos grandes boceteadas tras oníricos destellos de color. 

En ese momento Joan no pensaba en exponer, solo “quise explotar mi situación personal con mi entorno andino”, comenta de aquella serie de imágenes que, más allá del color y la forma, incluso de la melancolía, cautivan con una esencia pura a la que no se puede ser indiferente. El mundo onírico de Joan Alfaro “es una muestra muy personal” que ahora se exhibe gracias a Juan Pablo Zolezzi, a quien conoció por internet, “alguien a quién le interesó mi trabajo, que incluso me compró un cuadro y que se animó a mover mi arte en Lima. Yo no lo hubiese logrado solo”. A tres meses de conocerse –solo vía online, porque en persona lo hicieron una semana antes de la inauguración– Joan Alfaro ya estaba exponiendo en Lima. Fue su estilo –entre acrílico y óleo– que también maduró en su proceso y le trajo otra visibilidad artística lo que capturó a Zolezzi “que ahora hace de mis ojos en Lima, yo me dedico a pintar en Cajamarca mientras todo sucede allá”.

Muestra de grabados Joan Alfaro en Westin Lima.

la realidad sin camuflaje

Lo que está sucediendo aquí, no es solo que Joan Alfaro acaba de inaugurar una exposición oficial permanente, además hizo un conversatorio y visita guiada donde cada asistente -a sala llena- fue cautivado cuadro a cuadro. Dio entrevistas a diversos medios y colocó sus grabados en distintos puntos de venta. No solo los coleccionistas o la crítica remarca la importancia de este sobresaliente artista nacional, también es reconocido por PROMPERÚ como embajador de la Marca Perú y su trabajo se incluye en el libro “40 Selected Peruvian Contemporary Artists" del Museum of the Americas de Miami. Cada vez más clientes, ya no solo virtuales y también más seguidores en su fanpage. Joan Alfaro ha invadido Lima y está en camino hacer lo mismo con el mundo, a puro trazo colorido de talento y verdad.  

JOAN ALFARO EN CONVERSATORIO ACERCA DE SU OBRA. (RESIDENCIA COWORKING, MIRAFLORES.)

Con la gran escala de visibilidad que Joan tiene ahora, asegura que “más que nunca debo seguir educando mi trabajo. Si bien siempre me aburro rápido, son procesos naturales e inmediatos porque pinto todo el tiempo, constantemente. Por una necesidad plástica y una necesidad familiar también, pero si me propongo evolucionar y no quedarme en la réplica, solo viendo lo comercial y tratando de vender, entonces seguiré construyendo personajes que se gestan entre la realidad y el sueño. Como lo hice ahora con la muestra en Residencia, dar vida a través de la pintura, esta vez en honor a los ojos de mi hija”, comenta Joan y agrega que está preparando otra muestra para el mes de Noviembre, también en Lima, “será una menos personal y más de identidad, cultural andino”, concluye. Joan Alfaro pasó, con gran mérito, de la invisibilidad al primer plano: un encuadre que realza una propuesta para no perder de vista. A seguirlo.

(Foto de portada: Josh Rojas.)