La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien se encuentra suspendida desde mayo, ha decidido asistir al Senado en la última fase del juicio que le puede costar el cargo, por lo que será ella misma la que realice su defensa ante dicho poder.
La última fase del proceso comenzará el próximo 25 de agosto y se prevé que durará entre tres y cinco días, aunque los detalles del trámite serán definidos en una reunión que mismo mantienen los presidentes del Senado, Renán Calheiros, y del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandoswki.
El juicio político contra Rousseff fue instaurado en el Senado el pasado 12 de mayo y hasta ahora la mandataria, suspendida de todas sus funciones desde esa fecha, había declinado el derecho a presentar su defensa personalmente.
Rousseff ha sido representada en todas las audiencias por su abogado y exministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, quien ha insistido una y otra vez en que el proceso es "ilegal" y carece de "sustentación jurídica".
El último martes la mandataria divulgó la denominada "Carta a los Brasileños", en la que volvió a negar los cargos formulados en su contra, que se refieren a diversas irregularidades fiscales y en el manejo de los presupuestos.
En ese documento, ha insistido en su inocencia y anunciado que, en caso de que fuera absuelta y recuperase el cargo, promoverá la realización de un plebiscito para adelantar las elecciones previstas para octubre de 2018.
"Brasil vive uno de los momentos más dramáticos de su historia" y la solución para la "grave crisis política y económica" del país "pasa por el voto popular, en unas elecciones directas", dice el documento divulgado por la mandataria.
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