La ratificación de Jaime Saavedra Chanduvi como ministro de Educación garantiza que la inversión pública en el sector continuará en aumento durante el siguiente quinquenio, sostuvo Grover Pango, integrante del Consejo Nacional de Educación

El ministro Saavedra y el propio presidente electo han manifestado que seguirán avanzando en la asignación presupuestal para el sector Educación, para llegar algún día al 6% del PBI. Pero no porque haya más plata los resultados van a ser mejores, no es un asunto automático, debe haber capacidad de ejecución presupuestal”, apuntó Pango para la agencia de noticias Andina.

Esta debe ser la primera vez en la historia del país en que un ministro pasa de un gobierno a otro, la continuidad es algo inusual en el Perú y hace falta que se practique en algunos casos específicos como este”.  

Sobre ello, cabe mencionar que entre 1990 y el 2016 el Perú ha tenido 21 ministros de Educación, casi uno por año, y ello implica que con la llegada de un ministro a la cartera, viene también un cambio de personal y directivos, situación que no ayuda a la estrategia de continuidad de una política pública. Desde cierta perspectiva, la reconsideración en la cartera de Educación es positiva.

Sin embargo, en este momento, Saavedra tendrá que enfrentarse de lleno a uno de los aspectos por los cuales ha sido muy criticado, una situación que ya no podrá alagar más: la disminuida porción presupuestal focalizada en los maestros.

Ellos no solo han protestado -en distintas regiones- semanas atrás por la información de la ratificación de la cabeza del Minedu en el próximo gobierno, sino por los casos de irregularidades y corrupción en las Ugeles, que no han sido supervisadas adecuadamente y que el Semáforo Escuela no ha podido detectar. En ese sentido la descentralización y las responsabilidades de los gobiernos regionales y locales debe estar en ese debate.

Los gremios docentes han denunciado además que la inversión presupuestal beneficia fuertemente a programas de acompañamiento y de aprendizajes (por ejemplo PELA, Jornada Escolar Completa, Colegios de Alto Rendimiento COAR, Maestros Mi Perú), en los que los profesores reciben un mayor sueldo que los profesores experimentados.

Otro aspecto crítico es la alta inversión por alumno en los COAR en comparación con los estudiantes de la secundaria de la educación básica regular (EBR). Esto nos habla de cierta inequidad de oportunidades -debido a todos los servicios adicionales y tecnología que disponen los Colegios de Alto Rendimiento, y no las escuelas con EBR-:una elitización (una corriente influenciada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) de la educación escolar que apuesta por reforzar la competividad -los primeros puestos de tercero, cuarto y quinto de secundaria de escuelas públicas no ingresan automáticamente a un COAR, sino que tienen que postular y competir entre ellos-. En el Perú este modelo del tracking debe ser puesto en debate y reconsideración.

Asimismo, la prensa que genera el Minedu sobre las implementaciones en la EBR urbana, supera a la prensa que corresponde a los casos en los que las brechas y desigualdades han sido y son más constantes -donde se debería trabajar más y mejor aun-: la falta de infraestructura -una de las razones por las que habría dejado la cartera la exministra Salas-, en especial en las zonas rurales: la implementación de políticas y medidas que cesen de descuidar la vida y aprendizajes de sus alumnos, así como la de sus docentes; sin discriminar por ingresos económicos, accesibilidad, cultura, género. En aras de la justicia educativa, esto debería ser tratado con urgencia, y debería ser una oportunidad para que el Ministerio de Educación aprenda a comunicar sus éxitos sobre lo conseguido en esas zonas.


(Foto: Andina)


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