La tensión y protestas en EEUU por la violencia policial no ceden. La noche del sábado, unas 200 personas fueron detenidas y cinco agentes resultaron heridos leves durante las manifestaciones en varias ciudades del país, tras las recientes muertes de afroamericanos a manos de uniformados blancos.

La mayor tensión se vivió en Saint Paul (Minesota), donde la Policía y los manifestantes chocaron durante las varias horas que duró el bloqueo de una autopista, con 50 detenidos.

Manifestantes bloquean un vía.  AP

La Policía local uso bombas de humo y gas lacrimógeno para dispersar la concentración e informó de que al menos 5 de sus agentes resultaron heridos leves porque los manifestantes les lanzaron material pirotécnico, piedras y botellas.

A poca distancia del lugar de la protesta murió el miércoles el joven negro Philando Castile, asesinado por un policía que le había pedido detener su vehículo por una infracción de tráfico.

Su muerte fue el desencadenante de las protestas raciales de esta semana, junto a la de Alton Sterling, un hombre negro al que dos policías blancos dispararon el martes a quemarropa cuando ya lo tenían reducido en el suelo en Baton Rouge (Luisiana).

Precisamente en Baton Rouge se registró anoche el mayor número de detenciones, 125, entre ellas la de DeRay Mckesson, uno de los líderes más conocidos del movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas de los negros importan"), mientras retransmitía en directo la protesta por las redes sociales.

DeRay Mckesson durante su arresto en baton rouge.

En San Antonio (Texas), la Policía local interroga a un sospechoso de haber disparado contra su sede, aunque no hubo heridos y el edificio apenas resultó dañado.

En la ciudad de Nueva York las protestas se tornaron tensas en algunos momentos y la noche se saldó con 20 detenciones, mientras que en la capital, Washington DC, centenares de personas protestaron sin ningún incidente.

En Chicago hubo tres detenciones, mientras que en otras ciudades del país como Atlanta o Miami las protestas discurrieron sin sobresaltos.

En Dallas (Texas), donde el jueves un exsoldado asesinó a cinco policías e hirió a nueve personas, se produjo una falsa alarma a última hora de la tarde del sábado que obligó a extremar la seguridad en la sede de la Policía local.

Los agentes confirmaron que no había ningún sospechoso en el garaje de su sede y negaron las informaciones de que alguien había disparado contra el edificio.

La matanza de Dallas, que bañó de sangre una protesta pacífica contra la violencia policial, no ha frenado las marchas contra los abusos de los agentes a las minorías.

El movimiento "Black Lives Matter" sigue en la calle pidiendo justicia, después de que el viernes condenó el ataque, se desmarcó completamente de cualquier tipo de violencia y recordó que su misión es precisamente "llamar al fin de la violencia, no a su escalada".

El viernes por la noche 77 personas fueron detenidas durante las protestas que se celebraron en 18 ciudades, la mayoría, 74, ocurrieron en Rochester (Nueva York), donde se registraron enfrentamientos entre policías y manifestantes.

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