Una de las posibilidades que brinda el nuevo vuelco de 'vladivideos' que ha realizado el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) es ser testigos -aparte de las reuniones que mantenía Vladimiro Montesinos con distintos políticos, empresarios y generales- de eventos entre protocolares e íntimos como la celebración de su cumpleaños número 53 organizada por Julio Salazar Monroe, entonces jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y ahora condenado a 35 años de prisión por violación de los derechos humanos. 

El video que ahora tiene el nombre Vladivideo 160A, grabado en las instalaciones del SIN en 1998, permite observar de cerca el tipo de relaciones que mantenían los más altos cargos de las Fuerzas Armadas del país. 

El discurso de Salazar Monroe, lleno de pomposidad, revela una inquietante necesidad de ser agradecido. Mientras el discurso de 'el doc', su eficacia para saber brindar esas palabras que todos los que están a su cargo desean oír. Particularmente inquietante resulta cómo el tiempo ha hecho que muchas de las afirmaciones que se dan en ese momento han cambiado totalmente su sentido. Antes eran ejemplos de eficacia; hoy, ejemplos de corrupción. 

Como es propio de finales de la década del noventa, la grabación cuenta con efectos muy similares al del Power Point y al inicio tiene de fondo musical un concierto para violín de Bach. 

Se ve la llegada de los invitados para luego dirigirse a una especie de salón de eventos donde está preparado un almuerzo. Montesinos tiene el detalle de saludar, mesa por mesa, uno a uno, y luego se sienta en la mesa de honor flanqueado por el ministro de Defensa, del Interior, el presidente del Comando Conjunto y los comandantes generales del Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea, así como el director general de la Policía Nacional, el presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar y el jefe del SIN, Salazar Monroe. 

Salazar Monroe toma la palabra, agradece "el gran honor" para compartir "el sentir de todos los presentes" y dar "mi emocionado saludo". E inicia con una empalagosa redundancia : 

"Mi emocionado saludo a quien en el día de hoy está cumpliendo un año más. El día de hoy celebramos su día jubilar porque un día como hoy vio la luz del día y fue la oportunidad para que Don Vladimiro Montesinos Torres tenga una vida fructífera llena de muchos parabienes para que todos nosotros disfrutemos de ellos".

Y continúa: 

"Sería ocioso referirme a sus cualidades intelectuales y profesionales y hablar de otras cualidades que muchos otros aquí presentes conocemos". 

Mientras tanto, Montesinos, siempre con la ceja izquierda levantada, barre con su mirada a todos los invitados de lado a lado. Solo cuando Salazar Monroe dice "y otras cualidades que muchos otros aquí presentes conocemos", su ceja da un salto. No, no todos conocían sus "otras cualidades". 

Sigue:

"No quiero dejar pasar la oportunidad para decir que el don de la amistad que cultiva el doctor Montesinos es lo que nosotros más apreciamos y valoramos".  

Luego, cierra deseándole un “sin número de felicidades” y pidiéndole a Dios que le de salud y bienestar “para complacencia” de todos los presentes. 

“Todos somos testigos presenciales de que tu aporte, tu dedicación y esfuerzo lo pones al servicio de nuestro instituto, nuestro Servicio de Inteligencia Nacional y, por qué no decirlo, de nuestra querida patria”. 

De pronto, Salazar Monroe hace evidente que las denuncias y cuestionamientos a Montesinos ya eran conocidos. Él los llama "ataques y calumnias". 

“A pesar de los ataques y las calumnias que todos rechazamos, somos conocedores de tu propio valor y decisión para que tu trabajo y aporte sea conocido y valorado”.

Para finalizar se le entrega a Montesinos un plato condecorativo que él, en vez de mostrarlo, entrega inmediatamente a su ayudante para que se lo lleve. Brindan con pisco sour. 

Montesinos toma la palabra e inicia agradeciendo a las demás autoridades haber logrado hacer del SIN un organismo "moderno, eficiente y respetado" y "capaz de ser la herramienta que ayude a la toma de decisiones de nuestro presidente de la República”. Ahora se sabe todo lo que conllevaba lograr ser esa "herramienta". 

Durante su discurso lleno de lugares comunes continuamente hace mención al "esfuerzo", las "luchas enfrentadas", las "victorias" conseguidas y al "respaldo del presidente". Y en un momento hace mención a "los más olvidados" que representan el resto de apoyo que tiene el trabajo que llevan realizando de esta manera: 

"Los más olvidados de siempre, de los que aún sin tener nada que dar, ayer no más entregaron sus vidas para derrotar al enemigo interno y que frente a las acechanzas de nuestro frente interno son los primeros en decir presente en la hora de la lucha. Ellos, que representan la amplia mayoría de los numerosos peruanos, no saben de encuestas amañadas. Ellos ahora son sordos a los cantos de sirenas porque los traficantes de la política siempre los engañaron".

Luego plantea como sus principales objetivos eliminar varios males por los cuales, al contrario, él mismo ha sido acusado y en otros casos condenado:  

“La lucha frontal contra el narcotráfico y la corrupción y la derrota definitiva de la violencia subversiva y la nueva misión de enfrentar la delincuencia común que se ha convertido en una grave amenaza para la paz y la tranquilidad ciudadana son los mayores retos de hoy". 

Así lo escuchan: 

Luego los aplausos y nuevamente un brindis. 

La grabación muestra parte del almuerzo y luego hace un corte para dar paso a la presentación de una cantante invitada que le dará un final que sabe a augurio. 

"Tengan todos muy buenas tardes, amigos de la FAP, del Ejército, La Marina y la Guardi Civil, ¿no?, la PNP", saluda al final de la primera canción la cantante. "Qué horror, hasta aquí los veo", se ríe. En la mesa de honor todos aplauden con las manos a la altura del pecho. Montesinos lo hace con las manos apoyadas en la mesa, con poca gracia. 

La invitada se acerca a Montesinos: 

"Permítame estrecharle la mano. Espero que cumpla muchos años más", le dice. Montesinos la mira directamente a los ojos y le suelta la mano. "Solo lo conocía por los periódicos y las referencias". Montesinos toma asiento entre las risas de los invitados. 

La cantante cuenta que ha trabajado varias veces para los miembros de Ejercito y pregunta por Julio (se refiere a Salazar Monroe, el jefe del SIN) y lo busca en la mesa. "Ehhhhhh, cómo estás", le dice cuando lo ubica y lo jala de la mano para que le de un beso. 

"Quiero mucho a la policía", continua, "sobre todo a fines de mes cuando me dan mi pensión". Todos se ríen.  "Cualquier cosa hablan con él, mi promotor, aquí el general Julio".

"Doctor, ¿seguimos o nos vamos?", pregunta. "Sigan", se ríe Montesinos.  Y la invitada cierra con la canción 'Huellas', de Eva Ayllón: 

"Sabes que aun hasta hoy
disfruto de tus huellas  
aunque has dejado el fruto 
de tus primaveras  
Sigues siendo mio 
sigo siendo tuya  
porque has impregnado en mí 
tus huellas"

Aquí el video completo: 

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