El Premio Goldman, el más prestigioso en materia de defensa al medio ambiente, ha puesto con más fuerza a Máxima Acuña y la lucha que encarna ante los ojos del mundo. La llamada 'dama de la laguna' es una líder, ya nadie puede ponerlo en duda. Y parte de ese posicionamiento como referente en la lucha de derechos lo comparte con Mirtha Vásquez, su abogada, la mujer con la que ha luchado codo a codo por obtener justicia. 

LaMula.pe conversó con Mirtha tras la reunión que el último lunes sostuvo Máxima con el Defensor del Pueblo, Eduardo Vega. En dicho encuentro pudo exponer al detalle la situación por la que atraviesa la familia Chaupe Acuña frente al caso que los enfrenta a la minera Yanacocha y obtener el compromiso de esta institución que vela por los derechos de los ciudadanos para tomar acciones concretas. 

Mirtha es una mujer serena. Está obligada a serlo para darle el soporte suficiente a una Máxima Acuña que suele quebrarse agotada por lo que vive desde hace cinco años. Sin embargo, la abogada nos lo aclara desde el primer minuto: es Máxima la que muchas veces le da la fuerza necesaria para seguir luchando.

¿Cuál es la sensación con la que se quedan tras reunirse con el Defensor del Pueblo? ¿Es importante haber sido escuchadas a este nivel institucional?

Nos vamos con un sensación de esperanza. La Defensoría del Pueblo es una de las instituciones con mayor legitimidad de nuestro país y sabemos del trabajo serio que hacen. Creemos que cuando ellos quieren involucrarse, lo hacen de manera seria, objetiva. Hoy hemos podido discutir con ellos cosas fundamentales, y se han comprometido a involucrarse no solamente de manera indirecta mirando las normas que están en vigencia, sino a intervenir de manera directa mirando qué pasa en los procesos, emitiendo opiniones legales. Eso me parece importantísimo porque gran parte de la justicia en nuestro país depende mucho de cuánto hagamos incidencia y le hagamos ver a los jueces lo importante que es fallar los casos con objetividad, mirando los asuntos de derechos fundamentales. En esto creemos que sin duda la Defensoría va a aportar.

Apenas pisaron nuevamente el Perú, tras recibir el Premio Goldman, Máxima se vio obligada a denunciar un nuevo ataque contra su vivienda. Ese comunicado en el que Yanacocha asegura que nunca ha molestado a Máxima supongo que les cayó como un mazazo.

La propia Máxima tenía claro que la empresa podía reaccionar mal contra ella. De hecho en Estados Unidos se movió mucha gente para bloquearnos entrevistas. Sabíamos que algo nos esperaba aquí, fue como una señal clara de que la empresa nos está declarando la guerra abiertamente. Eso de minimizar el tema diciendo que este es solo una asunto de litigio de tierras, que ellos son 'los buenos' que han dejado que Máxima permanezca en el lugar y que además 'nunca' la han perturbado, es un acto de extenso cinismo, que además viene cargado de toda una sensación de impunidad. Ellos sienten que nadie les va a decir nada, que no hay ninguna autoridad ni alguien que contradiga su palabra. Es una clara muestra de que la empresa no está mirando estos temas de manera reflexiva, sino que va a insistir en esta postura y va a profundizar la estrategia que ha tenido con el caso de Máxima: una no racional ni dialogante, sino en la que se impone el poder y la fuerza. 

Después de tantos años de enfrentamiento cada vez reciben nuevos argumentos para insistir en que Máxima no está sobre un terreno que le pertenece. ¿Cómo los calificaría?

Ilógicos, fuera de toda racionalidad. Siempre he creído que una de las partes que peor funciona en la empresa es la parte legal porque son grupos y grupos de abogados, no tienen uno solo sino a bufetes completos. Todos están siempre mirando el caso con esa visión tecnicista y buscando, como el abogado común, la treta, la argucia. En nuestro país estamos acostumbrados a que el derecho siempre sea manipulado y en eso son expertos los abogados de la empresa.

"Estas personas han depositado su confianza en mí. Ellos luchan con su vida y yo debo luchar a su mismo nivel".

¿Nunca se plantearon rendirse?

Yo he sido la defensa legal de Máxima pero ella siempre me enseña cómo hacerla. Para mí es un experiencia impresionante trabajar con una persona como ella porque siempre te da lecciones medulares. Yo reconozco que en algún momento hablé con toda la familia y les dije "¿saben qué haría en su lugar? proteger mi vida. Las personas a veces sí podemos hacer cosas importantes que plantean transformaciones pero, ¿no les parece que a veces es más importante la vida?" Se los dije porque me sobrecogía ver cómo estaban tan expuestos y firmes en seguir luchando. Esto a mí a veces me plantea una responsabilidad ética, me digo ¿qué hago? ¿Los animo a seguir peleando? Yo puedo hacerlo, pero eso es exponerlos más, por eso se los planteé. Les dije "yo estoy dispuesta a seguir litigando aunque nos enfrentemos a un poder terrible, pero siempre y cuando ustedes estén conscientes de lo que implica, del riesgo. ¿Sabes qué me dijo Máxima? "Doctora, hemos entrado a esto y hay que luchar hasta el final, porque no podemos dejar que ellos se queden satisfechos con doblegarnos, con imponer el poder. Si hoy lo hacen con nosotros, siempre lo van a hacer con otros". Para mí fue como una lección para no rendirse. 

¿Y es realmente difícil enfrentarse a ese poder?

A mí me ha costado mucho desde la parte legal. Litigar contra ellos no es fácil, ha sido todo un reto. Me siento como Máxima que dice que es una pulga frente a un elefante. Cuando entrábamos en las audiencias, íbamos de un lado como acusados Máxima y yo, y del otro lado eran tres filas de abogados. A mí sí me ha dado temor pero caí en cuenta que estas personas han depositado su confianza en mí. Ellos luchan con su vida y yo debo luchar a su mismo nivel. Tengo que hacerlo entonces con todas las armas con las que cuento y hacerlo juntos. 

Queda claro entonces que ninguna de las dos tiene la mínima intención de dar la batalla perdida...

Hasta ahora a veces nos reímos porque Máxima siempre anda diciendo cosas muy interesantes. El otro día, durante el viaje a Estados Unidos, me dijo "doctora, la primera vez que entraron a mi casa un policía se acercó y me dijo 'no te metas con ellos, sal de este terreno, ándate. Ellos son un elefante, tú eres una pulga'. Sí, pero no contaban con que la pulga se podía prender de la oreja del elefante y no dejarla más. La pulga friega, ¿no?". Eso es lo que somos, ahí seguimos luchando porque entendemos que más allá de que sea una cuestión de derechos, de justicia, es una lección de vida. Como Máxima siempre dice, "que aprendan que los pobres también tenemos dignidad y sabemos luchar".

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