Esta mañana a través de su cuenta en Facebook, el periodista y escritor Rafo León dio cuenta con detalles, del proceso judicial al que enfrenta tras una demanda por difamación interpuesta por la exeditora de El Comercio, Martha Meier Miró Quesada.
El inicio del conflicto se remonta a junio de 2014, cuando Meier escribió para el decano una editorial contra la entonces alcaldesa de Lima Susana Villarán. Un texto criticado desde varios sectores y que llevó al exalcalde de Villa El Salvador Michel Azcueta, a escribir una carta abierta a la periodista pidiéndole que se disculpe públicamente con una autoridad democráticamente elegida.
"Tiene usted derecho a criticarla y hasta oculta, como lo hace, cualquier aspecto positivo de la gestión de Susana Villarán, pero considero que no tiene ningún derecho a insultar ni a despreciar a una persona, a ninguna persona".
A dicho pedido se sumó León, que unos días después a través de su columna en Caretas, daría su opinión, con la ironía que lo caracteriza, sobre la forma en que Meier se refería a Villarán. ¿El resultado? Una demanda por supuesta difamación que verá su fin el próximo tres de mayo, cuando han pasado casi diez meses desde que la jueza a cargo escuchara los alegatos de defensa del escritor y su abogado.
LaMula.pe conversó con Rafo León horas después de publicar el texto que ya ha sido replicado por varios periodistas en muestra de apoyo y solidaridad, así como de advertencia a una situación que podría sentar un mal precedente respecto a la libertad de expresión en el país.
¿Le tomó de sorpresa una demanda como esta?¿Estar ante el riesgo de prisión efectiva?
Me tomó de sorpresa la denuncia al margen del contenido de la misma. El hecho de que una periodista denuncie a un periodista por difamación ya es una cosa bastante absurda. Sobre todo el tenor de la denuncia que no tiene ni pies ni cabeza. En una primera versión simplemente se reutilizaba palabras mías para que la señora se victimice y en una segunda versión se incluye aquello de que yo soy nada menos que el responsable de que la hayan sacado de El Comercio. ¿Te puedes imaginar? Ojalá yo tuviera ese poder. Felizmente lo que sí tengo es un excelente abogado, Roberto Pereira, que es el que más sabe de estas cosas en el Perú. Pero es una situación extremadamente incómoda y no solamente por mí, quiero que eso quede bien claro, esto nos pone a todos los periodistas a la arbitrariedad de otros y se sienta un precedente muy negativo.
¿Hasta esta citación para la lectura de sentencia, el proceso se había llevado con normalidad?
Todo bien hasta el momento después de que nos presentamos mi abogado y yo a hacer nuestro descargo. Pero luego pasó y pasó el tiempo y no ocurrió nada. Se trata de un caso bastante simple, en el que no hay que recurrir a pruebas ni recurrir a testigos, se trataba simplemente de que con la lectura de los dos documentos la jueza se hiciera una idea y dictara sentencia. Pero diez meses para eso a mí me da que pensar, es un tiempo en el que perfectamente podrían haber jugado todo tipo de procesiones.
¿Luego de la presentación de alegatos no hubo ninguna citación más ni un intento de conciliación con la señora Meier?
Absolutamente nada.
¿Cuál sería el precedente que se sentaría de llegar a ser condenado?
Ir contra la corriente de lo que ocurre en la legislación mundial en el supuesto delito de difamación. Salvo en Venezuela o Ecuador, se está eliminando este supuesto delito de los códigos penales y aquí tenemos el caso muy arbitrario de una periodista que entabla una denuncia, es acogida por el Poder Judicial y la jueza me condena. Acá al parecer hay una especie de desconocimiento del problema. De procedimiento, por los diez meses que han demorado y finalmente la incomprensión de lo que es la libertad de expresión, porque mi nota lo que hacía era simple y llanamente opinar. Si por opinar un periodista puede ir preso, nos fregamos.
"Ponte en mi caso, es una situación extremadamente molesta, la presión es enorme. A mí personalmente no me gusta estar expuesto públicamente por una cosa tan conflictiva, pero no puedo dejar de hacerlo, no solo por mí, sino por los colegas. Cualquiera puede verse expuesto a una situación como esta". (Rafo León)
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