¿Efecto COP21? Pareciera que sí. JPMorgan Chase, uno de los mayores bancos del mundo, va a cortar la financiación directa a todas las nuevas minas de carbón y centrales térmicas de carbón de los países desarrollados.

Durante la conferencia climática que se llevó a cabo en diciembre pasado en París se habló mucho de una economía descarbonizada, esto es menos dependiente del carbón. Hubo debates, reseñas de experiencias exitosas, proyectos alternativos, e incluso comentarios favorables de bancos de inversión estadounidenses y europeos. 

En ese marco, el banco estadounidense ha incluido los proyectos de carbón junto al trabajo infantil en una lista de transacciones prohibidas en la nueva versión de su política medioambiental y social publicada en su página de Internet.

"Pensamos que el sector de los servicios financieros tiene un papel importante por desempeñar a medida que los gobiernos implementen políticas para combatir el cambio climático", explica la entidad.

JPMorgan es uno de los diez mayores financiadores de plantas de carbón, y los límites previos que imponía a la financiación del mineral se limitaban a operaciones polémicas como la explotación minera de las cumbres de las montañas, en las que se eliminan grandes partes de una montaña o de su cresta para extraer carbón.

El banco mantendrá las relaciones con las mineras que producen una amplia variedad de materias primas, entre ellas el carbón, pero no financiará proyectos específicos para explotar nuevas minas del mineral negro. Asimismo, evitará financiar nuevas centrales térmicas de carbón en más de 30 países con altos ingresos de la OCDE. 

La decisión llega en un momento en el que la industria del carbón afronta un panorama desalentador ante el desplome de los precios de las materias primas, la caída del valor de las acciones de los productores y la quiebra de algunas mineras estadounidenses conocidas, como Walter Energy y Alpha Natural Resources.

Hablan los ecologistas 

Grupos ecologistas estadounidenses señalaron que la decisión de JPMorgan es un paso significativo. "Es el primer cambio de calado en materia de política al que asistimos tras el acuerdo de París", dijo Ben Collins, un activista a favor del medio ambiente del grupo de defensa Rainforest Action Network, reporta el diario británico Financial Times

Para los activistas ecologistas, esta decisión reflejaría un alejamiento de la financiación del carbón, considerado el combustible más contaminante.

Mientras tanto, los inversionistas han empezado a presentar resoluciones de los accionistas a las grandes energéticas estadounidenses, instándoles a que expliquen cómo planean competir en una economía global que se aleja de los combustibles fósiles. 

"Estas resoluciones son una señal importante de que el mundo está cambiando hacia una economía global basada en la energía limpia y en las bajas emisiones, y que las compañías de combustibles fósiles tienen que estar preparadas", declaró Mindy Lubber, presidenta de la ONG Ceres, organización que procura soluciones de negocio sostenibles para construir una economía global saludable.

Los accionistas quieren que compañías como ExxonMobil y Chevron comprueben la solvencia de sus planes de negocio frente al objetivo fijado en la COP21 para reducir la contaminación por CO2 y limitar el aumento de la temperatura global. A otras empresas se les está pidiendo que revelen los riesgos por activos en desuso, o el potencial de que las reservas de combustibles fósiles queden inservibles. 

"El acuerdo de París ha modificado sustancialmente la manera en que las empresas piensan acerca de los riesgos financieros del cambio climático, sin embargo, muchas energéticas estadounidenses aún están inmóviles respecto a este mundo cambiante", remarca Lubber. 

Es incipiente, pero lo del JP Morgan es un avance, así como el de empresas europeas y estadounidenses que están apuntando hacia las energías renovables. En América Latina, Uruguay lidera esta visión, pero en la región aún hay mucho por recorrer.


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(Foto: Miningpress)