En las elecciones presidenciales del 2006, la coalición conservadora Unidad Nacional, cuya candidata presidencial era Lourdes Flores, resolvió contratar a la publicista colombiana Gloria Isabel Ramírez, conocida en su país como "Glorisa" y que por entonces ya llevaba 20 años asesorando a diversos candidatos a la presidencia de su país.
Se habló mucho de "Glorisa" en esa campaña electoral, en la que Lourdes lideraba cómodamente en todas las encuestas hasta que llegó marzo de aquel año. Luego, acusada de ser "candidata de los ricos" por Alan García, la lideresa del PPC empezó a descender en su intención de voto.
"Glorisa" no pudo hacer nada para evitar la derrota de Flores Nano, que se resignó a ver a García y Ollanta Humala disputando esa etapa decisiva.
Más allá de la derrota, llamó la atención la presencia de una asesora en marketing político en una campaña electoral como nunca antes. A partir de allí, se volverían imprescindibles en las campañas electorales peruanas.
EL REY MIDAS: LUIS FAVRE
La campaña electoral del 2011 llamó la atención por la presencia de un publicista en el entorno de Ollanta Humala: Luis Favre.
Nacido en Argentina en 1949 como Felipe Belisario Wermus, en su adolescencia militó en el trotskismo y tuvo que huir a Francia ante la persecución política en su país.
Allí, se cambió de nombre a Luis Favre y se enroló en la Cuarta Internacional (CI) y llegó a ser el encargado de supervisar la sección de Brasil. A mediados de la década de 1980, se estableció en aquel país, y poco después rompió con la CI, para acercarse al Partido de los Trabajadores (PT), de Lula da Silva.
En el PT llegó a ser secretario de Relaciones Internacionales, trabajando en paralelo como asesor en márketing político con el mismo Lula en sus campañas para presidente, y con la actual presidenta Dilma Rousseff. En medio de esa relaciones, el PT se vinculó con el Partido Nacionalista Peruano, luego de lo cual fue contratado como asesor de Ollanta Humala.
La estrategia de Favre dio resultados: de contar con entre 10 a 12% hasta finales de febrero del 2011, en marzo comenzó a crecer y el 10 de abril Humala terminó primero con 31% de los votos. En la segunda vuelta derrotó a Keiko Fujimori y llegó a Palacio.
Esa victoria le dio buena reputación a Favre, que comenzó a ser admirado por propios y extraños. Por ello, la entonces alcaldesa Susana Villarán, acorralada por el proceso de revocatoria de marzo del 2013, requirió de sus servicios. Finalmente, remontó las encuestas adversas, y el "NO" ganó con 51%, aunque Villarán perdió a casi todos sus regidores.
Ante esto, Favre respondió que "el objetivo era provocar elecciones generales para la alcaldía de Lima y han perdido, no lo lograron".
En las elecciones municipales y regionales del 2014, Favre asesoró a dos candidatos a los que ayudó a ganar, aunque no los mencionó en su cuenta de Twitter:
Con ese prestigio, para las elecciones del 2016 fue muy solicitado. Primero lo requirió Pedro Pablo Kuczynski; pero finalmente se fue a trabajar con César Acuña, con el que acaba de "romper palitos" la semana pasada.
LOS ASESORES DE AQUÍ Y ALLÁ
Luego de la renuncia de Favre, Acuña apostó por el español Ismael Crespo en su reemplazo. Keiko Fujimori contaría con el publicista francés Jacques Séguéla; Julio Guzmán trabaja con Jonathan Reynaga, quien dice que no cobra "un centavo", mientras que Alan García, pese al apoyo de Hugo Otero, no cuenta con un asesor oficial en marketing político.
En otros países de América Latina también se recurre a ellos, como en Argentina, donde el actual presidente Mauricio Macri tuvo como asesor en la campaña electoral del año pasado al publicista ecuatoriano Jaime Durán Barba.
En Venezuela es conocido Juan José Rendón, quien en 2011 estuvo cerca del actual alcalde de Lima, Luis Castañeda; y en Colombia ya son pioneros. Lo cierto es que el contar con un asesor político ya es una tendencia irreversible.
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