Cada vez que pensamos en la actual crisis migratoria que a la fecha está afectando sobremanera a la Unión Europea, nos vienen a la mente imágenes de campos de refugiados, niños ahogados en el mar, posiciones xenófobas, países que se niegan a abrir sus fronteras y una población que no sabe para donde ir cuando todos les cierran las puertas y hacen que las condiciones sean tan deplorables para ellos que se ven obligados a migrar hacia otro lugar. De un lado para otro, así andan cientos de miles de sirios, iraquíes y afganos obligados a salir de sus hogares por una guerra que poco tiene que ver con ellos.

Ese es el caso por ejemplo de Dinamarca, un país que a pesar de tener virtudes tan destacables como ser la primera nación con menos corrupción del mundo, muestra una faceta egoísta cuando se trata de tender la mano. Y es que esta última semana el Gobierno aprobó una ley para confiscar los bienes de todos los refugiados que superen los 1.340 euros. Asimismo alargó el plazo para solicitar la reagrupación familiar de los acogidos. 

Pero si por un lado los estados ponen la traba, en muchas ocasiones son los mismos ciudadanos los que rechazan la presencia de los desplazados. Alemania por ejemplo, ya tiene varias decenas de registros de ataques a centros de refugiados por civiles conservadores que se niegan a compartir el espacio con ellos. Es así que los incendios y las agresiones por las redes sociales son pan de cada día en el país. 

Sin embargo, a pesar de este panorama sombrío que hace evidente el ángulo más desdeñable de la condición humana, hay también muestras de solidaridad tan impresionantes que nos hacen pensar que no todo está perdido.

Lesbos, un ejemplo de acogida

La isla de Lesbos, la tercera más grande de Grecia que tiene alrededor de cien mil habitantes y una superficie de 1.630 km², acoge diariamente a unos 3.500 refugiados aunque estos no tengan papeles para su entrada legal al país. 

Y es que esta localidad constituye una de las principales puertas de entrada a la Unión Europea para todos aquellos que escapan de las bombas y masacres de Oriente Medio. 

Además tiene el único centro de registros de Grecia, de los cinco previstos en el país, una entidad que se encarga de hacer la selección requerida por la Unión Europea entre los refugiados (con derecho de asilo) y los migrantes económicos (condenados legalmente a la expulsión).

Pero al margen de estas cuestiones burocráticas, los ciudadanos de Lesbos han sido propuestos para el próximo Nobel de la Paz. ¿La razón? pues miles de académicos y activistas consideran que los lesbios han actuado con tanta solidaridad para con los migrantes que son merecedores del reconocimiento. 

Un video difundido por Play Ground muestra una realidad que conmoverá a más de uno:

"... los pescadores ya no encuentran peces, sino seres humanos; los profesores ya no solo dan clases, sino que se pasan los días repartiendo comida, y las ancianas ya no acunan a sus nietos, sino a niños ajenos llegados de lejos...".

Y es que según el video, miles de ciudadanos anónimos de la isla han convertido su ciudad en un gran centro de acogida para todos los afectados por la actual situación de Siria e Irak, la presencia del grupo terrorista Estado Islámico y la correspondiente ofensiva estadounidense, rusa y siria. 

Pero a pesar de esta elogiable actitud hacia el problema, la Comisión Europea criticó a la 'negligente' vigilancia fronteriza de las autoridades griegas y el deficiente registro de extranjeros. Entonces cabe preguntarnos ¿Qué postura deberían de tener los lesbios cuando ven una endeble lancha casi hundirse en el Egeo con una decena de niños y adultos? ¿Los deberían dejar morir en el mar para no infringir las normas de migración? ¿Qué dice ahora la Comisión Europea de Aylan Kurdi? Al parecer, por sus recientes declaraciones, ellos hubieran preferido que pierda la vida antes de rescatarlo. 

Sin embargo, si los ciudadanos pueden hacer caso omiso a las advertencias de la instancia internacional, el gobierno sí tiene que presentar sus justificaciones y nuevas mejoras en su sistema de acogida. Es así que aseguraron que abrirán tres centros más en Samos, Leros y Quíos, los mismos que estarán hábiles en febrero o marzo, según el titular de Inmigración, Yanis Muzlalas. Pero cabe resaltar que a Leros y a Quíos solo han llegado unos cuantos barracones improvisados y vacíos. 

El Centro de Lesbos, que depende directamente del Ministerio de Inmigración griego, parece una fábrica industrial en hora punta a en todos los momentos del día. Y alrededor de él se aglomera una gran cantidad de puestos ambulantes de frutas, mantas térmicas, enchufes para cargar celulares y puntos de wifi completamente gratis. 

Asimismo en Moria, la localidad donde se ubica el centro, hay mucho tráfico de personas y familias. Es así que no es raro ver grupos de mujeres con sus niños sentados en las veredas quienes se quejan del intenso frío de la temporada. 

En ese sentido Vanguelis Kassos, el coordinador del centro que está dividido en dos secciones: una para los que tienen dificultades para adaptarse al lenguaje y otra para los demás, dijo:

“El centro de primera recepción y registro de Moria está operativo las 24 horas del día. Cualquier refugiado puede inscribirse a cualquier hora, para eso estamos 250 policías griegos y agentes de Frontex, incluidos traductores”.

Cabe resaltar que los sirios, palestinos, somalíes, yemeníes, sudaneses, irakíes y eritreos tienen automáticamente un permiso de estancia en Grecia de seis meses, los demás, uno de 30 días. Al término de este plazo, en teoría, deberían abandonar el país, sin embargo cuando las autoridades son cuestionadas por esta medida se encogen de hombros como diciendo que no se toma en cuenta. 

En enero, un mes que calculó unos 1.500 arribos, el trámite no superaba la media hora de duración, sin embargo en verano, cuando unas 10.000 personas desembarcan en la isla, el proceso podría demorar hasta tres meses. 

Pero en Moria todo está preparado para estas cortas estancias: barracones con ropa dispuesta para niños, comedores, duchas, un centro médico y decenas de miembros de organismos internacionales y ONG como Acnur, Médicos Sin Fronteras, Médicos del Mundo, entre otros. 

Y con respecto a las acusaciones de la Comisión Europea, Kassos explica que no tienen fundamento puesto que la policía sigue al pie de la letra el protocolo: examen de datos personales, toma electrónica de huellas digitales, fotografía y registro.

Además da cuenta de 20 escáneres conectados a la base de datos Eurodac y que la gran mayoría de los inmigrantes no piden asilo en el país a pesar de que hay una oficina dedicada a ello. Y es que ninguno se quiere quedar en Grecia pues todos apuntan a llegar a Suecia y Alemania, dos naciones que actualmente han fortalecido sus leyes en contra de la migración. 

(Con información de elpais.com y EFE)

(Foto de cabecera: thenation.com)