La captura de Joaquín Guzmán Loera, más conocido como el "Chapo", ya deja sentir sus efectos no solo en México, sino en América Latina e incluso Estados Unidos, en cuanto a la lucha contra el narcotráfico se refiere. Si bien es una buena noticia, en especial para el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, las implicancias futuras serán decisivas.
Luego de su última fuga de la prisión en julio del año pasado, la principal obsesión del régimen de Peña Nieto era volver a capturarlo, pues este hecho había representado una humillación para su gobierno, que además estaba golpeado por la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa en septiembre del 2015, lo que representó un escándalo nacional e internacional.
Apenas escapado de la cárcel, el "Chapo" se instaló en la zona denominada "El Triángulo de Oro", en el estado de Sinaloa, su lugar de nacimiento, donde en base a los apoyos feudales con que cuenta, además de las amenazas a quien lo delatara, parecía inexpugnable.
Sin embargo, en dos ocasiones, entre noviembre y diciembre, estuvo a punto de ser capturado. Con pocos escuderos que lo cuidaran, el "Chapo" resultó herido. Los servicios de inteligencia constataron esta información, y supieron que su captura era cuestión de tiempo.
En estas operaciones participaron los cuerpos de la Marina mexicana, con el respaldo militar de los Estados Unidos. En los últimos días, Guzmán huyó en su avioneta hasta su tierra. Finalmente, fue capturado en un enfrentamiento en el que murieron cinco individuos, que según las primeras informaciones serían parte de su equipo de sicarios.
Esta recaptura le da un respiro a Peña Nieto, quien ahora puede exhibir un logro; o en todo caso, una reivindicación. En un mensaje desde la casa de gobierno mexicana, acompañado de sus principales funcionarios, afirmó que "nuestras instituciones han demostrado que la ciudadanía puede confiar en ellas".
Pero ahora afronta otro desafío: decidir si el "Chapo" sea procesado en México, con el riesgo de una nueva fuga; o si lo extradita a los Estados Unidos. De hacer lo primero, se la estaría jugando; pero con lo segundo demostraría cierta debilidad y al mismo tiempo entraría en una contradicción con lo que afirmó en su último mensaje al pueblo mexicano.
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