Un nuevo escándalo de dopaje ha salpicado al deporte ruso con la descalificación de cuatro levantadores de peso, entre ellos, el campeón del mundo Alexéi Lovchev, quien defendió su limpieza y denunció una conspiración contra Rusia.
"Me encuentro en estado de shock. ¿De dónde puede haber aparecido en mi organismo algo prohibido? Mi objetivo son los Juegos Olímpicos, para lo que me preparé durante años. Observé de manera estricta el reglamento antidopaje", dijo Lovchev a medios locales.
La Federación Internacional de Halterofilia (FIH) anunció ayer la suspensión de Lovchev y de sus compatriotas Alexéi Kosov, Olga Zubova y Olga Afanaseva por dar positivo en un test realizado tras el Mundial disputado el mes pasado en Houston.
Precisamente, en ese torneo Lovchev, de 26 años, estableció un nuevo récord mundial que estaba en vigor desde hace más de una década y ganó el título en la categoría de más de 105 kilos.
El ministro de Deportes, Vitali Mutkó, dijo este viernes que defenderá al Lovchev, al que los médicos recomendaron consumir un fármaco para recuperarse de una lesión en los ligamentos.
"Lo apoyaremos por todos los medios. Es difícil saber si no se trata de ese fármaco o si la dosis no era la adecuada. Hemos solicitado toda la documentación", señaló con respecto a la hormona de crecimiento Ipamorelin citada por la FIH.
Mientras, Lovchev insistió en que "no piensa rendirse" y que se someterá a una prueba B para demostrar su inocencia, postura que respaldo también Mutkó.
"Al estudiar la lista de suspendidos provisionalmente como resultado del control antidopaje, creo que este es más un problema político. Todo esto se parece mucho a la continuación del espectáculo dirigido contra el deporte ruso", dijo el levantador.
Lovchev se refería al escándalo en el que se encuentra sumido desde hace meses el atletismo ruso, cuya federación ha sido suspendida por encubrir el dopaje y que podría dejar a los atletas rusos sin Juegos Olímpicos.
El presidente de la Federación Rusia de Halterofilia, Serguéi Sirtsov, aseguró hoy que su levantador nunca vio en su vida la sustancia citada por la FIH y que recibió permiso para inyectarse en la rodilla un calmante.
En la misma línea, el entrenador jefe ruso de halterofilia, David Riguert, descartó que Rusia pueda haber enviado atletas "dopados" al Mundial de Houston, pero advirtió que, como consecuencia del escándalo, Rusia podría ver reducido el número de levantadores en Río.
En caso de que se confirmara el positivo, Mutkó advirtió que el Ministerio recurriría a las fuerzas de seguridad para que tomen cartas en el asunto.
"No lo permitiremos. Tenemos nuestro propio procedimiento de responsabilidad administrativa. No podemos seguir así. Investigaremos y tomaremos medidas contra el presidente de la federación, el entrenador jefe", apuntó.
Mutkó recordó que el deportista "debe entender que uno debe responder por sus propios actos y si él no lo demuestra (que es inocente), el castigo será severo".
El presidente ruso, Vladímir Putin, encargó a Mutkó que tome todas las medidas necesarias para disipar las dudas sobre la limpieza del atletismo ruso, aunque aseguró que las sanciones internacionales deben estar individualizadas y no deben afectar a todo el equipo nacional.
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Texto de EFE y foto de cabecera de AP