"Sus documentales te conmueven y están muy bien realizados", escribió Rosalía Reyes, periodista mexicana radicada en Nueva York desde hace muchos años, cuando nos comentó sobre la muestra cinematográfica que realizó The New School sobre la obra de la cineasta y periodista peruana Delia Ackerman en el mes de noviembre. 

El penúltimo mes del año, para los peruanos, no ha sido de los mejores. A una campaña electoral poblada de insultos y demagogia, se suma la preocupación por una desaceleración económica que tardará en revertirse. Quizás por ello, los medios no replicaron la noticia de que una compatriota nuestra había arrancado aplausos en un ciudad que ha hecho del cine un aspecto gravitante de su historia. Pero no importa. Nunca es tarde para inflar el pecho.

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Como muchos, al terminar el colegio Ackerman tenía muchos intereses. Demasiada curiosidad parecía no caber en una sola persona que termina la adolescencia. Para no agobiarse más con la presión que significa escoger tu vocación, decidió ingresar a Comunicaciones en la Universidad de Lima.

"Quería estudiar un poco todo. Me gustaba la historia, la antropología, el cine, el periodismo, la biología... Pero con comunicaciones me di cuenta que tenía opción para seguir dudando. Empecé a trabajar casi desde que ingresé en la revista Caretas. Renuncié justo con mi última nota que fue sobre los neonazis porque escribirla fue muy tenso para mí". 

Pronto, sin embargo, se cansó de la ansiedad de la página en blanco y de los plazos de entrega y descubrió que la imagen y los sonidos les eran más familiares. Dos herramientas que se acoplaban mejor a su vocación para contar historias.

"César Hildebrandt leyó la nota sobre los neonazis  y me contrató. Él averiguó quien la había escrito [había firmado con seudónimo] . Con César me di cuenta de que la mezcla de sonidos, imágenes palabras, y no solo yo y la página en blanco era donde me sentía mas cómoda. Donde creía que necesitaba menos talento. Porque creo que estar tú solo frente a la hoja en blanco es muy difícil. Era muy doloroso. En cambio con la música y los elementos visuales me sentía cómoda. Entonces decidí irme a estudiar a Nueva York [a la Universidad de Columbia] y pensé que como conseguí una beca, debía estudiar periodismo porque ya era conocida en ese campo profesional, pero no era así . En realidad, pude haber estudiado otra cosa. Quise pasarme al departamento de cine pero no pude. Entonces llevé algunos cursos libres y me gradué en documentales".

Señor de Pachacámac (1993), su ópera prima, significó una de las primeros intentos por conocer, y mostrar en una pantalla grande, la conexión que existe entre el dios Pachacámac y el Señor de los Milagros. Este trabajo fue posible no solo gracias al ‘olfato’ de la cineasta; también le debe mucho a la amistad que mantuvo con el destacado antropólogo Fernando Fuenzalida ya fallecido hace algunos años. Ackerman agradece por haber mantenido una amistad con un hombre de vasta cultura. 

delia ackerman acompañada de luis galli

"Recién empezaba a interesarme en la mitología. Había vuelto de Nueva York y ahí empecé a ver la relación entre Pachacámac y el Señor de los Milagros. Comencé a investigar. Había una serie de cosas históricas que los vinculaban. Esto fue antes de libro de María Rostworowski [se refiere a Pachacámac y el Señor de los Milagros: una trayectoria milenaria publicado en 1992]. Simplemente me conecté con el colectivo intelectual que estaba ahí en el espacio".

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"Yo creo que el hacer documentales es contar un poco tu historia o las historias. Compartir conocimientos. Trasladar conocimientos de unos a otros. Y sobre todo develar lo que está ahí pero no lo vez. Como puede ser el guarango en el desierto que se está muriendo [como lo expresó en El Rey del Desierto se está muriendo]".

Y esa vocación por descubrir, para los peruanos, aspectos desconocidos de su historia y cultura es una constante en su filmografía, una marca de agua que se expresa en su preocupación por nuestra música popular -que supo trasmitir en Manos de Dios, una película dedicada al maestro del cajón peruano, Julio ‘Chocolate’ Algendones- o en su exploración de las conmovedoras memorias de los sobrevivientes judíos de la Segunda Guerra Mundial que se afincaron en el Perú (Volviendo la Luz). 

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"El documental impresiona sobre todo por la sobriedad con que está desarrollada esa desgarradora historia, presentando los testimonios de quienes tienen recuerdos personales o heredados del horror del Holocausto, y dejando que esos materiales hablen por sí solos sin subrayados truculentos e innecesarios".

Estas palabras pertenecen a Mario Vargas Llosa que hace cinco años emocionó a todo el Perú con la obtención del Premio Nobel de Literatura. Pero la escritura de esta carta, tiene un preámbulo anecdótico. El autor de Conversación en la Catedral le confesó a Maria de Medeiros (cantante y actriz portuguesa famosa por su papel de Fabienne en Pulp Fiction) que estaba muy interesado en ver el documental de su compatriota. Ambos estaban sentados en un sala de cine. Al escuchar esas palabras, la actriz portuguesa se hizo a un lado y la figura de Ackerman se dejó ver. "Mario te presento a Delia. Delia te presento a Mario". El vínculo se había generado. Lo que Vargas Llosa desconocía era que Di Mereidos y Ackerman era muy amigas. Sorpresas te da la vida como dice la canción.

El novelista no se equivoca cuando menciona que es muy difícil encontrar el tono adecuado para contar una historia (ya sea en la literatura o en el cine). Ackerman lo sabe pero antes de hacer esquemas previos, ella prefiere que el relato audiovisual vaya encontrando su propia voz.  

afiche de la retrospectiva de delia ackerman en nueva york

"En mi caso [los documentales] se van haciendo un poco solos. El material lo vas estudiando. Lo recibes y dices 'Ah esto funciona con esto, y esto con lo otro. Aquello está bien dicho. Cómo lo puedo poner aquí o allá'. En el caso de Benito Arévalo [protagonista de Medicina del perdón, un acercamiento a la Ayahuasca] es el maestro que va contando, él cuenta desde su corazón. Había mucho material y teníamos que elegir, pero quién mejor que el maestro diga lo que hace. También utilizamos fragmentos de las Tres mitades de Ino Oxo de César Calvo con quien éramos muy amigos. Nadie como César ha contado mejor qué es el ayahuasca. En el caso de los sobrevivientes del holocausto (Volviendo a la luz), mi idea era que sea una sola voz. Es decir, muchos pero juntos. No repito lo mismo si no que la historia continúa. Como si fuera la misma persona". 

APLAUSOS DESDE NUEVA YORK

El 13 y 14 de octubre la ciudad favorita de Woody Allen y Martin Scorsese pudo ser testigo de una retrospectiva de la cineasta nacional. El evento organizado por la universidad The New School. Los 'newyorkers' y visitantes ocasionales tuvieron la oportunidad de conocer diferentes trabajos de Ackerman y con ello compartir una mirada distinta de la cultura peruana. La directora sabe que estas oportunidades no se presentan todos los días. Ella lo sabe y se muestra agradecida. 

"[La muestra] estuvo fantástica. Fue a iniciativa de Luis Galli [destacado actor peruano que se desempeña como docente en The New School]. Él me invitó a tener dos días de retrospectiva. Asistieron muchas personas. Fueron muy fuertes las sesiones porque se proyectaron muchas películas, incluso para mí también porque pude darme cuenta de que tengo un 'corpus' bastante grande. Asistieron compañeros míos de Columbia. Otros llegaron por la misma universidad. Me preguntaron mucho sobre cómo fueron los procesos de los documentales".

LA FICHA

Delia Ackerman (Lima,1960). Estudió Comunicaciones en la Universidad de Lima. Posteriormente obtuvo su máster en Periodismo en la Universidad de Columbia en Nueva York (gracias a la beca Fullbright). Entre sus trabajos como documentalista independiente figuran: Señor de Pachacámac (1992), Voces del desierto (1998); Medicina del perdón (2001); Las Manos de Dios (2004); Volviendo a la luz (2008); y Madre Mar (2011).

[Todas las imágenes usadas en esta nota fueron proporcionadas por Delia Ackerman]

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