(LaMula.pe desde París) Energías renovables frente a combustibles fósiles. Suena muy bien, y no solamente en la COP21, ya viene desde antes y durante la COP20 de Lima tuvo protagonismo. Lo que se ha dicho aquí es que los países parte quieren que el 30% de sus energías sean renovables hacia el 2030. Ojo, tampoco es mucha ambición, pero es un avance.
En esta edición parisina se ha hablado mucho de la experiencia europea, pero también de lo que quiere América Latina: 100% de energías renovables en el 2050. Yolanda Kakabadse, presidenta de la WWF Internacional, dijo en un evento que el 40% de la energía que se produce en la región procede de combustibles fósiles, el 55% es hidroeléctrica y apenas el 5%, renovable. Esta cifra es criticada y evidencia que más allá de Uruguay, Brasil y Chile, la región aún está rezagada.
“Todavía tenemos pueblos a los que no llega la electricidad. Tenemos déficit sociales y seguimos insistiendo en invertir en fósiles. ¿Por qué no estamos haciendo más por la interconectividad, en ser buenos, vecinos en lugar de competir?”, reflexionó.
Por su parte, Pedro Gamio, exviceministro de Energía peruano, señala que no hay que gastar demasiados millones para conseguir energías renovables: “No tenemos que gastar el presupuesto nacional, solo tenemos que dejar competir a las empresas (energéticas). El Perú tiene 40% de sobreoferta eléctrica. Si abrimos el mercado, hacemos que el PBI crezca en uno o dos puntos, lo que sería fundamental para el país”.
En su opinión, "lo que falta es voluntad política, faltan leyes que promuevan el uso de energías limpias".
Retos de la integración energética latinoamericana
En la COP21 se ha analizado la importancia que tiene el unir esfuerzos de condiciones ambientales complementarias. Cuando llueve en Ecuador, o llueve en Colombia, no llueve en el Perú. La importancia que tiene como oportunidad para todos nuestros países tener una avenida ancha bidireccional que permita compartir el potencial tan rico de energías renovables y cómo eso aceleraría el pleno acceso de los casi 50 millones de seres humanos que no tienen energía eléctrica en su hogar en América Latina. Por otro lado, el concepto de resiliencia. Es decir, la posibilidad de ir hacia un crecimiento bajo en gases de efecto invernadero, a partir de la unión de nuestro potencial de energías renovables, llevado a un aprovechamiento pleno.
En efecto, habría que focalizar bien las energías; compartir conocimiento y, claro, energía.
Otro tema que se mencionó es cómo esa integración reduce vulnerabilidades, cómo evita depender de un producto. No podemos estar todos pendientes de un abastecimiento desde una zona cuando podemos tener capacidad de generación distribuida. Es decir, el riesgo se reduce. "La seguridad energética te lleva a seguridad alimentaria. Y encima, todos los productos que el Perú y América Latina exportan al mundo tendrían la certificación de una menor huella de carbono", dice Gamio a LaMula.pe.
También se habló de la bondad del viento y del agua, en el sentido que son complementarios, y atienden el momento de mayor demanda, y se produce el complemento en que cuando hay menos caudal del agua, el viento funciona más intensamente. Entonces, se soluciona el problema de que el viento solo atienda 12 horas al día. La mezcla del agua y el viento o sistemas híbridos o con otra energía renovable o geotermia, permite un abastecimiento de 24 horas al día.
¿Cuánto de energía renovable tenemos en el Perú y qué planes hay para el mediano o corto plazo?
Estamos haciendo pero todavía poco. Hace ya siete años sacamos adelante nuestra ley de energías renovables y gracias a eso tenemos tres parques eólicos: Talara, Cupisnique y Marcona. Pronto tendremos un parque eólico más en la misma zona de Marcona. Serán cuatro.
¿Cuándo?
El próximo año debe inaugurarse. Tenemos cinco parques solares ya en operación. Dos parques de bioenergía. Uno que aprovecha la basura de Lima en Huaycoloro y otro que aprovecha el bagazo de caña de azúcar en Paramonga. Pero no hemos pasado todavía del 5%. Estamos en 3.2% de oferta en energía renovable.
Incipiente todavía...
Incipiente todavía para todo lo que podemos hacer. Hay muchas regiones en el Perú que son autosostenibles. Lima sigue concentrando y el centro del Perú sigue concentrando toda la capacidad de generación. Necesitamos desarrollar los brazos y piernas del país para tener un desarrollo más equilibrado.
Esa es una decisión política...
Todo. Ya no hay razón técnica para no apostar por lo renovable. Ahora es decisión política.
Uruguay ha avanzado mucho en energías renovables
Uruguay, Chile, ahora Colombia. Todos los países están dándose cuenta de lo que ganan teniendo una matriz limpia y diversificando la oferta de energía. Nosotros tenemos un reto inmenso de transporte, donde castigamos a la gente con mucho tiempo con aire contaminado y con un maltrato innecesario, cuando con electricidad podríamos tener los sistemas de transporte más eficientes y limpios del mundo. Tenemos electricidad suficiente para hacer que el tren eléctrico no sea solo una línea sino hasta seis, para empezar, y Lima como capital del Perú muestre un perfil más amigable y sostenible en una actividad en la que todos salimos jalados: el transporte.
Si bien es una cuestión política, también juegan un papel importante las empresas del sector.
Si algo tenemos hoy como revelación, es que cada vez hay más empresas que adoptan la teoría del valor compartido. Porque una empresa que no se compromete con prácticas limpias y sostenibles es una firma sin futuro. Ya el ciudadano está cada vez más informado y sabe perfectamente quién trabaja de la mejor forma y por qué es importante comprar el producto que ayuda a uno a mantenerse sano y saludable.
Tenemos un porcentaje mínimo todavía en energías renovables, pero ¿cuál es la proyección? ¿Cuándo podríamos estar más avanzados?
La proyección es tener metas al 2050, empezando por metas al 2030. Yo creo que podemos ir ganando mayor participación de las energías renovables, hasta que llegue un momento en que América Latina tenga en mayoría una huella de energía renovable como factor fundamental de la producción de bienes y servicios. Todo está en América Latina para que ello se dé. Lo que nos falta es un esfuerzo mayor en reducir los subsidios a los combustibles fósiles y en educar más a nuestra gente, en una relación más amigable con la naturaleza. No debemos tirar la basura en cualquier parte.
La basura es riqueza energética, pero bien manejada, bien aprovechada. Si la arrojamos en cualquier parte es enfermedad. Tenemos que tener sistemas de transporte más eficientes. Tenemos que lograr construir, producir y vivir con un sentido de dominio tecnológico que demuestre que no botamos los recursos. No es posible que en el Perú usemos el agua solamente una vez y encima un tercio lo desperdiciemos y que no sea el agua limpia que quisiéramos tener, porque la población utiliza los ríos como botaderos públicos. Hay minería ilegal que también malogra los ríos. Hay un montón de actividades que considera al río como un lugar para abandonar desechos. No es posible que estemos en ese camino de deteriorar el aire, el agua, el suelo. Tenemos que acabar con ese informe tan preocupante de la Autoridad Nacional del Agua, que dice que el 50% del agua dulce del Perú está contaminada. Eso se va a revertir educando a la gente. El cambio viene de abajo hacia arriba.
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