El último fin de semana las redes sociales 'ardieron' al ver a una Gisela Valcárcel tan fiel al disfuerzo al que nos tiene acostumbrados, pedirle perdón a Kenji Fujimori, congresista e hijo del exdictador Alberto Fujimori.
Y claro, la reacción de todos aquellos que estamos cerca de las tres décadas para arriba fue automática: ¿quién es la señora Valcárcel para autodenominarse la vocera de muchos peruanos? ¿Quién es la conductora de televisión para considerar que debemos algunos bajar la cabeza frente a un 'político' que reivindica uno de los gobiernos más corruptos de nuestra historia?
Que a la doña le caiga bien Fujimori hijo, no podemos objetarlo. Pero si está dispuesta a compadecerlo por haber sido 'el hijo de un expresidente', que lo haga a título personal. Si le parece una crueldad que miles hagan notar el ridículo constante del señor Fujimori al dar opiniones y protagonizar debates de un nivel paupérrimo para el escenario político desde un escaño del primer poder del Estado, que lo haga a nombre propio. Si le parece abusivo que miles de peruanos deseen mejores representantes en el Congreso, que lo condene en un canal de televisión de señal abierta aclarando que se trata de su posición y no de la del resto.
El tema puede indignar y generar cierto grado de impotencia al ver cómo se le sigue dando tribuna a los herederos de un condenado por corrupción y violaciones a los derechos humanos que no están dispuestos a marcar distancia de lo que significó la dictadura de los noventa para el país.
Pero relájate, estimado mulero, y cuando sientas que no sabes qué hacer, recuerda el 26 de febrero de 1999, cuando la que hoy le pide perdón al hijo de un dictador se sentó en la misma salita del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) por la que desfilaron políticos y empresarios para extender la mano al hombre fuerte del fujimorismo: Vladimiro Montesinos.
¿Para qué fue Gisela Valcárcel al SIN? Simple, para que se impida la circulación del libro escrito por su exnovio Carlos Vidal. O sea que mientras miles de peruanos hubieran tenido que pasar por un engorroso proceso judicial para conseguir lo mismo, en este caso el hado padrino Montesinos lo resolvía en un instante. No prometía parar con el proceso, pero sí sacar los ejemplares de la calle y apoyarla para que salga 'gloriosa'.
"(...) la medida cautelar es evitar eso, ahora el proceso sigue, sigue el proceso pero, bueno, en todo ese proceso te vamos a dar todo el apoyo como decía ya José Francisco (Crousillat) para que salgas gloriosa".
¿Qué cosas, no?
Transcripción
El señor MONTESINOS TORRES.— Bien, felizmente. Aquí bastante mortificado como le decía a José Francisco por la infamia ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Terrible.
El señor MONTESINOS TORRES.— Que te están haciendo y de la cual nos solidarizamos contigo.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Hoy día, hace como dos horas, me ha llegado ya la notificación, el juez actuó con una celeridad que aplaudí y ha parado la publicación del ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Claro, o sea, ha salido la medida cautelar.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Exacto. Pero, bueno ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Claro, por eso yo lo decía con la cautelar hemos parado el tema de que eviten esta difusión del libro.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Igual ese es un tema que aquí ha tenido la gota que ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Que ha rebalsado.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Que ha rebalsado. En algunos instantes hablando con amigas mías me dicen: Gisela, la pasividad tuya ya no era para aplaudir, era para pegarte porque no has dicho nada ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Claro.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Creo que ha sido buenísimo hacerlo. Como hoy día en una entrevista en CPN, en Radio Programas; en CPN un 78% decía que (ininteligible), un 78%, 13 no sabía/no opinaba y el otro no sé qué cosa era, muy pocos.
El señor MONTESINOS TORRES.— Claro, es que en realidad, digamos, ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Es algo que le compete a todos.
El señor MONTESINOS TORRES.— Y evidentemente porque a nadie le gusta que le toquen la intimidad sea cierto o sea verdadero.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Claro.
El señor MONTESINOS TORRES.— La intimidad pertenece al ámbito propio de la persona, eso no tiene porqué ventilarse a nivel de la opinión pública, y más aún tratándose de hechos particulares, íntimos, que no tienen por qué ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Ha dolido más que sea una persona que en algún momento compartió conmigo, porque (ininteligible).
El señor MONTESINOS TORRES.— Bueno, pues, son las deslealtades que se encuentran en la vida ¿no?
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Yo siempre digo que esto es para que yo aprenda a observar personas. Pero, bueno, hay que vivirlo y está bien. Ya está. Lo que no voy a permitir es que ...
El señor MONTESINOS TORRES.— No, pero está bien que hayas tomado una determinación de hacer respetar tu posición de mujer, fundamentalmente de mujer; en segundo lugar, respetar tu dignidad; y, tercero, evitar de que un tipo venga y te maltrate ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Porque con ese concepto mañana venía una empleada de hace 5 años y decía: yo viví en la casa de la señora Gisela ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Viví esto y tanto ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Entonces voy a contar y contaba cualquier historia. Acá ya no es si es que es verdad o mentira ...
El señor MONTESINOS TORRES.— No, no, ya la gente, todo el mundo especula.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Dame el nombre para ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Así es, eso hay que frenar eso y además es un buen punto para que se vea que el libertinaje tiene límites.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Tiene.
El señor MONTESINOS TORRES.— Tiene sus límites y los límites que amparan el derecho a la intimidad, el derecho a la intimidad, a la privacidad de las personas y esencialmente a la tranquilidad, porque revelar la intimidad que le pertenece a uno, no le pertenece a la opinión pública.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Porque uno cierra su puerta para eso, uno no está en la calle.
El señor MONTESINOS TORRES.— Pero, naturalmente, y entonces en qué me amparo. Ahora, claro, la medida cautelar es evitar eso, ahora el proceso sigue, sigue el proceso pero, bueno, en todo ese proceso te vamos a dar todo el apoyo como decía ya José Francisco para que salgas gloriosa ...
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Muchas gracias.
El señor MONTESINOS TORRES.— De este embrollo (2) y ahora, claro, es una medida de carácter civil. Ahora, yo pienso que deberías irte inclusive a la parte de la difamación ...
La señora VALCÁRCEL Gisela.— Eso decían las personas en la radio, decían que por qué Gisela no se ha ido ...
El señor MONTESINOS TORRES.— Claro, si te vas a la denuncia penal por difamación, entonces, claro, no lo vas a meter a él en la cárcel pero vas a sentar un precedente de que el tipo es un difamador y va a quedar un precedente en que cualquier persona que se meta contigo ya sabe lo que le corresponde, lo que le toca.
O sea, una cosa es la medida cautelar, impedir la difusión del libro, de lo que yo me voy a encargar es como el juez ha sacado la cautelar y tú sabes que la única forma de que puedes controlar de que no se venda es a través de la policía, el juez emite una resolución, lo conmina a él; pero cómo tú garantizas que él no ponga en las librerías o que él no agarre y distribuya en forma privada y particular.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Claro.
El señor MONTESINOS TORRES.— Agarra y dice “ven a mi casa, anda a tal sitio” y entonces empieza a vender. Cómo impides tú. Entonces, el oficio se está mandando a la VII Región de la Policía para que haga una revisión en todas las librerías de Lima y donde vean el libro procedan a la incautación. Esto es fundamental, porque ya eso es una forma de que tú realmente te asegures de que no se haga la difusión.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Muchas gracias.
El señor MONTESINOS TORRES.— Inclusive, yo sería un poquito más radical de (ininteligible) y que se le requiera bajo apercibimiento de abrírsele instrucción por resistencia a la autoridad, de que se abstenga la difusión del libro a través de cualquier medio, sea librerías, kioskos, etcétera o en forma individual, y que de ser detectado, pues, ya se le haga efectivo el apercibimiento. Entonces, ponemos a una persona que lo chequee y cuando veamos el asunto le mandamos la filmación a la Corte, presentas como prueba, el juez hace efectivo el apercibimiento y ya es un problema de él con la justicia y no contigo.
La señora VALCÁRCEL, Gisela.— Claro.
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