"El miedo no puede gobernarnos". Esta parece ser la consigna de los parisinos tras los atentados del último viernes y que fueron perpetrados por el Estado Islámico. Ayer, los residentes de la capital francesa aprovecharon el sol para salir a las calles y tratar, en lo posible, de continuar su vida normal. Por supuesto, el ánimo no es el mejor. La alegría de vivir o visitar (en el caso de los turistas) una de las ciudades más hermosas del mundo ha sido opacada por el recuerdo de los 129 fallecidos a causa del fundamentalismo.
A pesar de ello, los parisinos salieron de sus casas y caminaron por las calles de la ciudad, muchas de ellas fuertemente resguardadas por la Policía y el Ejército. Algunos pasos terminaron en la conocida Catedral de Notre Dame: había que rezar por los caídos.
[Especial: Atentados en París]
Agustina Ordoqui, en un informe especial para Infobae, nos ofrece una descripción de París, que para muchos era impensable hace algunos años. Las cafeterías se mezcla con las armas:
"La presencia policial es fuerte. Es casi imposible hacer 100 metros sin cruzarse con un uniformado. A lo largo del Sena, se contraponen distintas postales: un grupo de diez agentes en la entrada de la estación del RER Saint Michel, un café con las mesas de afuera repletas; un patrullero que detiene a dos jóvenes negros en moto y varias parejas que caminan tomadas de la mano. En el aire, se nota que nadie ignora que hace pocas horas se produjo el ataque más mortífero de la historia reciente de Francia. Pero también se nota que es necesario volver a la normalidad, seguir adelante".
[Con información de Infobae]
[Fotos: Camila Naveira]
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