En 2003, durante la III Cumbre de las Américas realizada en Quebec, Canadá, el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez fue el único mandatario que se hizo un llamado de atención sobre las intenciones de las potencias mundiales sobre los países del sur con la promocionada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que pretendía extender el Tratado de Libre Comercio entre los países norteamericanos al resto de la región.

Un panorama que hizo confiar a George W. Bush (principal impulsor del acuerdo) y compañía que todo sería prácticamente cuestión de trámite durante el siguiente encuentro llevado a cabo dos años después en Argentina.

Efectivamente, el 4 de noviembre de 2005 Mar del Plata recibiría a la treintena de jefes de estado de los países americanos sin contar con que Chávez ya no llegaba solo con su oposición al ALCA, sino que contaba con el apoyo del Mercosur, grupo en el que también se incluía al país anfitrión del evento.

El resto de la historia es conocida: el ALCA no prosperó y Bush se quedó con las ganas de imponer una mención de reapertura de este en la declaración final. El mismo expresidente estadounidense se lo diría a su homólogo argentino, Néstor Kirchner: "Estoy un poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto".

El mismo Hugo Chávez lo había vaticinado horas antes de iniciar la Cumbre, cuando hizo acto de presencia durante la Cumbre de los Pueblos, realizada de manera paralela a la reunión oficial y en contra de esta. En el Estadio Mundialista de Mar del Plata, Chávez Frías pronunciaría ante miles de personas un discurso que ha pasado a la historia gracias a una frase que resume la reivindicación de los pueblos latinoamericanos sobre su soberanía económica: "¡ALCA, ALCA, al carajo!"

"Hemos venido aquí a caminar, marchar, saltar, cantar, a luchar. Pero entre tantas, cada uno de nosotros trajo una pala de enterrador. ¡Porque aquí en Mar del Plata está la tumba del ALCA! Vamos a decirlo: ALCA, ALCA, al carajo (...) Así como fracasó el Imperio Norteamericano en su intento de detener la Revolución Cubana, igual fracasará en su intento de detener la Revolución Bolivariana en Venezuela".

Años después, al morir Néstor Kirchner, Chávez lo recordaría precisamente como uno de los grandes artífices en aquella Cumbre, donde vencieron 'por cansancio' a los impulsores del ALCA.

Así como la visión de Fidel Castro luego de conversar con él tras la Cumbre de Quebec. "Fidel está loco", se dijo Chávez ante la seguridad del expresidente cubano de ir a por todas a frenar la extensión del tratado.

Y bueno, por si te quedaste con las ganas de oír más del discurso en el Estadio Mundialista (con Maradona incluido), aquí al completo: 


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