Luego de que el periodista Pedro Salinas -con la colaboración de Paola Ugaz- publicara el libro "Mitad monjes, mitad soldados", las denuncias de abuso físico, psicológico y sexual en el Sodalicio han cobrado mayor notoriedad, tanto en la opinión pública como en los medios de comunicación. 

Como consecuencia de este escándalo, el propio superior de los Sodalitium Christanae Vitae (SCV), Alessandro Moroni, condenó los abusos que miembros de la orden religiosas cometieron con jóvenes menores de edad (que hoy ya son adultos). Precisamente, algunos de los testimonios de las víctimas (treinta en total)  fueron recogidos por Salinas y Ugaz. 

No obstante, a pesar del revuelo mediático y de la indignación de la sociedad civil, existen algunos elementos que nos hacen sospechar que los abusos cometidos por miembros del Sodalicio quedarán impunes. 

1. Visitador del Vaticano no investigará a Figari

Aunque suene inverosímil, Fortunato Pablo Urcey, el visitador designado por el Vaticano para investigar las denuncias contra el Sodalicio, no investigará a Luis Fernando Figari, fundador de la citada sociedad de vida apostólica y acusado de abuso sexual. 

Más grave aún, Urcey, obispo prelado de Chota y secretario general de la Conferencia Episcopal del Perú, no se reunirá con las víctimas. Entonces, ¿cómo se puede se puede realizar una investigación adecuada si no se escucha a las dos partes involucradas? Más lamentable aún son las declaraciones de Chota -que inició sus labores como visitador en abril pasado- con respecto a la investigación de Salinas:

"Yo en realidad no he leído el libro, sé del autor, pero no tengo por qué evaluarlo, porque el autor en este momento ya no es miembro del Sodalicio y, por tanto, en ese terreno tampoco tengo que entrar". 

Agregó que su labor solo consiste en conversar con los actuales sodálites sobre los abusos denunciados. Para Salinas esta investigación oficial "es una farsa". 

El 'lavado de manos' del Luis Gaspar

El sacerdote Luis Gaspar, juez del Tribunal Ecleasiástico (del cual también forma parte el cardenal Juan Luis Cipriani), señaló a RPP que este órgano solo juzga causas diocesanas y que el Sodalicio, al ser una institución que depende directamente del Vaticano, está fuera de su jurisdicción y por este motivo remitió las denuncias a la Santa Sede. 

No obstante, esta explicación 'legalista' no convence a todos, en especial a una de las víctimas (cuyo testimonio fue recogido por Salinas y Ugaz) y que prefirió proteger su identidad bajo el nombre de Santiago. 

Esta persona publicó, en El Comercio, una carta abierta dirigida a Gaspar. En la misiva, Santiago señala que presentó personalmente su denuncia ante Gaspar y Victor Huapaya, presidente del Tribunal Eclesiástico, en el 2011. Luego de esa fecha no recibió ninguna comunicación sobre su caso. Menos aún, nunca se le informó que su caso debía ser visto en la Santa Sede. 

Santiago hace algunas preguntas que las autoridades eclesiásticas deberían respondar en la brevedad:

"Pero lo más insólito, lo que no tiene pies ni cabeza es que un juez no escuche a la otra parte. Es decir, a mí. ¿Qué tipo de investigación se puede llevar seriamente sin escucharme? ¿Cómo debo entender que la "Santa Sede ha intervenido" sin que yo haya sido, por lo menos, contactado y entrevistado". 

Cipriani contraataca y demanda a sus denunciantes

Daniel Vega Farías, presidente del Instituto de Defensa de los Derechos del Menor (IDDEREM),  presentó una denuncia, en la Fiscalía, contra Cipriani, Huapaya y Enrique Elías, procurador del Sodalicio, por los presuntos delitos de encubrimiento real y personal, obstrucción de la justicia, complicidad y omisión de denuncia "contra cuatro menores y otras posibles víctimas menores de edad" pertenecientes a dicha sociedad religiosa. Para IDDEREM, cuando el cardenal tomó conocimiento de los hechos (en el 2011) no dijo ni hizo nada.

Sin embargo, lejos de allanarse a la investigación, Cipriani ha respondido con una contrademanda. Así lo informó Gaspar, quien además minimizó la denuncia de IDDEREM y acusó a sus promotores 'de querer figurar'. En otras palabras, quiere atemorizar a quienes buscan indagar sobre las denuncias contra miembros del Sodalicio.

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