Un oficio del 15 de agosto de 1997, firmado por el entonces director regional de Salud de Piura, Luis Beingolea More, ordenaba convocar a pobladores de las Zonas de Desarrollo Integral de la Salud (Zonadis) -Catacaos, Piura, Castilla y Limón de Porcuya- a la 'Gran Campaña de Atención Integral', un proyecto de esterilizaciones masivas del gobierno de Alberto Fujimori.
"La Dirección Regional de Salud dentro de su estrategia de incrementar las coberturas de Planificación Familiar AQV, realizará mensualmente Grandes Campañas de Atención Integral AQV, con una meta de 150 pacientes cada uno (600 en total por las cuatro zonas de salud durante los cinco días de campaña)".
Las mujeres que lograran reclutar debían ser trasladadas al Centro de Salud de Santa Rosa, ubicado en la ciudad de Piura, para ser intervenidas quirúrgicamente al momento.
El mismo documento advertía que se debían cumplir una 'serie de actividades' para alcanzar el objetivo de una cierta cantidad de pacientes establecida por el Ministerio de Salud. Y la advertencia oficial no era sutil pues, si no cumplían la disposición, los médicos podían ser sancionados o despedidos:
"Deberá dar cumplimiento a la Gran Campaña bajo su directa responsabilidad".
Además del oficio mencionado, la dirección regional de Salud de Piura a cargo de Beingolea adjuntaba un anexo que establecía las 'Actividades a Desarrollar en la Campaña de Atención Integral (AQV, es decir la polémica Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria).
Y no se dejó nada a la imaginación: el documento era muy claro respecto al carácter de urgente y masivo que debían ser las esterilizaciones, hecho que los exministros de Salud del fujimorismo, como Eduardo Yong Motta, Marino Costa Bauer y Alejandro Aguinaga Recuenco, siempre negaron.
Incluso Keiko Fujimori insistió en la versión oficial del gobierno de su padre y culpó de las esterilizaciones forzadas a los médicos, pero la realidad era otra, de acuerdo con estos documentos oficiales que difundió La República este sábado.
Los requerimientos
Según lo mencionado en ambos oficios y los resultados que exigían, los Centros de Salud de Santa Rosa se veían en la obligación de operar desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, durante cinco días a la semana, a un promedio de 120 mujeres por jornada de trabajo (10 horas).
Todo esto implica que los médicos tuvieran que realizar nada menos que 12 intervenciones por hora.
Lo urgente del asunto explicaba por qué el Ministerio de Salud utilizó a todo el personal de salud de la región para labores de reclutamiento, con el fin de llegar a la meta de 600 mujeres esterilizadas en cinco días.
"Para la captación de pacientes deberá involucrarse al 100% de Personal de del Establecimiento: Médicos, Obstetrices, Enfermeras, Técnico de Enfermería, Administrativos, etc."
Aquí no queda lo macabro del asunto. Los organizadores de la 'campaña' de esterilizaciones tenían todos los flancos cubiertos para lograr sus objetivos: si no se alcanzaba la cantidad de pacientes, los captadores debían salir a buscarlas a sus propias casas:
"Elaborar y ejecutar un Plan de Barrido casa por casa para la captación efectiva de usuarias, previa sectorización y con responsabilidades definidas por cada personal del establecimiento (de salud)".
Una fuente corroboró lo registrado en los documentos. El médico Óscar Requena Ramírez, ex director y cirujano del Centro de Salud Santa Rosa, dijo que bajo su responsabilidad se realizaron las labores de la campaña 'Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria' por orden del gobierno fujimorista:
"Sí, operamos en Santa Rosa a todas las pacientes que nos traían de distintos centros de salud. Estos centros o postas de salud tenían una cuota obligatoria para que capten mujeres y traerlas a Santa Rosa. Prácticamente estábamos obligados los cirujanos a operar a estas pacientes. Muchas veces operábamos -no exagero-, 30 o 40 o 50 o 60 pacientes (por día)".
Asimismo dio detalles acerca de las lamentables condiciones en las que tuvieron que operar a las mujeres para cumplir con la cuota de Fujimori:
"La memoria es frágil, pero las pacientes llegaban a Santa Rosa, las operábamos, y al día siguiente igual las regresaban a su sitio (de origen). En algunas oportunidades nosotros hemos tenido que suspender las cirugías porque algunas mujeres presentaban riesgos al ser operadas. Podían morirse. Algunas tenían el riesgo operatorio muy alto".
Además explicó que cuando se daban este tipo de campañas que, al parecer no era la primera en Piura, los quirófanos tenían que ser implementados con tres mesas de intervenciones quirúrgicas para operar en paralelo y esterilizar, como mínimo, a 30 pacientes diariamente:
"La Dirección Regional de Salud de Piura imponía esas metas como una obligación. Muchas veces era un problema operar a tanta gente, pero era una política de Estado obligatoria. Era un exceso operar a tantas mujeres, definitivamente. El Centro de Salud Santa Rosa era pequeño".
Y ahí no quedaba todo puesto que para asegurarse de que las cuotas eran cumplidas, los establecimientos debían someterse a un proceso de verificación. El documento dice al respecto:
"Se verificará el trabajo de captación por cada Establecimiento de Salud por los Equipos de Supervisión de la Sub Región de Salud de Piura y Centro de Salud de Santa Rosa".
Dadas todas estas acciones, no se podía dejar de conocer la versión del doctor Luis Beingolea, quien a pesar de todo, alegó que solo cumplía mandatos superiores:
"Todo lo que yo he firmado eran órdenes del Ministerio de Salud, desde el más alto nivel. Todas eran directivas nacionales, todas las circulares, campañas con determinados números de AQV a realizarse. Era en ese momento una estrategia del Ministerio de Salud. Las solicitudes que nosotros hacíamos siempre eran por órdenes del máximo nivel".
Las versiones de trabajadores implicados
El doctor Rogelio Del Carmen Martino, ex anestesiólogo del Centro de Salud de Castilla, confirmó todo lo mencionado, al afirmar que en el 1997 el Ministerio de Salud ordenó captar pacientes para realizar esterilizaciones:
"Se ordenó que se comprometieran hasta los miembros del personal administrativo. Es decir, secretarias, personal de seguridad y limpieza. Que no nos digan ahora que no existieron excesos".
Asimismo, Arturo Seminario Cruz, ex cirujano del mismo centro, también corroboró la existencia de las vergonzosas campañas del fujimorismo:
"Cada Zona de Salud tenía que captar como mínimo 150 pacientes para esa campaña de 1997. Pero la realidad era mucho más que 150. Incluso se le daba dinero a la gente para que captara pacientes".
Por último, Hernando Cevallos Flores, médico del Centro de Salud de Castilla y presidente de la Federación Médica de Piura, añadió:
"La orden era que todo el personal sin distinción fuera de casa en casa para garantizar la Gran Campaña de AQV. Era demasiada gente captada para ser operada en un centro de salud tan pequeño como el de Santa Rosa. Fue una vergüenza".
(Foto de cabecera: tempusnoticias.com)
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