Hace cerca de un año, un hackeo masivo de los correos electrónicos de la productora de cine y televisión Sony reveló, entre otras cosas, que la superestrella Jennifer Lawrence había ganado casi un tercio menos que sus coprotagonistas hombres en la película American Hustle. Conocida tanto por sus papeles en grandes franquicias como Los juegos del hambre como por sus personajes complejos en las películas de David O. Russell, Lawrence es una de las actrices más 'rentables' de Hollywood –además de haber ganado el Oscar y sido nominada tres veces–, y su caso es un claro ejemplo de la importancia de discutir abiertamente la diferencia de pago entre hombres y mujeres.
Este lunes, Lawrence publicó en la revista virtual Lenny un ensayo en el que habla de su propia actitud ante el problema de la diferencia de pago y cómo no piensa aceptar más tratos injustos. Lo que pasa es que –como ella misma dice en el ensayo– no se trata de que ella necesite uno millones de dólares más, sino de poner en claro que el mismo trabajo y el mismo talento deben corresponder siempre al mismo salario.
Este es el texto completo publicado por Lawrence en Lenny:
"Cuando Lena [Dunham, que escribe consejos en la revista] me habló de Lenny, me emocioné. Emocionada de hablar con Lena, que yo creo que es un genio, y emocionada de empezar a pensar de qué quejarme (no es lo que ella me ofreció, solamente es lo que voy a hacer). Cuando se trata del tema del feminismo, me he mantenido más o menos al margen. No me gusta meterme en discusiones que parecen estar 'de moda'. Incluso soy la imbécil que no hizo nada por el reto del cubo de hielo –que estaba salvando vidas– porque empezó a parecer más una 'moda' que una causa. Debí haber escrito un cheque, pero me olvidé, ¿okay? No soy perfecta. Pero con mucha charla también viene el cambio, así que quiero ser honesta y abierta y, cruzando los dedos, no emputar a nadie.
"Es difícil para mí hablar de mi experiencia como mujer trabajadora porque puedo decir con seguridad que mis problemas no son exactamente con lo que uno se siente identificado. Cuando sucedió el hackeo de Sony y descubrí cuánto menos me estaban pagando que a los suertudos que tienen pene, no me molesté con Sony. Me molesté conmigo misma. Fallé como negociadora porque me rendí temprano. No quería seguir peleando por millones de dólares que, francamente, gracias a dos franquicias, no necesito. (Les dije que no se sentirían identificados, no me odien).
"Pero si soy honesta conmigo misma, mentiría si no dijese que hay un elemento de querer caer bien que influenció mi decisión de cerrar el trato sin una pelea real. No quería parecer 'difícil' o 'engreída'. En ese momento, esa parecía una idea razonable, hasta que vi los salarios en la internet y me di cuenta de que todos los hombres con los que trabajaba definitivamente no se preocupaban por ser 'difíciles' o 'engreídos'. Esto podría ser una cuestión de ser joven. Podría ser una cuestión de personalidad. Estoy segura de que son ambas cosas. Pero este es un elemento de mi personalidad contra el que he trabajado por años, y basada en estadísticas no creo ser la única mujer con este problema. ¿Estamos socialmente condicionadas a comportarnos de esta manera? Solo hemos podido votar durante qué, ¿90 años? Realmente estoy preguntando –mi teléfono está sobre la mesa y yo en el sillón, así que una calculadora está fuera de cuestión–. ¿Podría aun haber un hábito de tratar de expresar nuestras opiniones de cierta forma que no 'ofenda' o 'asuste' a los hombres?
"Hace unas semanas en el trabajo, abrí la boca y di mi opinión de una forma clara y sin huevadas; sin agresión, solo terminante. El hombre con el que estaba trabajando (de hecho, él estaba trabajando para mí) dijo: "¡Guau! ¡Aquí todos estamos en el mismo equipo!", como si le estuviese gritando. Estaba en shock, porque nada de lo que dije fue personal, ofensivo o, para ser honestos, incorrecto. Todo lo que oigo y veo todo el día son hombres dando su opinión, y yo doy la mía de exactamente la misma manera y pensarías que dije algo ofensivo.
"¡Ya me cansé de tratar de encontrar la forma 'adorable' de dar mi opinión y seguir cayendo bien! Que se joda eso. Yo no creo haber trabajado para ningún hombre a cargo que haya gastado tiempo contemplando qué ángulo debería usar para que se oiga su voz. Sencillamente se oye. Jeremy Renner, Christian Bale y Bradley Cooper [mis coprotagonistas de American Hustle] lucharon y consiguieron negociar tratos poderosos para sí mismos. En todo caso, estoy segura de que se los elogió por ser feroces y tácticos, mientras yo me preocupaba por parecer una engreída y no recibir mi parte justa. Una vez más, esto podría no tener NADA que ver con mi vagina, pero descubrí no estar completamente equivocada cuando otro correo de Sony reveló a un productor refiriéndose a otra actriz principal en una negociación como una 'niña engreída'. Por alguna razón, no puedo imaginarme a alguien diciendo eso sobre un hombre."
[Vía Lenny.]
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