Un nuevo día de protestas marcadas por la violencia ha azotado la región de Guerrero en México antes de cumplirse el primer aniversario por la desaparición de los 43 normalistas en la ciudad Iguala. 

Y es que durante la mañana de ayer, un grupo de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa incendió un tráiler y se encaminó hacia Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero. En el trayecto, se manifestaron por uno de los casos de derechos humanos más polémicos del país azteca. 

Y la policía también estuvo presente puesto que para controlar a los manifestantes, casi medio centenar de efectivos estatales impidió el paso de los 12 autobuses que transportaban a los estudiantes. Es en este momento, en medio de la carretera que une a Tixtla con Chilpancingo, que se desató una batalla campal que duró una hora y terminó con cuatro policías secuestrados que fueron liberados momentos después. 

Y es que Pedro Almazán, secretario de Seguridad Pública del Estado, había pedido a los manifestantes que permitieran que la policía registrara sus vehículos. 

Los jóvenes se resistieron a aceptar la demanda y la tensión aumentó aún más. 

Es así que los efectivos comenzaron a usar gases lacrimógenos en contra de los estudiantes que respondieron con cócteles molotov y piedras. Y la violencia se exponenció.

Es más, uno de los implicados aseguró al diario Reforma que la policía golpeó a una de las madres de los desaparecidos de hace un año, lo que motivó a la turba a retener a cuatro agentes, dos de ellas mujeres. 

En ese instante los jóvenes retrocedieron e iniciaron su regreso a su centro de estudios con los cuatro policías secuestrados. Cuando arribaron a Tixtla, lugar donde se ubica la escuela, entregaron a los rehenes a los brigadistas de protección civil. Momentos después una ambulancia los llevó hasta un hospital de Chilpancingo para que atiendan sus golpes. 

Y más manifestaciones de violencia ocurrieron el lunes, cuando varios cientos de estudiantes destruyeron la sede de la Fiscalía para reclamar por los 43 desaparecidos. Rompieron lunas, computadoras, fotocopiadoras y arrasaron con todos los archiveros del recinto. 

No hubo resistencia puesto que el atentado coincidió con un paro laboral de casi 10 mil burócratas de Guerrero. 

Pero aquí no termina la tensión. Y es que mañana, Peña Nieto tiene planeado recibir en la residencia oficial de Los Pinos a los padres de los desaparecidos. Es de esperar que exijan explicaciones al Gobierno que, según ellos, permitió y hasta facilitó las acciones en contra de la vida de sus hijos. 

Asimismo, los estudiantes han programado una gran manifestación masiva en la ciudad de Iguala, el lugar de las tragedias y sitio donde el ejército tiene su 27 batallón. Es ante esta movilización que los residentes del pueblo temen por los actos de violencia que pueden volver a marcar esta trágica fecha en vez de usar el aniversario como una oportunidad para hacer memoria, reflexionar y no repetir los mismos errores. 

(Foto de cabecera: Efe)