El Tinkuy 2015 terminó hoy en medio de una feria de saberes, bajo un sol que nadie esperó para el mediodía. Este encuentro anual de estudiantes de sexto grado de primaria pertenecientes a pueblos indígenas y de comunidades indígenas y afroperuanas, tiene el objetivo de intercambiar, como señala el Ministerio de Educación, experiencias, conocimientos y cosmovisiones.
Con el cierre del evento, ha terminado también el viaje por Lima de los 148 niños involucrados, quienes tuvieron la oportunidad de compartir su visión del mundo, su trato, su lengua, sus cantos, los alimentos de su región, herramientas y las particularidades de sus comunidades. Hoy, en el campo de Marte, cada stand representativo de distintas comunidades, los visitantes apreciaron al Perú diverso, y en boca de los niños y niñas, por ejemplo, Harakbut, de la provincia del Manu.
[Ver: Estos niños ofrecerán una importante enseñanza sobre el cuidado de la naturaleza]
Esta experiencia valiosísima, por la cual no se le puede quitar crédito al actual gobierno, nace a través de una resolución del Ministerio de Educación (N° 590-2014), con la que se instituye el Encuentro Nacional Tinkuy como actividad de la modalidad de Educación Básica Regular. Sin embargo, como es ya sabido, cuando termina un periodo de gobierno, el siguiente a veces no suele proseguir con las buenas iniciativas del anterior mandato.

foto de @PeruEduca
Frente a un horizonte de incertidumbre generado por la calidad política e institucional de nuestro país, lo que han quedado son buenas experiencias: niños de distintas comunidades intercambiando saberes entre ellos mismos durante una semana, dialogando a su manera, también, con los que pudieron asistir a su feria; asimismo, el aprendizaje, en el trato y la convivencia, la multiculturalidad y plurilingüismo. Al respecto de esto último, lo que en esta feria de hoy se evidenció también es que el publico, los escolares o adultos, tienen sus particularidades.
Decimos esto porque no todo el público respondió igual ante un canto de un niña, o un baile oriundo ejecutado en conjunto, o ante las descripciones de una comunidad en el idioma original de la zona. Así cómo en algunos casos algunas personas no supieron ocultar bien su extrañamiento -ante las diferencias culturales-, e incluso (aunque no fue la norma) alguna forma sucinta de desinterés.
Algunos stands tuvieron que enfrentarse a preguntas, que al parecer de quien escribe, tenían cierto grado impertinencia, tipo ¿qué lugares turísticos tienen en su región? -muchos de esos niños venían de comunidades alejadas-, o preguntas ¿de dónde son ustedes? cuando había rótulos y afiches en cada cubículo que bien lo explicaba.

foto de @pilosofy
Sin embargo, esto no fue la regla, aunque esos hechos pueden conjeturar alguna idea sobre cómo ven algunos peruanos a las regiones del país -a través de preguntas sobre la comida o la vestimenta, por ejemplo-. Por otro lado, lo generalizado fue un espíritu de comprensión de la gente: atentos ante las historias de origen que contaban niñas y niños, ante la explicación de las particularidades de sus comunidades, y un buen trato que recibieron los chicos de parte del público. Muchos de estos niños de sexto de primaria mostraban a las 3 pm cierto cansancio, también ciertas ganas de jugar y conversar entre ellos, totalmente comprensible. Otra vez: un sol inusual que nunca detuvo su fuerte resolana.
En esta edición, los 148 niños nos enseñaron a respetar a la naturaleza, que es su sustento y también parte fundamental de su visión de vida. Nos enseñaron además a no ensuciar sus ríos ni sus cochas -me interpelaron "¿y tú cómo cuidas el agua?"-, a respetar a los apus que tutelan a sus comunidades, e intentaron otorgarnos más cercanía a su estilo de vida, también a sus problemas -por ejemplo la escasez de algunos peces debido a la contaminación en algunas zonas-.
Mañana los niños retornarán a sus comunidades.
Esperemos que esta experiencia se pueda repetir en el 2016. Y ello con el fin de garantizar la educación intercultural, según las características de cada zona, a modo de preservación cultural, como se lee en el artículo 17 de la Constitución Política del Perú.
Cerramos la nota con este recuerdo: un grupo de alumnos de un Colegio de Alto Rendimiento (COAR) escuchaban a un niño de un stand de una comunidad de Loreto. Mientras él explicaba la relación entre la naturaleza y su pueblo (el tema principal de esta edición), llegó el titular de esos estudiantes del COAR y les pidió a los chicos que estaban a su cargo que ya era hora de irse. Varias niñas del grupo voltearon y le hicieron un gesto amable con las manos de 'espera un rato': aún no termina de hablar, y siguieron escuchándolo. En un contexto intercultural, esto también era una lección.
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