Giovanni Ciccia termina de un trago lo que queda de su botella de agua mineral. Está sentado afuera del Estudio 2 de Monitor, en el que dirige los ensayos del segundo musical que tiene a su cargo. Es el mismo local en el que Laura Bozzo propició una imagen que se convirtió en ícono de la decadencia de la televisión peruana de los noventa: una mujer le lamía las axilas sudorosas a un extraño a cambio de dinero. Dieciséis años después, aquí, Ciccia prepara Avenida Larco, el primer musical de rock peruano, en el que retrata cómo era ser joven en aquella época.

Pero los noventa y, sobre todo, la juventud no solo fueron televisión. También fueron rock, amistad, amor y muchas cervezas en la calle. En el escenario, por ejemplo, están Fantasy (Mayra Goñi) y Andrés (Juan Carlos Rey de Castro), la chica de la periferia limeña y el miraflorino pituco, que se enamoran al son de una cumbia en una fiesta en El Agustino y se ponen a cantar "Suna", de Mar de Copas. Detrás suyo, unos veinte actores y actrices se emborrachan, coreografiados. Mientras sucede la fiesta, Ciccia dirige, tratando de ganarle con la voz a los amplificadores.

GOÑI Y REY DE CASTRO EN UN ENSAYO DE 'AVENIDA LARCO'
©RAÚL GARCÍA / LAMULA.PE

Avenida Larco es una comedia musical de formato más bien clásico, en la que los actores usan letras de canciones para expresarse. Una banda de rock acompaña toda la obra. Aunque la idea es que sea accesible para todo el mundo, lo cierto es que las entradas al musical no son baratas. Ciccia se justifica, pero para un espectáculo con unas treinta canciones en vivo y decenas de actores y bailarines en escena los ciento cinco soles que cuestan las entradas de Avenida Larco tampoco son caras.

“No nos demoraremos mucho, ¿no? Tengo un huevo de cosas que hacer”, dice mientras se acomoda en un banquito de plástico. Esta será la única vez que diga que está apurado durante toda la entrevista, aunque probablemente sienta que está perdiendo minutos de su ensayo. Faltan dos semanas para el estreno y la coreógrafa Vania Masías y el director musical Diego Dibós ensayan fragmentos de la obra con el elenco. Hasta nosotros solo llega el sonido opaco de alguna canción punk del repertorio de Avenida Larco.

Tondero Producciones ha reunido para la obra el dream team del musical peruano, conformado por Ciccia, Masías, Dibós y el dramaturgo Rasec Barragán. Barragán es el más joven de los cuatro, pero ha sido el encargado de hilar las casi treinta canciones seleccionadas en una historia adaptada en el año 1991. Su juventud le permite crear diálogos frescos que corresponden al espíritu inquieto de los personajes del musical: unos jóvenes limeños tratando de sobrevivir y convertirse en artistas en medio del caos de la violencia política, la dictadura de Fujimori y la corrupción de la televisión, más o menos la misma situación en la que Ciccia estaba en esa época.

¿Sientes que tu juventud se ve reflejada ahí?

©raúl garcía / lamula.pe

Absolutamente. En el 91 yo tenía 19 años, chupaba en la calle y me enfrentaba a cochebombas y a alguien que te decía que si te dedicas al arte te vas a morir de hambre, a un policía que me levantaba y me hacía dormir en la comisaría porque estaba chupando en la calle y no tenía papeles. Era sospechoso de todo. Avenida Larco es la historia de todos los que fuimos jóvenes en esa época, pero es también la historia de la humanidad, de los peruanos. Un chico de 17 años de hoy va a entender perfectamente la obra, porque ahora también sales a la calle y hay injusticias y dificultades, luchas por hacer tus sueños. Es lo mismo.

¿Cómo hacen para insertar el contexto histórico de la violencia sin sacrificar la ligereza de la comedia musical?

Como cualquier obra. Acuérdate de Hairspray, por ejemplo. Es una comedia musical que habla sobre la lucha racial en los Estados Unidos y el tema de los desadaptados: hay un travesti, hay un negro, una gorda. Es un tema duro dentro de una comedia musical. Lo mismo pasa aquí. Hemos tomado de base musicales como Grease, como Rock of Ages, que son musicales de rock que hablan sobre una época específica. Grease es una obra escrita a finales de los 70s sobre la generación de los 50s. Rock of Ages es una obra escrita en los 2000 sobre la generación de los 80s, con música de esa época. Avenida Larco es una obra escrita en 2015 sobre la generación de los 90s, con ese contexto.

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CICCIA, DIBÓS Y MASÍAS EN UN ENSAYO DE 'AVENIDA LARCO'
©RAÚL GARCÍA / LAMULA.PE

Desde que Ciccia tiene memoria, los musicales han sido un referente en su vida. En 1976, cuando tenía cinco años, lo llevaron a ver Aleluya, Aleluya, más conocido ahora como La novicia rebelde, en el Teatro Marsano. Desde entonces, las obras del Marsano decayeron en clichés y comedias para señoras. En su época de oro, sin embargo, las adaptaciones de los grandes musicales clásicos realizadas por Osvaldo Cattone y Regina Alcóver ahí llenaron la imaginación infantil de Ciccia y lo convirtieron en un coleccionista y amante de la música.

Más que esos musicales clásicos, en los que un elenco de actores dotados para el canto es acompañado por una big band de jazz, a Ciccia le gustan los musicales de rock, de estructura menos ortodoxa. Su primera obra como productor teatral, en 2001, fue El show de horror de Rocky, un musical inglés que no se parece en nada al musical clásico. Después, vino Hedwig y la pulgada furiosa (2005), La tiendita del horror (2014) y Jesucristo Superstar (2006) que, a pesar de tener un corte más clásico, es un musical hippie.

En Perú, Cattone y su compañía del Teatro Marsano montaron, en las décadas de 1970 y 1980, adaptaciones de los musicales clásicos estadounidenses y latinoamericanos. Ahora la mayor parte si no todos los musicales comerciales en Lima son también traducciones o adaptaciones de musicales extranjeros. No es el caso de Avenida Larco.

Ciccia ha estado pensando en hacer un musical de rock peruano desde hace algunos años, y Avenida Larco no es necesariamente el final de esa idea: “Tal vez otro día hagamos un musical con otras bandas que no encajaron en esta historia”, dice mientras enumera algunas de las bandas que no pudieron incluir esta vez. Las que sí se incluyeron son unas veinte, como Líbido, Amén, La Sarita, Leusemia (“es una de mis bandas favoritas, yo pondría todas sus canciones”) y Miki González.

Actúas, tienes una banda, diriges teatro. ¿Has pensado pasarte a la escritura de teatro o musicales?

©raúl garcía / lamula.pe

La única manera de que exista teatro es con dramaturgos, y la única manera de que los dramaturgos existan es editando sus obras, que es lo que hacen los concursos como Sala de Parto. Si quieres montar obras como director tienes que leer mucho teatro, pero vas a una librería y solo encuentras Hamlet. Eso es una mierda. En el cine, con un guión escrito todavía no hay película, el teatro tiene una ventaja ahí: es más posible hacer que el teatro sobreviva. Yo siempre escribo, pero me canso porque no tengo disciplina. Soy muy inquieto, hago muchas cosas y para escribir hay que dedicarse mucho.


Ciccia ha conseguido que su imagen pública sea esa. Desde su papel en la película No se lo digas a nadie, con el que acuñó la frase “universitarios de mierda, váyanse a la conchasumadre”, hasta el que interpretó en la serie Mi problema con las mujeres, donde nada le interesaba lo suficiente para terminarlo, pasando por la barba de cinco días que lo hace lucir como un músico entre giras, el actor se presenta a sí mismo como inquieto, indisciplinado, distraído. Pero si algo no le falta a Ciccia es dedicación: en los últimos 15 años, además de cuatro musicales, Ciccia ha participado como actor o director en unas 15 películas, 14 obras de teatro y diez programas de televisión. Además, gestiona su productora de teatro, Plan 9, está a punto de estrenar dos películas que protagoniza (Ella & Él y La hora azul) y en noviembre empieza la filmación de otro proyecto.

Por ahora, sin embargo, el foco de su atención está en el musical, y Ciccia empieza a moverse en su banquito, tratando de ver en la grabadora cuánto tiempo se ha tomado. Cuando terminamos, vuelve a entrar de inmediato al estudio, en el que todo el mundo parece tener alguna consulta para hacerle. ¿Está bien el volumen de la música? ¿Se escucha lo que los actores dicen? ¿No hay micros más cómodos?

Con Avenida Larco, Giovanni Ciccia vuelve a la sala de su infancia. Esta vez, para inaugurar un nuevo género de teatro musical.



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