Chadin II  es el nombre con el cual la empresa brasileña Odebrecht (investigada por corrupción en su país) bautizó a la megahidroeléctrica de 175 metros de altura que tiene proyectado construir en nuestro país (en la frontera de Cajamarca y Amazonas). Esta  obra inundará 32 kilómetros cuadrados de una superficie equivalente a diez veces el tamaño del Central Park (Nueva York). De llevarse a cabo este proyecto, miles de personas tendrían que abandonar sus hogares. El portal Ojo Público ha hecho reportaje sobre este tema.

Esta infraestructura energética recibió el visto del segundo gobierno aprista encabezado por Alan García, quien declaró a Chadin II, y a otros 19 proyectos, de interés nacional en abril del 2011 (a través de un decreto supremo), tres meses antes de dejar el poder. 

[Lee también: A Alan García y Marcelo Odebrecht los une más que un Cristo]

Lo sospechoso es que la norma -dada en el marco de una agenda gubernamental para priorizar la exportación de energía al Brasil-  se basó en estudios técnicos de hace más de 30 años (bastante extraño, ¿no?). Aunque, en honor a la verdad, la 'patadita final' para Chadin II fue dada por el gobierno de Ollanta Humala. Este -a través del Ministerio de Energía y Minas- otorgó la concesión definitiva a la compañía AC Energía (subsidiaria de Odebrecht en Lima). Además aprobó el Estudio de Impacto Ambiental.

UN PROYECTO POLÉMICO

La construcción de la megahidroeléctrica generarría un severo impacto ambiental. Y al parecer la empresa no ha tomado las previsiones del caso, según José Serra, ingeniero eléctrico experto en el tema, quen le dijo a Ojo Público que la empresa no ha contemplado un plan para la reubicación y adaptación de los desplazados con su nuevo entorno. Por lo demás, su presupuesto de manejo ambiental es insuficiente.

“Para este tema la empresa ha previsto 4,2 millones de dólares (0.25% de la inversión total), pero si hacemos un cálculo de acuerdo a la mejor práctica del Banco Mundial, la inversión socioambiental mínima que debería hacer es de 58 millones de dólares, es decir el 3,4% de la inversión total”, explicó.

Por su parte, Pedro Gamio, exviceministro de Energía, resaltó que insistir en la construcción de 20  hidroeléctricas en el Marañón no solo destruirá la cuenca; también afectará a cientos de familias. 

En tanto Socorro Quiroz, integrante Asociación por Defensa de la Vida, consideró que este proyecto no tiene licencia social: 

"Tienen la concesión, pero no la licencia social. Aquí la mayoría no quiere la represa y menos de la mano con una empresa que tiene la reputación por los suelos. La gente aquí no quiere vender sus tierras ni ser reubicados porque su subsistencia depende de estos territorios". 

 Odebrecht -consultada por Ojo Público-  defendió el proyecto y señaló que no todas las 1,000 familias viven en las zonas que serían afectadas. Añadió que la reubicación también incluye "distintas formas de compensación a los propietarios o posesionarios" (compra asistida o reasentamiento).

[Lee también: Empresas que construyeron Interoceánica pagaron "propinas" durante gobiernos de Toledo y García]

Según el portal periodístico, seis distritos (Chumuch, Cortegana, Celendín, Pisuquia, Ocumal y Cocabamba), localizados en tres provincias, (Celendín, Luya y Chachapoyas) serían afectados. 

El MARAÑÓN EN PELIGRO

Odebrecht tiene otros dos proyectos en el Marañón con Estudios de Impacto Ambiental en marcha: Río Grande I y II. No obstante, desde ya, se preveé que el embalse inundaría un área de 38 kilómetros cuadrados (superior a Chadin II) y desplazaría a 3.000 personas de la zona.

Sobre la viabilidad de los 20 proyectos de Odebrecht, la ONG International Rivers -a través de un estudio- señaló que los embalses inundarían el 80% Marañón. Asimismo, según reporte del Congreso, las comunidades nativas y campesinas en dicha cuenca representan el 27% de la superficie del área de influencia. 

OTROS PROYECTOS DE ODEBRECHT EN LA CUENCA AMAZÓNICA

-Chaglla (Huánuco). Este proyecto es financiada por el Banco Nacional de Desarrollo de Brasil.

-Concesión definitiva de Belo Horizonte (Compañía Energética del Centro que le compró a la minera Volcan en junio del año pasado).