Por ahora todas las miradas, particularmente las de Europa, están puestas sobre el desenlace que tendrá la decisión de la sociedad griega de rechazar las propuestas del Eurogrupo respecto a la deuda impaga. El futuro de la Unión Europea parece tambalear por este caso. Sin embargo, para el escritor, economista y columnista venezolano Moisés Naím, el verdadero riesgo para occidente, no solo europeo, se encuentra más al este, en la Rusia al mando de Vladimir Putin.
“Las fricciones con Grecia son esencialmente económicas, mientras que los problemas con Rusia emanan de profundas diferencias con respecto al significado y el valor de la democracia”, ha escrito en El Observador Global del diario El País, en una columna titulada No es Grecia, es Rusia.
Valga hacer el énfasis de que Naím contrapone a una Rusia que concibe la democracia como “una irritación que se puede burlar” y un Estados Unidos que la acoge como “un valor existencial”. Esta última afirmación totalmente cuestionable.
El apoyo cedido por Putin a grupos rebeldes en países como Ucrania o Georgia es muestra clara de las “expansionistas aventuras bélicas” de Rusia y de lo lejos que está la posibilidad de una “armonía” de ese país con occidente, señala el autor. Más aún cuando Rusia interpreta todas las revueltas ocurridas a su alrededor, como la primavera árabe, como una nueva fórmula de sus enemigos para atacarlos a ellos y no como demandas legítimas de sociedades cansadas de opresión. En esa línea, lo que exigiría Rusia, a través de distintos medios, es que se garantice que esas reacciones no ocurrirán para Putin.
“Las protestas suelen ser espontáneas, no tienen una organización jerárquica y no responden a una coordinación central. Muchas veces ni siquiera tienen líderes permanentes. En lo que Putin y su grupo no se equivocan es en temer que algún día millones de rusos hartos de ellos salgan a la calle a exigir un futuro distinto”, escribe Naím.
Sin embargo el economista venezolano parece obviar que antes de amenazas posibles, existen ya peligros en curso. Más si de democracia se trata. ¿No es el Estado Islámico una amenaza más real para el “significado y valor de la democracia”?
Naím señala que “las malas relaciones entre Europa y Rusia aún no han llegado al nivel de crisis que existe con Grecia”, pero mientras tanto ISIS no solo ha entablado “malas relaciones” sino un guerra descarnada que se extienden por cientos de millas con millones de personas a su cargo.
¿No es Rusia, es ISIS?