"No soy una amenaza, soy una garantía". Con esta frase, Pablo Sánchez Velarde respondió a la revista PODER sobre ciertos sectores políticos que lo pueden ver como una amenaza, debido a la 'limpieza' que inició en el Ministerio Público desde que asumió como fiscal de la Nación interino, en reemplazo del destituido Carlos Ramos Heredia.
Ahora, la Junta de Fiscales Supremo lo acaba de ratificar en el cargo. Y lo hizo por aclamación. Pocos generan ese nivel de consenso en una institución como el Ministerio Público, sumida en el desprestigio y dominada, hasta hace poco, por intereses subalternos.
El flamante fiscal de la Nación tiene solvencia académica y hasta ahora demostró independencia frente al poder político. Dos virtudes claves para recuperar la imagen y confianza en una institución fundamental para la lucha contra la corrupción, el crimen organizado y el narcotráfico. Tarea titánica la que tiene por delante Sánchez Velarde, quizá uno de los magistrados que mejor conoce los problemas de la fiscalía.
Aquí cuatro razones por la que su designación formal como titular del Ministerio Público es, a todas luces, una decisión acertada, no solo por su impecable trayectoria como magistrado, sino también porque permitirá continuar con los cambios que ya inició.
Auditoría administrativa
Fue una de las primeras medidas silenciosas que inició Pablo Sánchez, quien ordenó una investigación patrimonial de control interno a toda la parte administrativa del Ministerio Público, incluida el área de logística, donde se definen las compras y licitaciones. Ahí hay indicios claros de irregularidades. "Estamos esperando los resultados (de la auditoria)", dijo el flamante fiscal de la Nación.
Lucha contra la corrupción
Una de las medidas de Sánchez para empezar a recuperar la imagen de la institución ha sido el cambio de fiscales y coordinadores de áreas sensibles como la de Lavado de Activos. También se tomaron medidas para acabar con el uso y abuso de fiscales provisionales, que contribuyeron a que se den situaciones como la de Áncash, y se le dio apoyo logístico y funcional a magistrados que están haciendo un buen trabajo. "He pedido celeridad en los casos emblemáticos", dice Sánchez, pero admite que es un trabajo que toma su tiempo, porque hay que ir a las sedes y conversar con lo fiscales para conocer sus dificultades y problemas y, a partir de ahí, plantear soluciones.
Sanciones severas
También como parte de la lucha contra la corrupción, en este caso interna, Sánchez anunció que serán severos con los fiscales que no cumplan con los criterios mínimos en las investigaciones. Y solo con los casos importantes, o mediáticos, sino todos. "Una información reservada no puede trascender. Si el abogad defensor hace pública una diligencia privada, es sancionado por el Colegio de Abogados. Igual sucederá con los fiscales", adelanta.
Los retos
Como ya hemos señalado, la labor de Sánchez será complicada. Para recuperar la imagen y la confianza en el Ministerio Público, sabe que los fiscales no solo deben hacer un trabajo pulcro, eficaz y diligente en cuanto al aspecto penal, sino también en la prevención del delito, en temas ambientales, de familia y constitucionales, por ejemplo. Y hay un plan para ello, para modernizar el trabajo fiscal y la parte administrativa. "La fiscalía se debe acercar a la colectividad", dice el fiscal de la Nación, quien confía en que la correcta aplicación del nuevo Código Procesal Penal contribuir a ello.
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