Cincuenta años de edad. Tres décadas de carrera musical. Veinticuatro discos publicados. El compositor, cantante y músico autodidacta Mikel Erentxun, más conocido como el ex cantante de Duncan Dhu, no ha almorzado aún. Está agotado después de un vuelo de casi trece horas de avión que se conectaron inmediatamente con casi tres horas de entrevistas con distintos medios. “Es lo que toca, no me quejo”, dice mientras se soba los ojos.  

La historia detrás de su último disco, Corazones, ya es conocida. Hace dos años a Erentxun se le obstruyó una arteria en el corazón y tuvo que ser operado de urgencia. Apenas volvió a abrir los ojos supo que tenía el concepto de su siguiente disco: dieciséis canciones que dieran cuenta de esos días en el límite. Pero para los conciertos que dará en Lima, Arequipa y Cusco, ha alterado el concepto de su tour. En Perú, debido al poco alcance de sus últimos álbumes y la memoria ochentera que nos caracteriza, tiene más sentido hablar de sus treinta años de música para incluir sus temas de hace más de veinte años.

Fuera de España mantienes una relación particular con México y el Perú. ¿Por qué?

México es uno de mis mercados más importantes fuera de España. Es un país que he trabajado desde el año 85. Pero Perú es un mercado que cayó por accidente. Una vez me llamaron para tocar en la Feria del Hogar en el año 2000. Yo estaba en Estados Unidos y me pareció muy extraño que me llamaran de un país donde no había estado antes. Cuando vinimos hubo como 20 mil personas. De regreso a España le dije a la gente que no me iban a creer que había estado en Lima y que la gente sabía mis canciones. Desde entonces he marcado un vínculo muy importante con el Perú.

Has contado que haces un esfuerzo por dejar de lado las fórmulas musicales para escribir cada canción como si fuera la primera. ¿Es posible hacer eso después de tres décadas de carrera?

Es muy difícil. Ya he firmado más de 400 canciones entre Duncan Dhu y mis discos como solista. Pero intento escribir canciones que me emocionen. De hecho creo que escribo mejor ahora que entonces, sobre todo en cuanto a las letras. En el camino he perdido un poco de frescura y de inocencia pero he ganado en perspectiva y en madurez. La edad es algo fundamental, es algo que no se puede comprar, da un peso fundamental y ahora estoy encantado con la edad que tengo porque siento que canto y toco mejor que nunca.

¿Sentías eso antes?

No. Lo siento ahora, desde hace tres discos. Desde Detalle del miedo (2009) me empecé a sentir muy contento con mi edad. Hasta entonces era una especie de eterno Peter Pan que no quería envejecer. De pronto sentí que mi edad no correspondía con las cosas que decía y cómo me comportaba encima del escenario. Ahí hubo un disco fundamental que fue el disco en directo grabado en San Sebastián (Tres noches en el Victoria Eugenia, 2008) con el cual quise cerrar una etapa y empezar otra.

¿Hubo algún hecho en particular?

No. Quizá un agotamiento de moverme en un mercado mucho más mainstream y sonar en las radio fórmulas. Quería andar ya por caminos un poco más difíciles o más underground.

Que es por lo que se caracteriza tu último disco que es más casero.

Es un disco muy independiente que está grabado de una manera muy artesanal donde yo toco todos los instrumentos. Es un disco que va un poco a contracorriente.

¿Haber sido autodidacta y no saber siquiera leer música es una carencia que subsanar o es lo que te caracteriza?

Creo que es algo súper positivo. Los músicos de carrera han perdido el alma en el camino y muchas veces para hacer mis canciones, que son muy sencillas, no las viven como yo. En este disco he descubierto que me encanta cómo toco la batería, por ejemplo. Evidentemente soy el peor instrumentista con el que he trabajado, pero soy el que más me gusta. Es un auotodescubrimiento que me gustaría desarrollar más en futuros discos.

Comenzaste tocando en tu barrio, Amara, con una banda de rockabilly. ¿Qué aspectos de esa época sientes que mantienes hasta ahora?

Me sigue gustando mucho el rockabilly, Elvis Presley y toda la música americana de los años cincuenta y el look de las casacas de cuero. Mis influencias siguen siendo muy clásicas, quizá he añadido cosas más complejas de los sesenta y los setenta, pero la esencia de la sencillez y la energía que caracterizaba a los cincuenta se mantiene.

Cuando sacaste tu disco anterior, 24 golpes, decías que estabas un poco obsesionado con el paso del tiempo. ¿Dos años después, mantienes esa especie de paranoia?

Sí. De repente tuve mi deficiencia cardíaca y ahora ha cambiado mi perspectiva. Siento la necesidad de hacer todo lo que se pueda hacer ante la posibilidad de que no haya un mañana. Ahora exprimo mi vida mucho más y la vivo más intensamente. A partir de eso he podido sacar muchas cosas positivas como un buen disco, para empezar. Ahora llevo una vida mucho más sana y limpia. Creo que vivo mejor ahora. Valoro más las cosas cotidianas que no valoraba antes.

"ahora estoy encantado con mi edad que porque siento que canto y toco mejor que nunca".
Foto: Raúl García / lamula.pe

No te gusta abusar de las canciones de Duncan Dhu ahora. ¿Cómo haces para lidiar con eso?

En España es muy fácil porque no toco canciones de Duncan Dhu, pero cuando voy a México, Estados Unidos y Perú, la gente también quiere esos temas y hago máximo unos tres. En esta gira voy a hacer más porque estos conciertos se han vendido como un repaso de mi carrera. No es lo mismo, porque en Duncan Dhu somos dos y cuando hicimos una gira el año pasado fue muy emotivo. Pero cuando las toco yo solo es Mikel tocando canciones de Duncan Dhu.

¿No cansa tocar las mismas canciones durante tanto tiempo?

Cansa muchísimo. Lo que pasa es que a veces se compensa con la cara de felicidad de la gente cuando tocas En algún lugar, por ejemplo. A mí me da mucha pereza y disfruto tocando mucho más las canciones de mi nuevo disco. Pero soy consciente que cuando uno va al concierto de los Rolling Stones también quiere escuchar Satisfaction.

Dices que en México y Perú te exigen más las canciones de Duncan Dhu. ¿Cómo hacer para llegar a las nuevas generaciones con tu nueva música en estos países?

Es difícil cuando uno tiene mucho éxito en el pasado, sobre todo en Perú que es un país que tiene un cierto querer por los años ochenta. Todo lo contemporáneo para alguien de los ochenta es muy difícil.

POrtada del último disco, Corazones

¿Te interesa llegar a esas nuevas generaciones o serle fiel a ese público más seguro?

Uno tiene que ser fiel a sí mismo y mi cuerpo me pide apostar por el presente. No me gusta vivir de nostalgias ni pasados. Lo hago con cariño porque a la gente le gusta repasar mi pasado, pero yo quiero vivir mi presente. En España, ahora que estoy de gira, solo toco canciones de mi último disco. No soy un cantante de nostalgias, me gustaría que me juzguen por este último disco.

Es el trabajo número veinticuatro de tu carrera. ¿Por qué esa obsesión con sacar discos?

No es una obsesión, es una necesidad. Y no he sacado más porque la compañía de discos no me deja. La semana pasada he estado grabando cuatro canciones más y estoy sacando otras para un disco nuevo. Mi ritmo vital no lo puedo frenar.


Foto de portada: Raúl García / LaMula.pe
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