"Innumerables veces no hemos querido o sabido reconocer el rostro de un hombre desfigurado por el sufrimiento, por el embrutecimiento, por la enfermedad, la miseria, la marginación, las condiciones de vida; le hemos negado la dignidad a los 'desheredados'... pero esa falta de una calidad de vida aceptable, no nos da el derecho de considerarlos no humanos".
Con esta frase de Claudio Magris, en La Mirada Humana, la organización civil mexicana Documenta presentó uno de sus cortometrajes que retratan la historia de personas con discapacidad psicosocial que son recluidos en cárceles.
"La cárcel debería ser el último recurso, sobretodo para las personas con discapacidad. La inimputabilidad, en la mayoría de los casos, se traduce en la completa ausencia de garantías procesales dentro del proceso penal, por lo que las personas con discapacidad ni siquiera son oídas en juicio ni se les permite defenderse, pero sí las meten a prisión."
Estas son los testimonios de Víctor y Maritza, historias -lamentablemente- universales.
Víctor: "Esta enfermedad no nos impide tomar decisiones"
Nunca le había ocurrido antes. Luego del incidente, el juzgado declaró que tenía psicosis orgánica y síndrome esquizofreniforme, además de epilepsia según le diagnosticó luego un doctor.
"Inimputable", también acordaron los jueces. Es decir, Víctor era declarado como una persona que al cometer el delito no tenía la capacidad de querer o entender las consecuencias de sus actos, según la legislación mexicana.
Es por esa razón que pasó tres días esposado de pies y manos, mientras su tía declaraba en representación de él, hasta antes de ingresar por cinco años y seis meses al Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial, por cometer los delitos de lesiones y daño a la propiedad.
"¿De qué sirve estar ahí tantos años, si uno no se 'rehabilita'? La enfermedad sigue, mientras recibes un castigo".
Por casos como el de Víctor, la organización Documenta aboga a favor de alternativas a la prisión que permitan una reparación integral del daño; además de garantizar la plena participación de las personas con discapacidad psicosocial en todos los procedimientos judiciales.
"El hecho de que tengamos esta enfermedad no nos impide tomar decisiones sobre lo que queremos".
Documenta advierte que las personas con alguna discapacidad psicosocial se enfrentan repetidas veces al sistema de justicia penal, en los que -por la falta de ajustes necesarios- acaban en prisión.
Maritza: "Los mismos doctores los violan"
Muchas personas con discapacidad psicosocial enfrentan problemas de adicción a drogas o alcohol, así como entornos violentos, que combinados pueden devenir en la comisión de un delito, explica Documenta.
Un ejemplo es el hijo de Maritza, diagnosticado con 'retraso mental', quien -cuenta su madre- era encerrado para evitar que se drogue y robe.
Maritza debe internarse por un cuadro de depresión grave, según su psiquiatra. Sin embargo, ella no lo hará mientras no encuentre un lugar seguro para su hijo.
"Si mi hijo no tiene solución, no lo voy a dejar en un psiquiátrico. He ido a varios (...) y están horribles, los mismos enfermeros o enfermeras los violan, los mismos doctores. Entras y están todos los que ya perdieron la razón tirados en el suelo, drogados, babeados, meados, cagados. No puede quedarse mi hijo aquí".
Es más probable que una persona con discapacidad psicosocial afronte el sistema de justicia penal que la población general.
Documenta propone la construcción de servicios comunitarios, que posibiliten tratamientos y terapias para que identifiquen sus fortalezas, y hagan de su recuperación una posibilidad creíble y determinada por ellos mismos.
(Foto de portada: Documenta)
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