Una de las mejores formar artísticas para representar, dramatizar o revivir los sueños, es el cine. El séptimo arte ha construido los viajes más fantásticos que mediante los sueños hemos vivido. Sin lugar a dudas, hay películas muy representativa de estos pasajes, a los que muchas veces, nos solemos aferrar.
A continuación una lista, que no busca ser la definitiva, con las películas que te hacen sentirte como si estuvieras en un sueño.
1. The Taste of Tea (2004)
Se trata del relato de una niña acosada por su familia y por sus fantasías, lo que permite hacer contemplaciones acerca de la materia de la realidad desde un punto de vista infantil, pero no ingenuo. Se trata también de una invitación a no perder el asombro por lo real, constituido por la misma materia de los sueños.
2. Inland Empire (2006)
Como muchas películas de David Lynch, las interpretaciones de Inland Empire abundan, pues uno tiene que hacerse algunas preguntas después de pasar 3 horas entrando y saliendo de distintas convenciones de la realidad: la vida de una actriz de Hollywood, el remake de una mítica película polaca y la indeterminación acerca del punto de vista narrativo, que puede ser un dolor de cabeza si estás acostumbrado a las telenovelas. Ese misterio pop de Lynch caza muy bien con el tipo de historia que trata de contar: una donde ni el espectador ni el personaje saben muy bien de qué se trata, donde el personaje se vuelve espectador de su drama y el espectador se convierte en personaje de Lynch.
3. Finisterrae (2010)
Finisterrae es una película fuera de serie en más de un sentido. Se deja ver como una road movie mística lo mismo que como un ambicioso ejercicio de montaje y realización. El director, Sergio Caballero, se propuso primero rodar y capturar las imágenes para después darles sentido y añadir diálogos. Podemos pensar que, aquí, la postproducción y los efectos especiales son en realidad la inclusión de los diálogos que tienen los dos fantasmas que realizan la peregrinación del Camino de Santiago. Una lúdica reflexión sobre la vida a partir de su reverso: no la muerte sino la vida ausente dentro de la vida, la existencia parasitaria en el universo del otro.
4. Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004)
Una historia de amor del siglo XXI: las escenas más poderosas tienen lugar con los protagonistas lidiando con la eliminación de su propia memoria, en paisajes que reviven diferentes aspectos de su vida como si se tratara del legendario Bardo tibetano, el “lugar intermedio” a donde va el alma de los muertos mientras regresa a la Tierra. Ver la propia vida como un recuerdo ajeno y la incapacidad de controlar los propios afectos hacen de esta no solo un pequeño tratado sobre el trauma y la memoria, sino un recurso útil para los onironautas: aceptar la relación con nuestros imaginarios, miedos y prejuicios inconscientes nos pone un paso más cerca de verlos en su verdadera dimensión, en lugar de ser controlados por ellos.
5. Little Otik (2000)
Aquí como en otras relecturas de la tradición literaria (como la incomparable Insanity hizo respecto del Marqués de Sade), el relato parece escapar de los formatos racionales y tradicionales para desplegar su caótica potencia sobre los incautos protagonistas. Se trata de una pareja que quiere tener hijos, así que adoptan un tronco y lo crían como si fuera un bebé. El problema es que el tronco se convierte en un ser que devora todo a su paso. Una metáfora de la paternidad y una increíble relectura de algunos cuentos del folclor tradicional se dan cita en esta obra maestra.
6. La ciencia del sueño (2006)
Un joven diseñador mexicano tímido e introvertido, es hasta tal punto cautivo de sus propios sueños que a duras penas controla su imaginación, que amenaza con imponerse al mundo real. Su madre, que es francesa, le ofrece un trabajo y lo convence para que vuelva a París. Su decepción es grande cuando comprueba que se trata de un trabajo rutinario en una pequeña oficina que comparte con tres singulares compañeros, en especial el excéntrico Guy (Alain Chabat). Sin embargo, la decepción desaparece cuando conoce a su vecina Stephanie (Charlotte Gainsbourg) y a su amiga Zoe (Emma de Caunes).
7. La rosa púrpura del Cairo (1985)
Muchas películas de Woody Allen crean una narrativa surrealista a través de procedimientos parecidos a los sueños. Joyas como la no-tan-afamada Celebrity (1998) o la más reciente Midnight in Paris (2011) echan mano de la yuxtaposición de realidades que no son incompatibles en sí mismas, creando efectos alucinatorios tratados con humor. En La rosa púrpura del Cairo vemos la metáfora literalizada del deseo: el “hombre de tus sueños” no está dentro de las imágenes que te haces de él, pero tampoco fuera de ellas.
[Con info de PijamaSurf]
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