A partir de la publicación, en abril, de mi artículo sobre la Revista Wapa, la publicación para mujeres en línea del diario La República, en el que traté de demostrar, con ejemplos de su página, que Wapa reforzaba unos estereotipos dañinos sobre las mujeres, el amor y el género, tomé la decisión -por el bien de mi propia salud mental y hepática- de no leer más sus artículos.
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Hoy me vi forzada a reconsiderar esa decisión, cuando un amigo mío me pasó por chat un artículo infame, publicado hoy en Wapa, titulado “Nueve señales que te indican si tu esposo es gay”.
Lo que sigue al titular es exactamente tan malo como suena, reforzando estereotipos y tratando la posible homosexualidad como algo desagradable que debe ser expuesto. Como si fuera poco, impone sobre las relaciones heterosexuales en general una serie de estándares que se deben seguir para asegurarse de que no haya nada raro ni fuera de lugar.
- Analizando las afirmaciones
“1. Deseo sexual habitual. Para el hombre gay, el ritmo en que se tiene relaciones sexuales con su esposa es muy excesivo. Es decir, se queja hacer el amor dos veces a la semana y prefiere hacerlo sólo una vez al mes.”
Aun pasando por alto las aberraciones gramaticales (¿’muy excesivo’?), ambas afirmaciones de esta ‘señal’ son más bien sorprendentes: resulta que ‘el hombre gay’ no es feliz porque su esposa quiere tener sexo dos veces por semana, y él preferiría hacerlo una vez al mes.
Lo más extraordinario es que Wapa parece haber encontrado finalmente la respuesta a una pregunta que corroe a toda persona en una relación de largo plazo: ¿cuánto sexo es lo normal? Bueno, ya sabes: si tu esposo o pareja no quiere hacerlo dos veces por semana, sino una vez al mes, seguro es gay.
Las siguientes tres señales son extensiones de la primera, y mantienen la idea de que el hombre de una relación heterosexual es responsable por mantener la actividad sexual de la pareja:
“2. Disminución del sexo en los primeros meses del matrimonio. A pesar que ya no sientas tanto amor o romance entre ambos, el hombre siempre tendrá necesidad de tener relaciones sexuales a no ser que sea gay.”
“3. Falta de exigencia de tener sexo. Si tu esposo es gay, no te pedirá nunca tener relaciones sexuales, sino la mujer es la que está más interesada.”
“4. No le gusta hacer ciertas cosas en la intimidad. A los hombres gay les da repulsión tocar las partes íntimas de las mujeres o hacer sexo oral.”
En cuanto al número 2, se me ocurren miles de razones por las que un hombre no tenga “siempre” la “necesidad de tener relaciones sexuales”. Podría estar cansado. Podría haberse tomado unos tragos de más. Podría estar deprimido. Podría bastarle, sencillamente, tener menos sexo.
El número 3, por su parte, demuestra la misma ignorancia respecto al funcionamiento y la diversidad de las relaciones sexuales estables. Es posible que sea siempre la mujer quien toma la iniciativa para el sexo. Es posible que ninguno de los dos tenga ganas. Es posible que haya un problema de comunicación entre ellos.
En cuanto al punto 4, la ‘repulsión’ de algunos hombres heterosexuales por las vaginas (no por meter su pene en ellas, sino por tocarlas o acercar su cara), en mi experiencia, al menos, se debe más al egoísmo sexual que a una orientación oculta.
Pasamos ahora de la vida sexual a la social:
“5. Amistades del otro equipo. Conoce bien las amistades de tu esposo. Si hay amigos gay o se junta con gay, debes de aceptarlo como una señal.”
“6. Lugares de diversión gay. No es normal ir constantemente a bares y discotecas gay.”
Aquí es donde empiezo a sentirme mal por los hombres. Con razón les preocupa tanto que la gente piense que son gays, con razón tienen una tendencia tan marcada a hacer comentarios homofóbicos, con razón suelen rechazar toda expresión de cariño por sus amigos hombres. Wapa trata la amistad entre un hombre heterosexual y los hombres homosexuales como una situación de potencial contagio.
Y no para ahí, sino que sigue definiendo lo ‘normal’: ir a ‘bares gays’ (suponemos que con eso se refiere a locales especialmente dirigidos a personas homosexuales) “no es normal”. Así de simple. Me pregunto qué pasa con los hombres gays que van a bares ‘no-gays’... ¿también se convierten en heterosexuales?
“7. Preferencia por películas gay. Busca en su laptop o computadora qué películas mira o qué páginas porno baja.”
Más allá de la flagrante violación de la privacidad que las parejas suelen luchar por mantener, y de lo completamente fuera de contexto que está la expresión ‘qué páginas porno baja’ (¿quién baja porno, a estas alturas?), quizá sea verdad que encontrar pornografía gay en la computadora de tu pareja heterosexual sea un indicador de algo.
La verdad es que las posibilidades que se abren con un descubrimiento como ese son más que las que se cierran: quizá es bisexual, quizá tiene fantasías más interesantes de lo que creías, quizá se aburre en el dormitorio y esta es la oportunidad perfecta para hacer algo divertido.
“8. Actitud o comentario homofóbico. Si hace muchos comentarios homofóbicos de forma crítica, puede ser que sólo quiera despejar sospechas.”
O puede ser que sencillamente sea un idiota.
“9. Construcción del ego por hombres gay. A un hombre gay le gusta que le halaguen por su apariencia, look, zapatos, peinado, entre otros.”
Una vez más, los hombres heterosexuales tienen que cuidarse las espaldas. Para no parecer gay, no deberá aceptar un cumplido por su peinado, comprar zapatos bonitos, desarrollar un look personal.
Es verdad que una o varias de estas actitudes se pueden presentar en un hombre gay que finge ser heterosexual, pero no hay ninguna razón para que varias o todas no se atribuyan también a hombres heterosexuales.
- analizando las fuentes
El artículo de Wapa está basado en (es decir, parafraseado de) un artículo de 2010 de Univisión.com que, a su vez, está vagamente (es decir, supuestamente) basado en el libro The Other Side of the Closet, de Amity P. Buxton. El libro de Buxton relata la historia de la autora y su esposo, que salió del clóset después de 22 años de matrimonio.
Aunque su aproximación a la homosexualidad es algo anticuada y mantiene los estándares binarios del género y el sexo, los libros de Buxton parecen ser -según reseñas de Amazon y los artículos de Buxton en The Huffington Post- buenas guías para personas cuyos esposos o esposas salen del clóset.
Dado el activismo pro-LGBT de Buxton y su aparente entendimiento de cómo funcionan las relaciones y la experiencia por la que pasan las parejas que viven esa situación -basada en su propia experiencia con su ex esposo, de quien fue amiga hasta su muerte-, parece poco probable que su libro The Other Side of the Closet contenga una lista de ‘señales’ para identificar a un esposo gay.
El artículo de Univisión, escrito en 2010, dice que “el libro ofrece ciertos patrones de comportamiento que advirtieron las mujeres que ya pasaron por esto”, y pasa a hacer su lista. Una afirmación en particular, que Wapa repite en su versión parafraseada, es sospechosa: “El 70 por ciento de esos casos involucra a una mujer lesbiana que se casa con un hombre heterosexual para mantener las apariencias”.
En un artículo de Salon, escrito por una mujer cuyo esposo salió del clóset después de 10 años de relación, y que pertenece al grupo de apoyo fundado por Buxton, se afirma que, “según Buxton y otros”, lo más común es que mujeres heterosexuales se casen con hombres homosexuales.
Cada vez parece menos probable que la redactora de Univisión haya leído The Other Side of the Closet y, si lo leyó, que lo haya entendido. Es más que evidente que el o la redactora de Wapa -Wapa tiene la peculiar y sintomática política de no firmar sus artículos- no se ha tomado la molestia de corroborar la información del artículo de hace cinco años que ‘volteó’ hoy.
Lo peor es que no parece que Wapa tenga una postura homofóbica en general (el artículo de las nueve señales aparece rodeado de artículos como uno sobre las ciudades gay-friendly de Latinoamérica), sino que sencillamente las personas que escriben en la página no tienen idea de lo que están diciendo.
Y lo que están diciendo es parte de un discurso que mantiene a miles de personas bajo el peso del miedo y el prejuicio.
ACTUALIZACIÓN:
Dos horas después de la publicación de este post, la Revista Wapa bajó el artículo "Nueve señales que te indican si tu esposo es gay" y publicó en su Facebook el siguiente mensaje:
Ojalá lo digan en serio.
[Fotos del proyecto In the Dollhouse, de Dina Goldstein.]
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