Kasia y Asia son dos amigas que viven juntas y dirigen una pequeña empresa que se encarga de desalojar apartamentos cuando los dueños se mudan o mueren. Con la llegada de Piotr a sus vidas, Asia se verá atrapada en medio de un triángulo amoroso, cuando Piotr se enamore irremediablemente de ella y Kasia muestre sus verdaderos sentimientos hacia su amiga. La tensión se incrementa ya que ninguno de los dos está dispuesto a arriesgar su relación con Asia. 

Aleksandra Gowin y Ireneusz Grzyb nos presentan una comedia protagonizada por un trío muy distante del estereotipo anglosajón. Tanto en las características físicas de los actores, como en en sus personalidades y afanes.

Las directoras nos adentran en un mundo donde todos sufren de una imperfección amorosa- pero lo muestran de una manera sumamente divertida- ya vemos al inicio el siniestro abandono de la esposa de Piotr, Kasia cohibida de mostrar sus verdaderas intenciones con su mejor amiga, la madre de Piotr que en sus actos pide desgarradamente un poco de atención. Esta desazón amorosa reina durante toda la película como una segunda trama, no solo mediante los protagonistas, sino también con los clientes que cada vez tienen comisiones más retorcidas.

Little Crushes tiene pasajes que invitan al espectador a reflexionar sobre la igualdad del género, sin caer en una historia que cuente, explique o retrate la opción sexual que tengan los personajes. Un punto fuerte de la película, que no se detiene para justificar las orientaciones sexuales, si no simplemente existen, como debe ser. Es una comedia, y eso está clarísimo, no hace falta agregar alguna etiqueta más. Los personajes son lo que son, y muy reales, además de divertidos.

Pero Little Crushes no solo espera las risas, también apela a la melancolía y aflicción, que viene por grandes dosis mediante Kasia, que solo espera tener un trágico y definitivo final. Y en este punto es donde la película desprende repetitivamente el discurso del final como un nuevo comienzo. Ya lo vemos delineado en los cosas materiales, como el Opel rojo con el que trabajaban, los potes de Piotr, o más evidente, con las pertenencias que venden de los fallecidos. Pero también podemos observar este discurso en las relaciones personales, las fotos que Piotr mantiene de su ex esposa, la nuevas amistades que crecen durante el desarrollo de la película, la vecina anciana y hasta con su amiga bailarina de ballet.

Sin lugar a dudas, estamos ante una comedia ágil pero no tonta, entretenida pero con una carga sobre la amistad y las relaciones que no decepciona. Los finales, son solo un nuevo comienzo, Aleksandra e Ireneusz nos lo hacen saber por todos los medios, incluso hasta en la escena de los créditos.

Festival de Cine Al Este de Lima:

Miércoles 27 a las 17:30 – C.C. PUCP

Sábado 30 a las 17:30 – C.C. PUCP


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