“Puerta de salida” cuenta la historia de una joven pareja de la etnia romaní, Zaneta y David, padres de la pequeña Janicka. Sus esfuerzos por vivir una vida decente y digna chocan con la “trampa social romaní”, que incluye: racismo, prejuicios sociales, exclusión social y laboral, deudas y miserables condiciones de vida conectadas con el entorno, estilo de vida y valores tradicionales de su etnia. 

Una película que nos muestra una realidad europea sumamente similar a la peruana. La discriminación y el arrinconamiento del Estado cava más el vacío que sentimos al ver cómo la colonia de gitanos, en especial como la familia protagonista, no encuentra una solución a sus problemas económicos.

Y así el director, Petr Vaclav, entona una sinfonía de acontecimientos que traen abajo la vida de Zaneta y compañía. El estado los confisca, los observa, el sistema laboral los reprime y aísla, y todo confabula para que los gitanos caigan en el mal estereotipo que crean los medios de comunicación. Pero Zaneta siempre anda buscando una puerta de salida, como si Dios se la hubiese prometido.

Vaclav resume el traslado de los personajes para brindarle frescura a las escenas compartidas y así no caer en el drama extenso y monótono. Utiliza inteligentemente los diálogos, como si fuera oro, tal cual los manuales más antiguos de guión lo determinaron. Los intercambios de palabras están para envolvernos en la bravura del momento y para suavizarnos el próximo cambio de rumbo que tendrá nuestra protagonista, que no goza precisamente de una estabilidad física, menos la emocional.

La posición política de la dirección está palpable en los pocos diálogos que arremeten contra el Estado, sobre el que viven condenados los personajes. Vaclav no usa pinzas para poner palabras de melancolía, que solo buscan recordar un pasado comunista que sus personajes añoran.

Es interesante también cómo el director resume la justificación de las conductas de personajes en tan solo su aspecto, y el contexto inmediato en que nos lo presenta. Lo vemos con el padre de Zaneta, o los hermanos de David, que sin presentación alguna aparecen. Los detalles de la ropa y objetos que poseen nos cuentan más de su pasado que de su presente, ahorrando otra vez, diálogos forzosos.

Otro gran acierto de la dirección es mostrarnos ciertas conversaciones en un en un solo plano que contiene a los protagonistas, así la responsabilidad de sostener la escena recae sobre los actores más experimentados, que resuelven bien con los gestos mientras les corresponde escuchar y acentuar con la mirada.

Zaneta está condenada al constante movimiento, y es quizá la única de las mal atribuidas cualidades gitanas que posee. Irónicamente es lo que el mismo Estado la obliga a hacer, pues de quedarse en el mismo lugar, siempre terminaría siendo parte del mal camino del que tanto escapa.

Festival de Cine Al Este de Lima:

Miércoles 27 a las 21:30 – C.C. PUCP

Jueves 28 a las 17:30 – C.C. PUCP


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