No solo pasa en el Perú. La izquierda española también ha tenido problemas para unirse. Si hay algo en común entre Perú y España es la indignación de los ciudadanos con el modelo, ya sean derechos laborales, ambientales o indígenas, las movilizaciones por estas causas están activas en nuestro país. 

Sin embargo, como señaló el politólogo Eduardo Dargent en la Revista Poder, "no existe una casta política fácilmente discernible y que pueda politizarse como “el enemigo”. En el Perú actual, con las justas les conocemos las caras a los políticos". Y nos recuerda las preferencias políticas de los peruanos reflejada en el liderazgo en las encuestas de la derechista Keiko Fujimori, hija del exdictador. 

La entrevista que brindó el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al diario El Mundo sirve para entender lo que ocurre con la izquierda en España y que ellos también tienes diferencias ideológicas.

En la entrevista, Iglesias se refirió a la identificación ideológica de su partido. Cuando le preguntaron si se considerada socialdemócrata o comunista, dijo:

"Si a Marx y a Engels les hubieran preguntado qué son ustedes, hubieran dicho socialdemócratas. ¿Por qué no socialdemócratas? Igual que Bernstein, igual que Rosa Luxemburgo, igual que Vladimir Ilich".

 Ante la pregunta de si había en Podemos elementos del comunismo, explicó:

"Diría que no, porque el significado de las palabras es algo que siempre se ubica en términos históricos. El comunismo es algo que se entiende en el marco de lo que Eric Hobsbawn llamó «El breve siglo XX», entre la revolución bolchevique y la caída del muro de Berlín. El deber del Gobierno debe ser redistribuir. Ese espacio socialdemócrata lo hemos ocupado nosotros. Pero ideológicamente nos sentimos en un espacio más amplio. Ahora nos han dejado solos y hay básicamente dos opciones: los partidarios del totalitarismo de mercado y los defensores de que la democracia tiene que afectar también a la economía".

También le preguntaron si hubiera sido un bolchevique en la Rusia de 1917:

"Todos somos producto de nuestro contexto histórico. En la Rusia de 1917 me hubiera conformado con parecerme a John Reed y ser el periodista que escribiera "Diez días que estremecieron al mundo". [...] Me veo como un periodista extranjero escribiendo con simpatía de los acontecimientos de octubre".

Recordó el problema que tuvo Podemos con los militantes de Izquierda Capitalista, quienes no comparten del todo el discurso del partido:

"Tuvimos que tener una discusión política con ellos en el interior de Podemos y ganamos por mucho. Si compañeros de Izquierda Anticapitalista querían seguir trabajando con nosotros, tenían que disolver ese partido y así lo hicieron".

Le preguntaron si tenía miedo de una posible ruptura de la izquierda por diferencias ideológicas y respondió:

"Hay un nivel de satisfacción enorme con las nociones que hemos puesto encima de la mesa y lo he visto con la recepción de mis últimos artículos al explicar qué es la centralidad del tablero, por qué entendemos que la geografía izquierda-derecha no funciona; al explicar que ese estilo plebeyo que algunos han definido como populismo de izquierdas es clave para construir los elementos agregadores para que se produzca un cambio político. He recibido mucho entusiasmo por parte de nuestra gente. Muchos proceden de la izquierda, y dirían never again, nunca más volver a los errores del pasado, nunca más volver a esas etiquetas ideológicas que nos condenaban la subalternidad. Podemos es un instrumento de cambio para las mayorías, no un conjunto de etiquetas y de símbolos".

Dijo que quien cree en la pureza ideológica, no debería hacer política:

 "No creo en la pureza ideológica. Quien quiera ser puro ideológicamente que no haga política. La política implica mancharse, asumir contradicciones, trabajar con gente distinta a ti. La política es una cuestión que tiene que ver con cientos de miles, con millones de personas. La política de las decenas, la política de los centenares es trabajo de sectas. Eso no es política".

En España, el Grupo México (Southern Copper) también tiene un proyecto minero en Aznalcollar, pero este fue suspendido debido a irregularidades en el proceso de adjudicación. La presidenta de la Junta de Andalucía es Susana Díaz y a Iglesias le preguntaron sobre ella. Dijo:

"Le soy sincero: a mí me gustaría mucho que dijera que sí a nuestras tres propuestas, porque creo que es razonable que alguien que ha ganado las elecciones pueda formar gobierno y si dijera que sí a las tres, habríamos conseguido ser útiles. Ella sabe lo que tiene que hacer si quiere nuestra abstención".

Sobre el caso Aznalcollar, señaló:

"Nada ha cambiado sobre las tres condiciones. En todo caso, el auto es demoledor. La concesión se realizó sin el más mínimo rigor y lo sorprendente es que Díaz no la suspendiera nada más conocer el auto sino después de que se publicara".

Sobre las movilizaciones sociales y su partido, sostuvo:

"Nosotros nos incorporaríamos a las movilizaciones ciudadanas, que son un elemento constitutivo de la democracia. Que la gente se movilice está bien y eso forma parte de nuestra cultura política. Nosotros venimos de ahí, venimos de movilizarnos, y es posible que pudiéramos impulsar de manera muy activa una movilización, pero nuestro objetivo es intentar ganar las elecciones". 

Lee la entrevista completa aquí.

pabl iglesias entrevistado por casimiro garcía-abadillo  / fotos: José ayma / el mundo


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