La Comisión de Justicia del Congreso de la República debatió la iniciativa ciudadana que plantea la despenalización del aborto en casos de violación sexual. Y nos permitió comprobar que por parte de los miembros de este Legislativo no existe la mínima intención de avanzar en la lucha por el reconocimiento del derecho a la mujer a decidir sobre sus propios cuerpos.
Aunque se intentó enfatizar que no se usaría argumentos religiosos para justificar la oposición a la propuesta, lo cierto es que los parlamentarios se esforzaron en demostrar lo contrario, como la ultraconservadora Martha Chávez y Omar Chehade coincidiendo -sí, lo que leíste-, en que no se podía 'desideodologizar' ni 'descristianizar' el debate, sobre todo porque el 85% de este país es cristiano. Eso sin contar la postura del pepecista Juan Carlos Eguren, que días antes se había mostrado contrario al proyecto pese a que en su calidad de presidente de la Comisión debía mantener cierta neutralidad.
Las excepción, sin duda, fue la Congresista Verónika Mendoza, quien junto a Mauricio Mulder recordaron que esto se trata de un tema de salud pública en el que no debería intervenir -ni solapadamente-, las creencias particulares de los legisladores. Menos aún aceptar que se incluya la opinión desfavorable del Arzobispo Metropolitano de Arequipa, Javier Ríos del Alva, y, sin embargo, no solicitarla al Ministerio de la Mujer o a la Defensoría del Pueblo, quienes tienen más competencia en la materia.
Precisamente la actitud de Mendoza -algo así como un David contra Goliat, por ponernos 'bíblicamente acordes' al tono que se pretendió imponer en el debate-, nos recuerda la intervención de la asambleista (congresista) ecuatoriana Rosana Alvarado a mediados de 2012 en el hemiciclo de su país, cuando en el debate de la reforma del código penal se vio obligada a intervenir en referencia al punto que proponía la despenalización del aborto en casos de violación sexual ante la férrea oposición religiosa de algunos legisladores.
La intervención de Alvarado ha sido considerada como una de las más valientes en defensa del principio de laicidad de un estado.
"Yo nunca le he mandado a la Iglesia la lista de lo yo considero pecados, no le permito a la Iglesia que me mande la lista de sus leyes. Las leyes son una cuestión de los legisladores, el aborto es un tema de salud pública. La Constitución dice que la víctima no puede ser revictimizada (...) La ley no es una respuesta a los dogmas religiosos, quienes quieran vivir de moralinas y quienes quieran mantener actitudes pacatas con temas de salud pública, que se confiesen el domingo"
Lamentablemente, hasta hoy, en Ecuador solo se permite el aborto por violación cuando la víctima padece alguna discapacidad, ¿por qué?, por miedo a que el producto de la violación nazca con esta. Algo que estuvo a punto de cambiar en el 2013 cuando la Asamblea Nacional discutió posibles reformas a lo establecido en el código penal respecto al aborto. Finalmente, la asambleista oficialista Paola Pabón retiró la moción que planteaba la interrupción legal del embarazo por violación tras la amenaza de Rafael Correa de renunciar al cargo de presidente de la República si esta seguía adelante, llamando 'traidoras' a la revolución a Pabón, Alvarado y toda o todo aquel que las apoyara.
Pero entonces, mulero, te preguntarás ¿por qué el titulo de esta nota señala que esto es 'un ejemplo' para no cesar en la lucha por el derecho a decidir de las mujeres? La respuesta es simple: si bien Pabón decidió retirar su propuesta, fue firme en asegurar que lo hacía por no propiciar una ruptura al interior del Gobierno que sea aprovechada por la oposición para desestabilizar el proceso de cambio en el Ecuador. Pero, eso sí, defendiendo hasta el final su convencimiento de que se trata de un asunto justo que tarde o temprano debe darse, y aclarando a Correa que estaba equivocado al señalarlos como traidores a quienes defendían a las mujeres.
"Quiero decirle con la misma valentía con que ayer defendimos a las mujeres más de veinte compañeros de esta bancada, decirte, compañero Rafael Correa, que aquí no están los traidores (...) Nosotros somos los que defendemos los derechos de las mujeres, el matrimonio igualitario, el derecho de la naturaleza, esta izquierda, presidente, está contigo en la revolución ciudadana (...) Con el inmenso cariño que te tenemos, te decimos que esta vez te estás equivocando(...) Posiblemente, no me lastimen los abucheos de la oposición. Me lastima haber decepcionado a compañeros y compañeras que tienen el legítimo derecho de reclamar de esta Asamblea una posición distinta"
Por tanto el mensaje es claro. Se debe continuar insistiendo, en Ecuador, en Perú y en el resto de la región. Sean cuáles sean las razones de quienes se oponen, lo importante es mantener la postura de que se está persiguiendo algo justo. Y para eso necesitamos más Verónikas, más Paolas y más Rosanas.
"La maternidad forzada es un crimen de lesa humanidad, la mujer si no tiene derecho sobre su cuerpo, entonces sobre qué tiene derecho? Y ahí viene la famosa respuesta 'si la mujer tiene derecho sobre su cuerpo, pero no sobre el cuerpo del niño'. Entonces vamos a ver científicamente quién lo puede comprobar. El aborto no es el descuartizamiento de un niño, no es el asesinato ni el estrangulamiento de un feto. El ovulo fecundado no tiene los mismos derechos de una mujer. La mujer existe, es una persona con una historia, con responsabilidades, muchas veces jefas de hogar (...) De lo que hablamos es de despenalizar el aborto en casos de violación, no en casos generales y no es que el Código Penal vaya a obligar a la mujer a abortar. No. Las mujeres pueden decidir continuar con el embarazo, pero las otras, las que no quieren tener un hijo de un criminal, de un violador, esas no irán a la cárcel" - Rosana Alvarado en entrevista a ZonaLibre.
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