Para muchos, Ana Jara terminó siendo una víctima más del escándalo por el seguimiento y reglaje a personajes incómodos al régimen que realizó la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI).
Hoy entregó formalmente el cargo presidente del Consejo de Ministros a su sucesor, Pedro Cateriano, y sus declaraciones de despedida, tienen algunos mensajes para leer entre líneas.
"El costo político lo he pagado. A mí me censuraron supuestamente por este trabajo".
La exjefa del gabinete, quien dijo que se va con la frente en alto tras ocho meses en el cargo, alertó que el problema de fondo que generó la crisis sigue ahí, agazapado, aunque confía en que el brazo de la justicia alcance "a estos personajes oscuros que todavía permanecen en la DINI".
Pero sabemos que la justicia acá es casi una entelequia, por lo que este tema, como le pasó a ella, le podría explotar en la cara en su sucesor, Pedro Cateriano, quien tiene hasta el 2 de mayo para lograr el voto de confianza del Congreso.
En realidad, no hay nada que garantice que la DINI haya dejado de lado esas prácticas ilegales. Ni la salida de Jara o la llegada de Cateriano. Es más, una denuncia periodística reveló que hay exagentes del SIN de Vladimiro Montesinos trabajando actualmente en la DINI. Esta "facción montesinista" sería la responsable de las filtraciones internas para evitar reorganización, según la misma Jara.