Increíble. Esperábamos que la ministra de Cultura, Diana Álvarez Calderón, tuviera una postura crítica con respecto al borrado de los murales del Centro de Lima por pedido de la Municipalidad de Lima. Grande ha sido nuestra decepción al escuchar las declaraciones que hizo sobre el tema al canal del Estado.

Luego de escuchar a la ministra es necesario hacer unas aclaraciones. Lo primero es la confusión entre graffiti y mural. Aunque ambos sean parte del arte urbano no son lo mismo. El artista Decertor, en su pronunciamiento contra la política cultural de Castañeda, los explica lo así

"El arte urbano debe estar precisamente en el corazón de las ciudades, entre las calles y avenidas, donde la confrontación sea directa y esto mismo ocurre con el graffiti (no se puede escoger a dedo por un tercero donde hacerlo, se hace donde el autor decide) por ello las intenciones de legalización realmente no tienen sentido. al menos no para el graffiti, es distinto con el mural que necesita de horas y/o días de elaboración, por ello los predios escogidos son conversados".

Aclarado este punto, vayamos al término "marginal". En el mundo artístico es conocida la tendencia a establecer una 'jerarquía'. Así, un mural de la calle no tiene el mismo valor de una pintura que se exhibe en un museo. Pero eso no es todo. 'Marginal' también sería todo arte que no responde a los patrones hegemónicos culturales. En nuestro caso, la estética occidental. Así, un mural que recoge la multiculturalidad, la expresión e identidad popular, escapa a esos patrones.


MURAL EN EL JIRÓN LAMPA
FOTO: RAÚL GARCÍA PEREIRA/ LAMULA.PE

diablada: foto la república

Además, esta el tema de la duración. Para la ministra, los murales tiene una vida corta porque no tienen la misma relevancia que el arte más clásico representado, por ejemplo, en los paneles hechos por pintores renacentistas en la Capilla Sixtina. De esta manera, la integrante del gabinete Jara demuestra una visión elitista de la cultura. Y es más grave que forme parte de un gobierno que 'dice buscar la inclusión social'. Pues bien, el arte no puede ser enfocado como la expresión unigénita de un solo sector de la ciudadanía. El arte es heterogéneo como sus artífices y las personas que lo aprecian.

Por último, habría que recordarle a Álvarez Calderón que estos murales fueron pintados con la venia de la Municipalidad de Lima (durante la gestión de Villarán). En otras palabras, fue un acuerdo dentro de la legalidad con las autoridades respectivas y, claro está, con los dueños de las paredes. Como sucedió con ¡oh , sorpresa! la Capilla Sixtina. 

Y para terminar... el respectivo 'Meme':

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