El 31 de octubre de 2013, casi como si se tratase de una broma por el 'día de las brujas', nos estrellamos contra la pared al enterarnos que la presidenta del grupo de trabajo encargado de ver el tema de Derechos Humanos en la Comisión de Justicia del Congreso sería Martha Chávez. Es decir, una de las principales defensoras de un Gobierno que hizo de todo menos respetarlos.

La designación despertó la indignación de muchos peruanos, que no dudaron en salir a las calles a exigir que se designe a una persona más idónea para el cargo. Chávez se hizo la víctima y se aferró cínicamente al puesto hasta que días después el grupo fuera desactivado, luego que se buscara la manera de ratificarla en la presidencia de forma irregular.


Pues desde este miércoles, Chile se encuentra produciendo su propio remake de esta historia. La senadora ultraderechista Jacqueline Van Rysselberghe asumió como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, provocando una ola de repudio por parte de personalidades, organizaciones y defensores de las minorías sexuales, que consideran 'una burla' su designación.


¿Pero por qué oponerse a que esta política de 50 años presida esta Comisión? Pues porque por la mesa de esta tendrá que pasar todo proyecto de ley que haga referencia a la diversidad sexual y a los derechos de la mujer. Entonces, si a la cabeza de dicho grupo se encontrará alguien que se ha referido en más de una ocasión como enfermos a las personas LGTBI y que no está de acuerdo con el aborto ni así la gestación ponga en riesgo la vida de la madre, está más que claro que no avanzarán.

Pero como Van Rysselberghe no podía quedarse callada (a lo Chávez), dijo sentirse 'sorprendida por la intolerancia' mostrada por aquellos que se oponen a su designación solo porque 'piensa diferente'.

"Me llama tremendamente la atención y me sorprende, porque son justamente aquellos movimientos que piden tolerancia los que muestran una actitud absoluta y completamente intolerante, en relación a personas que legítimamente tienen el derecho a tener una opinión distinta a la de ellos" 

Pero, no pues. Aquí no se trata de que a la pobre Jacquie la estén discriminando por cómo piensa. No, eso discriminar es lo que ella ha hecho constantemente con las personas LGTBI al negarles derechos fundamentales. El primero: la libertad. La libertad de elegir con quien compartir su vida, la libertad de decidir si desean convertirse en padres, la libertad de las mujeres de decidir sobre sus cuerpos si son violadas y terminan siendo obligadas a llevar nueves meses el producto de esa violación. La libertad de vivir sus vidas sin tener que adecuarse a los parámetros que ella sí quiere imponer. ¿O acaso con la aprobación de la Unión Civil en Chile ella está obligada hoy a unirse a otra mujer? ¿Si se legaliza mañana el aborto, todas aquellas mujeres que no creen en él se verán obligadas a abortar? Entonces, ¿quién busca imponer a quién? ¿Quién es el intolerante?

Pero la reacción de los chilenos se vio reflejada en ese termómetro que en estos tiempos resultan las redes sociales. A que no saben cuál fue la principal tendencia en Twitter: #FueraJacqueline

Pero, ¿no estaremos exagerando? Al fin y al cabo, solo se trata de una homofóbica más que no se cansa de repetir el argumento de que un núcleo familiar formado por dos homosexuales es perjudicial para un niño. Eso sí, sin citar estudios viables, estadísticas certeras y tratando de ocultar la realidad en los 'núcleos heterosexuales', que terminan siendo mucho más escalofriantes de aquellos que trata como amenaza.

Pero ya, digamos que no todo es matrimonio igualitario, ni aborto legal. Quitando eso, ¿se podría poner en la presidencia de una Comisión de Derechos Humanos a quién está orgullosa de haber respaldado con su voto a la dictadura de Pinochet?. Es decir, ¿a la dictadura que violó los derechos humanos de 35 mil chilenos (solo por hablar de cifras oficiales), entre torturas, ejecuciones y desapariciones? 

"No me arrepiento. Uno tiene una forma de ver la vida de acuerdo a cómo te tocó vivirla. A los 18 años, lo que yo recordaba del gobierno de Allende eran las colas que nos tocaba hacer. Y lo que veía del gobierno de Pinochet era que nos iba a salvar de eso. No tenía ninguna razón para votar en contra"

Traducción: como a mí no me mataron ni torturaron, no me interesa si Don Augusto es un asesino o no. Yo lo que no quiero volver a hacer es una cola.

Ok, tenía dieciocho años, pero hoy con cincuenta MÍNIMO debería entender que no hay justificación par avalar de manera tan egoísta un regimen sangriento. ¿Dice que se arrepiente? Pues no.

En fin, que en manos de este tipo de personaje la Cámara de Senadores ha puesto los Derechos Humanos de todos los chilenos. Y nosotros que creíamos que ese tipo de mal chistes solo ocurrían en el Perú.

Tranquilos, vecinos, por estos lares tomó 12 días volver a la razón. Ustedes han demostrado ser más rápidos, así que mientras tanto solo vacilémonos juntos con esta del recuerdo:



Y aquí el caso de la Van Ryssel...berghe peruana:

Martha Chávez defenderá tus derechos humanos

VIDEO: Martha Chávez, tu cara me suena

Plantón contra la ratificación de Martha Chavez

¿Qué hace Martha Chávez en un grupo de Derechos Humanos?

#FueraMarthaChávez en imágenes

Desactivan grupo presidido por Chávez