Aunque quisiéramos pensar que el autoproclamado Estado Islámico es una especie de mal sueño bélico cuyo fanatismo religioso se desvanecerá más o menos tan rápido como surgió, lo cierto es que las huellas de ISIS en la historia humana empiezan a ser imborrables

No hablo aquí solo de las familias y los pueblos que se ven de pronto obligados a vivir bajo un régimen con una interpretación absurda de la Torá, sino para el conjunto histórico de la civilización que empezó justamente en las tierras que ocupa hoy el fanatismo islámico.

Una de las acciones favoritas de ISIS es la destrucción sistemática del patrimonio histórico de los lugares a los que llega. Esta destrucción sirve a un doble propósito: por un lado, es una provocación para la comunidad internacional, sino que les permite imponer una especie de vacío histórico en la población.

Así, en ausencia de cualquier otro tipo de cultura o argumentación, es más fácil hacer creer que tiene algún tipo de sentido lo que se está haciendo.

la semana pasada, isis destruyó la colección del museo de mosul

Así, la idea de que el Estado Islámico es lo único que existe y debe existir en las tierras de Siria, Irak, Líbano, Egipto, Libia, Afganistán y otros países con presencia de ISIS en algunas zonas de su territorio es más fácil de difundir habiendo destruido todo indicio de cultura anterior.

Esto se relaciona directamente con las acciones de los colonizadores españoles en América, que hicieron su mejor esfuerzo por no solo saquear, sino también arruinar toda manifestación arquitectónica que encontraban a su paso. Claro que, al no tener excavadoras ni palas mecánicas, los colonizadores no pudieron más que con la superficie de sus objetivos.

Este proceso, en ambos casos, es clave para la pulverización simbólica de la identidad local.

En Irak, ISIS ha procedido a meter excavadoras en dos de las ciudades más antiguas del mundo, es decir, de Mesopotamia. Paul Collins, de theconversation.com explica:

Aunque es una ciudad inmensamente antigua que data de 5500 a. C., Nimrud se desarrolló como centro imperial con el Rey Ashurnasirpal II, de 880 a. C. El resultado fue una ciudad amurallada de unos 3.5 km2, con una ciudadela interior prominente en la que se erigieron unos edificios administrativos y religiosos gigantescos. Estas estructuras incluían varios palacios de reyes asirios y templos.

una de las figuras de nimrud, en irak

Mientras Nimrud representa las glorias del imperio, Hatra refleja la empresa mercantil. La ciudad floreció en los primeros dos siglos de nuestra era como parte de una red comercial extensiva. ... Fue el centro de uno de los primeros reinos árabes de la región y sus paredes masivas resistieron ataques de los ejércitos de los emperadores romanos Trajano y Septimio Severo. Detrás de las ciudades que concilian la ciudad se construyeron gemas arquitectónicas, incluyendo varios templos espectaculares erigidos sobre una plataforma gigantesca. La fusión entre el arte y la arquitectura griegos y mesopotámicos convirtieron a Hatra en un lugar especialmente bello. Su importancia se reconoció en 1985, cuando Hatra fue designada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

patio interno de hatra, en irak

Con estas ciudades, se pierde una parte importante de la historia humana, y el avance de ISIS en otros países de África y Asia amenaza el patrimonio cultural de los pueblos mesopotámicos, persas y egipcios, que se precian de ser las civilizaciones más antiguas del planeta.



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