Hoy en su programa "Diálogos de fe" (pueden escucharlo aquí), el cardenal Juan Luis Cipriani se lanzó una vez más en lo que él considera su defensa de la familia, esta vez contra un enemigo insospechado: el whatsapp.
Cierto es que ya antes el prelado ha dicho lo que piensa sobre este aplicativo, y en general sobre las redes sociales: no le gustan. Pero esta vez, Cipriani ha atribuido directamente la responsabilidad del quiebre de muchas familias a la facilidad de comunicación que el Whasapp ofrece. Dice el arzobispo:
"Cuántas infidelidades, cuántos hogares se rompen por el Whatsapp. No es que yo sea un retrograda, pero alguien tiene que decir la verdad. Cuántas personas están en el Whatsapp fabricando la infidelidad. Encuentros equivocados con otra mujer con otro marido, todo a través de una red más o menos anónima".
Estoy seguro de que Cipriani está pensando en realidad en otras aplicaciones. Tinder quizás, o Grindr, o Cuddlr, o las varias más que hay. Pero no importa, no le vamos a pedir precisión en estas cosas, de las que debe saber poco. Y no se la vamos a pedir porque en realidad su tema es otro: "esta es la modernidad", dice también Monseñor, "pero es la modernidad a la que tenemos que responder". Y ya sabemos cómo responde él: pidiéndote que apagues tu celular, no vaya a ser que te incite al pecado.
En esto, Cipriani ciertamente se amolda a la lógica de todos los maridos/esposas/novios/novias/amigos/amantes celosos del mundo, para quienes el celular de la pareja es siempre objeto de sospecha y recelo, y también, con frecuencia, objeto de espionaje. Eso no sorprende. Pero es poco probable que se amolde a la realidad.
En todo caso, quedamos a la espera de que la cabeza de la iglesia católica peruana se pronuncie sobre las tarjetas de visita, las cartas escritas a mano, las números de teléfono anotados en servilletas, los telegramas y las señales de humo, y todos los demás medios de comunicación que las personas han usado (durante "la modernidad" y antes de ella, y —lo garantizo— luego de ella también) para liarse unas con otras.
¿En guerra contra la infidelidad? Whasapp o no whasapp, modernidad o no modernidad, enemigos no le van a faltar.
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