Esta exhibición reúne treinta años (1985 – 2015) de la prolífica producción del fotógrafo peruano Lorry Salcedo, e incluye también su trabajo como cineasta documental. La muestra incluye las series: Momias, Mutilados, Mitos, Retratos, Afro Perú, Filomeno, Afro Brasil y Desnudos. De su trabajo como documentalista podemos ver en la sala tres cortometrajes: Conversando con mi comadre Tila (2012); Roberto Guerra, a Life (2014) y Amazonas (2012).
El trabajo de Salcedo está intrínsecamente ligado a una visión latinoamericana del mundo, e incluso una muy peruana. Lo importante, sin embargo, son los puntos en que el fotógrafo logra rebasar estos preconceptos e impone una visión puramente personal de lo fotografiado.
La serie Momias, por ejemplo, parece remitir a ensayos de otros fotógrafos que retratan esculturas neoclásicas, dotándolas de nueva vida. Para Salcedo, estas momias parecen también estar vivas y comunicar tantas sutilezas como las que comunicaría cualquier transeúnte que nos cruzamos en nuestra rutina diaria. Forzada e innecesaria es la inclusión de títulos puramente descriptivos en estas imágenes; en vez de confrontar al espectador con las sutilezas que propone, más bien desvía la mirada hacia lo puramente anecdótico.
Las fotos de estudio buscan, desde su particularidad, la construcción de una contra-historia; el procesamiento del referente artístico e histórico que realiza el fotógrafo es una muestra de una sensibilidad tan depurada y tan bien dirigida a desmantelar el imperante discurso patriótico, de normativa sexual y estética, que pocos argumentos pueden sobreponérsele.
Salcedo no se detiene en un remedo de sus referentes (el guatemalteco Luis Gonzales Palma o, más cerca, la fotografía del peruano Javier Silva); claramente no se trata de la repetición de una fórmula, y si insistiéramos en verlo como tal, esta no es una que se agota. Salcedo es capaz de retomar el realismo mágico latinoamericano para proponer una mirada propia, auténtica, sincera. Alguien podría acusarlo de una suerte de orientalismo latinoamericano (en el sentido de Edward Said: 'persistentes y sutiles prejuicios eurocéntricos contra los pueblos árabes-islámicos y su cultura') o de construir una caricatura de lo que busca retratar. Sería un error: tanto técnica como conceptualmente las imágenes rebasan lo descriptivo, y esta inteligencia visual supera en su construcción de sentido a los puntos de partida con los que se amarra.
La superposición de temáticas y preocupaciones del trabajo de Salcedo termina por encontrar la cantidad correcta de cada detonante, para construir una fotografía contra-documental exquisitamente dosificada. Esto se vuelve evidente en la serie Filomeno, que registra la vida de un ciudadano afroperuano en El Carmen, Chincha. En ella la pretensión de una descolonización de la mirada alcanza su punto culminante, a través de su ingreso a una atemporalidad que solo el Arte con mayúsculas puede formular.
Por momentos parece un error del montaje el apilamiento de imágenes de cada serie. Muchas de las fotografías de Salcedo se sostienen solas y en esos casos, el formato de “serie” o ensayo puede desviar la mirada a entender el trabajo siempre ligado a su punto de partida. La contra-historia a la que parece adscribirse el trabajo de Salcedo exige también una contra-documentalidad que sólo puede producirse en un espacio fuera de lo narrativo.
Esta mirada descolonizada, insubordinada, que continuamente busca y reformula Salcedo es la que termina por rescatar una herencia silenciada y colocarla explícitamente dentro de la categoría estética que amerita. Una tarea nada despreciable, realizada con consistencia a lo largo de treinta años con una gracia y soltura inusitadas para el medio local.
[Imagen de portada: Filomeno y César / © Lorry Salcedo - Difusión]
Historias Iluminadas de Lorry Salcedo va hasta el 15 de marzo en la Galería ICPNA de Miraflores [Av. Angamos Oeste 120, Miraflores] de martes a domingo de 11:00 a.m. a 8:00 p.m. El ingreso es libre.
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